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No tenía dealer que me pudiese encontrar mi cocaína, mi preciada salvación! Estaba desesperado, quería drogarme, ¿los porros?Pfff, no causan ni un poco de satisfacción a este punto

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No tenía dealer que me pudiese encontrar mi cocaína, mi preciada salvación! Estaba desesperado, quería drogarme, ¿los porros?
Pfff, no causan ni un poco de satisfacción a este punto.

¿Que hago ahora que no tengo nada? Solo tengo pastillas, y más pastillas, cada vez aumento de cantidad, pero es que cada vez me acostumbro más, y no siento lo mismo que al principio. Las trituré y me las inhalé, aunque me sirvió por un tiempo, necesitaba más.

Le pedí a Nea otra cosa, pero ya le debo bastante dinero y no piensa regatear, así que tuve que buscar yo mismo alguna que otra cosa que me mantuviera en el más allá.

• • •

-¿Ketamina?- Encontré por internet dealers que vendían a menores de edad, por supuesto creí que me estafarían y me raptarian, pero no, o..por lo menos por ahora.

-Ketamina, ¿sabes cocinarla?- Me dijo el tipejo de lentes, más alto que yo, entregándome el frasco de Keta..ketamina, ¿Qué es esto?

-¿Cocinarla? ¿No me la tengo que..inyectar?-

-Uhh, no te lo recomiendo, es un anestésico para animales. Lo cocinas, luego lo inhalas.-

-¡¿Para animales?! ¿Y tú estás vendiendome esto?-

-Dijiste que no querías heroína, hermano.- Se rió.

-Claro, ¿Cual es peor?-

-Ambas.-

-Tsk, que va.- Miré a mi alrededor, estábamos ambos en las frías calles, era de noche, mamá piensa que estoy en casa de una amiga, nada que ver.- Vale, ¿No tienes nada más?-

-Hablamos esto antes.- Me incliné de delante hacia atrás, inquieto, al final, emocionado guardé el frasco de Ketamina en mis bolsillos.-

-Ya, ya..está bien, para la próxima consigue algo que no sea para dormir caballos, porfavor eh?- Él se rió, le pagué y me di la vuelta, con mis manos metidas en lo más profundo de los bolsillos de mi chaqueta, salía humito de mi boca cuando exhalaba del frío que había. Poco a poco me familiarizaba más a las calles, ya sabía por donde pasar y por donde no, que podía encontrar en el lugar y que no. Antes no salía ni loco a la calle porque creía que me perseguirian dos loquitos y me comerían vivo, no está tan lejos de la realidad, pero me da igual a este punto, no tendré trece años toda la vida, un día todos tendrán que conseguirse sus cosas por su propia cuenta.

• • •

Llegué a casa, mamá había dejado de comprar tantas botellas de alcohol, por lo que ahora no la encontraba dormida en el sofá con un whisky en la mano, incluso ella tenía más fuerza de voluntad que yo, se lo prometí a Tom, y a ella igual. Pero aquí estoy, hirviendo en una olla agua para calentar encima la Ketamina.

Eché el líquido encima de un plato de cerámica que usé como tapa de la olla, haciendo que el vapor caliente cocinara la ketamina.

Poco a poco se iba endureciendo, como si fuese una masita. Con una tarjeta con la que solía hacerme las líneas, fui moviéndola hasta que la masita se fue deshaciendo. Cuando supuse que ya estaría lista, eché un poco en el mesón e hice una línea gruesa con la tarjeta, luego, presionando fuertemente un lado de mi nariz y con un papel enroscado dentro del otro lado, inhalé la línea hasta que me quemó todo lo que sería las fosas y hasta el cerebro. Me limpié con el dorso de la mano la nariz bruscamente y dejé caer mi cabeza hacia atrás, respiré profundamente y di dos pasos hacia atrás hasta recostarme en la pared, aguantando el ardor.

Stalker [Toll]Where stories live. Discover now