Capítulo 1

4 1 0
                                    

Todo en esta vida transcurre en un tiempo limitado y en completo silencio. Nadie es más que nadie, y cuando menos te lo esperas, todo se apaga justo antes de que las yemas de tus dedos se acaricien para empezar a contar los segundos. Observamos a lo lejos como lo que queremos conocer ya está escrito y firmado incluso antes de existir. Aparecemos con luz y terminamos a oscuras, de manera irreversible. Los colores en nuestra vida cambian de tonalidades, desde el más claro al más opaco, delimitando una cordillera formada únicamente por baches que no te dejan llegar a esa felicidad extrema, ese "happy ending" del que se habla tanto en los libros románticos como en los de autoayuda.

Quizás muchos de nosotros no estamos hechos para encontrar esa meta. Posiblemente nos quedemos en esa marca, en esos ligeros metros antes de cruzar la línea y gritar "lo conseguí" porque es así. Quizás estamos aquí, personificados, como una mota de polvo o un diente de león, que ni se aprecia ni se quiere apreciar, que pasa al lado nuestro, y quizás lo percibimos porque somos alérgicos. Posibles ciegos en busca de una felicidad que ni siquiera queremos encontrar porque creemos que no la merecemos y no lo intentemos.

Es un simple hecho. Parece ser como si todo hubiese sido creado para aquellas personas que han nacido en una familia acomodada y se pueden permitir cualquier clase de lujos, para aquellas personas en las que la sensibilidad ha pasado a un segundo plano y a costa de los demás. Los ricos, "los listos" como solía decir mi hermana. - Los listos, hermana, son aquellos que te miran por encima del hombro y tienen zapatos de marca.

Yo siempre había pensado que podía llegar a ello. A conseguirlo a pesar de estar en na corriente de agua que iba en dirección contraria al proceso, a la satisfacción social y a la felicidad eterna. Había pensando que podía llegar a ser ese tipo de personas, las cuales, consiguen sus propósitos y ahora se encuentran en los altos cargos de la pirámide social, aquellos que dan su vida por la investigación y enseñan al mundo que hay más formas de ver la vida y lo que nos rodea.

Pero no todo es lo que parece.

Me sentía como un pez que nadaba por mal camino y recorría ese río interminable en círculos. Sin inicio y sin final. Como un bicho raro, aquellos, definidos por la sociedad triunfante como personas asemejadas a un insecto que no hace nada, también llamadas "nini".

De pequeña cuando cerraba los ojos podía ver un universo completamente diferente del que se enseñaba hoy en día; en él, la felicidad estaba al alcance de todos, palabras tabú para gente como nosotros eran signos de devoción y pronunciación de una nueva era llena de esa éxtasis eterna que antes sonaba como un milagro extinto, una falacia, un mito. Pero cuando abría los ojos, las gamas de colores, esas tonalidades tan impresionantes que hacían que mis ojos se llenaran de lágrimas, en ese momento, lo estaban, pero de tristeza.

A cada paso que daba me sentía más menuda y más extinta, era como si bajo mis pies el suelo se hubiera ido abriendo y en un momento dado diría –es tu hora– y las personas a mi alrededor, vestidas de traje y vestidos de diseño, me mirarían como miraban a cualquier persona como yo, por encima del hombro.

Y no eran únicamente ellos, los adultos no eran ni el diez por ciento de los problemas que en mi vida se abarcaban. No siempre eran ellos los que insultaban, regañaban e ignoraban. El noventa por ciento de las veces que ocurría eran de chicos y chicas de mi misma edad, que inconscientemente pensaban que si no tenías dinero no eras una persona de fiar y que podías, en cualquier momento, robar y salirte con la tuya. Aunque lo último, debería ser al revés. Pues ellos siempre se salían con la suya.

Por eso vago entre mis pensamientos buscando ese instante en el que podría importarle a alguien, a una persona. No simplemente a la señora de la cafetería o a mi abuela, por mucho que la quiera.

El ideal del ser humano es amar y ser amado, ¿no? Pero, ¿era capaz de ocurrir? ¿Amar a una persona incondicionalmente a pesar de lo que es, de su sistema económico, de su físico y su personalidad? En este instante y sobretodo en esta época era una frase la cual podíamos catalogar como fuera de siglo. Porque así lo veía todo el mundo. Yo, por mi parte, sabiendo tan escasamente de ese tema, había observado por mucho tiempo como las parejas cambiaban de personalidad desde el inicio hasta el momento en el que rompían. Había llegado a la conclusión de que ellos no buscaban pareja, sino alguien con quien perder la virginidad y comenzar una lista interminable de líneas -es decir, personas- con las que tener relaciones sexuales para después de un tiempo, tener una enfermedad sexual como la gonorrea o incluso el vih que te podía llegar incluso a causar la muerte. Con ello, no especulo que el amor no puede ser de distintos géneros ni de distintas orientaciones ni de distintos números. Para mi todo el mundo era libre, todos menos yo.

 Para mi todo el mundo era libre, todos menos yo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Holaaa! Bienvenidos. Este tipo de capítulos donde la protagonista tiene un monólogo con ella misma será base de la historia. Así que espero que os gusten y os sintáis identificados 💐

Lo que (no) aprendimos del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora