Mejor amigo

180 41 14
                                    

— No puedes estar aquí.— dijo alguien a sus espaldas causándole molestia.
¿Qué problema causaba al estar ahí?

— Yo puedo estar donde YO quiera. Además la cancha es muy grande, podés jugar también.— no iba a enojarse más, debía entender que habia mucha gente pelotuda en el mundo y tendría que convivir si o si.
Además que su padre le hizo prometer que no se metería en problemas o sus permisos de ir al parque se verían limitados.

— Eres una niña, las niñas juegan a las princesas, se pintan las uñas.— ya se estaban acercando mas niños — No vienen a estos lugares a menos que traigan a sus perritos que siempre se llaman "bombón", "fifi" o esos nombres cursis de nenas.

— ¿Es eso? ¿O pensás que puedo ser mejor y dejarte en ridículo?— le pararía el dedo medio pero no debía.
Puta madre. ¿Por qué tenía que tener este tipo de problemas siempre?

Le vio levantar el puño listo para darle un golpe y lo iba a recibir aunque después tendría que inventar una excusa.
Si sus padres se enterasen de esto armarían un drama gigantesco que solo lograría que los demás la siguieran tratando como si fuera de cristal.

El golpe no llegó.

Ahora frente a ella estaba un niño con gorro de Minion usando su patineta como "escudo".

— ¿En serio?, ¿Querés pegarle a una niña? Que poco hombre que sos.

¿La estaba defendiendo?
Eso no.

Totalmente cabreada se fue alejando de ahí.
No quería "un príncipe que viniera a salvarla".
Ella podía defenderse por si sola.
Mejor volvería a casa, terminaría el nuevo videojuego que le habían comprado y se iría a dormir.

Le arruinaron la tarde.

— ¡Espera!— se detuvo en seco dándose media vuelta, notando como aquel chico traía su balón entre las manos.— Estabas olvidando esto.

Se la arrebató queriendo seguir con su plan de irse, pero una mano se posó sobre su hombro haciéndola actuar en automático.

Le tomó de la muñeca mientras jalaba con fuerza, teniendo su pierna derecha al frente e inclinando su cuerpo.

El pobre no tuvo tiempo de reaccionar o siquiera entender que estaba pasando cuando ya estaba en el suelo, aún siendo sujetado y con un dolor que se extendía rápidamente, no exagerado pero auch.

Spreen le soltó rogando que no se pusiera a llorar.

— ¿¡Querés ser mi amiga!?— gritó totalmente emocionado sin levantarse. — ¡Me hiciste una llave sin siquiera dejar que metiera las manos!

¿Le pegó tan fuerte contra el piso que quedó imbécil?
¿O ya estaba así?

— ¡Tenes que enseñarme como hacer eso!
Sabía que vos tenías tremenda habilidad cuando te vi encestar una y otra vez sin siquiera verte cansada.

Sintió sus mejillas calientes.
Era extraño que un chico le hiciera ese tipo de cumplidos. O en general, que alguien que no fuera parte de su familia le dijera ese tipo de cosas.
Los demás solo la tachaban de "rara", "marimacha".

— Soy Carre, bueno, podés decirme Carre. Me gusta más que mi nombre.— le vió extender el puño para saludar.

Ahí pensó en irse, fingir que nada pasó o solo ponerse a la defensiva.
Pero quizás está era su única oportunidad de tener un amigo.

— Soy Spreen. Con doble "e" y sin "g"
No Spring. Suena similar pero no lo es.—  en lugar de chocar puños, le dió un golpe en el hombro.

— Eres muy fuerte — hizo una pequeña mueca de dolor—  Y aprovechando que seguís aquí, perdón si te molestaste cuando me metí entre Juan y vos, pero mis papás me enseñaron a ayudar cuando alguien está en problemas.
Por dentro estaba temblando, luego me rompían la cara y ahí quedaba mi intento de héroe.

Río levemente, si que era un chico raro.

Iba a decirle que si quería jugar un rato en la otra cancha cuando se dió cuenta porque le había dolido el golpe.

— ¿Tú brazo siempre estuvo así?— preguntó temerosa.

El castaño se dió una pequeña mirada.
Y...

Ouh.

¿El brazo podía girar así?

— Tranquila, esto me pasa siempre. No tiene mucho que me quitaron el yeso cuando me rompí el otro brazo al caerme desde un árbol con mi patineta cuando quise hacer un truco.

¿Con eso debía sentirse aliviada?

— ¿Querés ayuda o...?

Carre negó mientras se lanzaba nuevamente al suelo en un intento de acomodar nuevamente el hombro en su lugar.

Parece que su nuevo amigo no estaba bien de la cabeza.

Ya le caía mejor.

Quizás él y el niño raro de la casa de enfrente le harían divertirse bastante.

No todo tenía que ser malo en este nuevo hogar.

¿Cierto?

Sp(reen)ring/PrimaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora