Twenty-Two

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Estaba sentada a horcajadas sobre Chuck en su cama besándonos con sus manos por todo mi cuerpo. —Puedes dejarlos ahí abajo, por favor.— Escuché la voz de Serena haciéndome alejarme. —Serena ha vuelto.— Dije bajándome de él.

—Oh, genial.— Chuck dijo sin gracia y yo me reí saliendo de la habitación.

—¡Serena! Has vuelto.— Aplaudí al entrar a su habitación y Serena me abrazó.

—Estoy tan feliz de verte.— Dijo Serena y cuando me miró su rostro se tornó de confusión. —¿Qué estás haciendo aquí?— Ella miró por encima de mi hombro y su rostro se puso amargo. —Asqueroso. ¿Por qué pregunté?— Me di vuelta para ver a Chuck apoyado contra la puerta.

"¿Cómo estuvo España?" Pregunté mirando a Serena.

—Increíble. Perfecto.

—Estoy seguro de eso.— Chuck dijo caminando hacia la cama y sentándose. —Tú y Poppy bailando sobre mesas en Barcelona, tomando el sol desnudas en la Costa del Sol.

—Más bien yo, Poppy y su novio Gabriel en la costa. Uh, solo leí, comí y, ya sabes, nadé.— Serena se encogió de hombros y se metió la mano en los bolsillos.

—Así que tomaron el sol desnudos.— Chuck dijo y puse los ojos en blanco.

—Cállate.— Le dije.

—Oye, ¿está mi mamá por aquí?— Serena le preguntó a Chuck.

—No la he visto, pero he estado ocupado.— Chuck dijo levantándose tomando mi mano. —Algo a lo que me gustaría volver.

Mi teléfono empezó a sonar desde la habitación de Chuck. —Vuelvo enseguida.— Dije saliendo de la habitación dirigiéndome rápidamente hacia mi teléfono. Vi el nombre de Alanna y respondí. —Oye, ¿Cómo estuvieron los médicos?

—Bien. Todo está sano. Se lo diré a papá hoy, así que será divertido.— Alanna dijo y escuché un ruido que me hizo girar para ver a Chuck entrando a la habitación.

Aparté la mirada de él. —Todo va a estar bien. Escucha, me tengo que ir. Te amo.

—Yo también te amo y gracias por todo. Has estado genial durante todo esto.

Chuck me rodeó con sus brazos. —Por supuesto. Adiós.

—Adiós.

Colgué el teléfono y Chuck me acercó a él. —¿Quieres decirme de qué se trata?

—¿Por qué?— Pregunté dándome la vuelta para rodear su cuello con mis brazos. —Cuando podemos hacer algo mucho más divertido.

—Realmente crees que no me doy cuenta.— Chuck preguntó y lo miré confundida.

—¿Qué quieres decir?

—Las llamadas telefónicas misteriosas que has estado recibiendo. Pensé que contarnos cosas es parte de toda esta relación.

Suspiré y miré para ver la puerta abierta. —Okey.— Fui a cerrar y asegurar la puerta.

—No creas que voy a dejarte salir de esto sólo porque te quitaste toda la ropa.

Me di vuelta mirándolo. —No me voy a desnudar. Te lo voy a decir, pero ninguna otra alma puede saberlo.— Caminé hacia él y Chuck parecía un poco preocupado.

—¿Qué es?

—Alanna está embarazada.

Chuck hizo una pausa por un momento. —Ahora creo que ambos deberíamos mantenernos la ropa puesta.— Chuck sugirió y yo asentí. Mata el estado de ánimo.

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Terminé mi clase de yoga y regresé a casa y fui directamente a la cocina. Cogí una botella de agua de la nevera y puse un poco de pan en la tostadora. Escuché pasos y vi a papá entrar a la habitación. —Hola cariño.— Dijo y le sonreí.

—Hola papi. ¿Qué haces aquí?— Pregunté, tomando un trago de mi agua.

—Tengo algo para ti.— Dejó un papel frente a mí en el mostrador.

Lo miré. —¿Qué es esto?— Pregunté confundida.

—Es un acuerdo. Vas a hacer prácticas para mí este verano. Quiero saber qué tienes.

Sonreí. —¿En serio?

—Lena, la única razón por la que tenía dudas fue porque siempre tuviste tu corazón puesto en Harvard y en ser abogada. No quiero que nunca sientas que tienes que hacerte cargo del negocio para ser parte de esta familia. Lo sé. No es lo que Alanna y Sebastian quieren y lo acepté.

—¿Crees que puedo hacerlo?

El asintió. —Sé que puedes hacerlo.

—¡Gracias papá!— Lo abracé. —Sé que esto es lo que quiero.— Lo miré justo cuando apareció la tostada. —La mitad de la razón por la que quería ir a Harvard era para pelear con Blair y como ella ya no irá a Yale, ¿Cuál es el punto?.— Me encogí de hombros.

—Tienes ese lado competitivo de tu madre.

Hice una pausa por un momento con la cara seria. —¿Cuál?

—Muy graciosa.— Él asintió levemente y yo me reí.

—Estoy muy emocionada. ¡Voy a buscar un bolígrafo!— Grité saliendo corriendo de la cocina y encontrando uno en mi habitación en mi mesa de noche.

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Me acerqué a Blair después de recibir un mensaje de texto en el que estaba molesta. Serena ya estaba allí cuando llegué. Me acosté en la cama de Blair con la espalda contra la cabecera y Serena apoyó su cabeza en mi regazo de una manera que permitía a Blair recostarse sobre ella. —No puedo creer que haya vendido a Nate para ser la próximo Jackie O.— Dijo Blair.

—Sí, siempre te imaginé como la próxima Hillary.— Dije.

—Excepto que yo ganaría.— Blair dejó escapar un profundo suspiro. —¿Qué voy a hacer?

—No lo sé. Ya se te ocurrirá algo. Además, ¿Quién quiere estar en el comité juvenil del Whitney de todos modos?— Preguntó Serena.

—¿Crees que eso me importa? Blair levantó la cabeza mirando a Serena y mí. —Perdí a Nate. Merezco estar sola.— Blair hizo una pausa por un momento antes de mirar a Serena. —¿Y quién era ese bocadillo alto que estabas devorando afuera?

—¿Estabas devorando a alguien?— Pregunté mirando a Serena.

—Oh, uh, esa es una larga historia.— Serena dijo, sacudiendo la cabeza.

—¿Blair? Hay alguien abajo que quiere hablar contigo.— Eleanor gritó desde abajo.

—Fui bastante horrible con Cyrus esta mañana. Debería ir a disculparme.— Blair dijo levantándose y saliendo de la habitación.

Serena miró hacia el techo dejando escapar un profundo suspiro. —Estoy muy feliz de estar en casa.— Dijo Serena.

—Por supuesto que sí. No importa a dónde vayas. Este es tu hogar y nosotros somos tu familia.— Dije pasando mis dedos por su cabello.

—Creo que tienes razón.

—Siempre estoy en lo correcto.— Dije haciendo reír a Serena.

Gossip Girl (Book 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora