- TRES!

97 6 1
                                    









⋆.ೃ࿔*:・
CAPÍTULO TRES
'FAMILIA ESCOGIDA."
⋆.ೃ࿔*:・










AL DESPERTAR PENSÉ QUE la frustración se desaparecería, pero no. Fue todo lo contrario, sentía el enojo recorrer por todas mis venas, así que, decidida. Me levanté y bruscamente abrí mi maleta, sacando el primer set de ejercicio que encontré doblado.

Me cambié y até mi pelo en una coleta un poco ajustada. Antes de salir, tome mi teléfono, mis audífonos y la tarjeta para no quedarme encerrada afuera de mi habitación cuando regresára, sería el colmo.

En mi camino al elevador pasé unas cuantas personas calmadas que me veían como si fuera un bicho raro. Cuando llegué apreté el botón varías veces, convencida de que eso ayudaría a que la caja metálica llegara más rápido. Cuando las puertas plateadas se abrieron me metí lo más rápido que pude y repetí mis acciones pasadas. Las cuatro paredes del elevador sintiéndose como si se estuvieran achicando cada vez más.

Al llegar a la planta baja caminé extremandamente rápido y me forcé a salir del edificio. Comencé a correr rápidamente en el concreto que el hotel brindaba para esta misma acción, corrí hasta que mis pulmones se cansáran.

A lo lejos vi a un par de personas en el camino al que iba, queriendo evitarlas a toda costa, opté por pasar al camino de pasto. Las plantas, estando unas más largas que otras, causaba que algunas lograra sentirlas en mis piernas, lo cual se sentía desesperante.

Por preocuparme más por el sentimiento que por donde iba, de repente sentí mi cuerpo chocar con otro, haciéndome caer para atrás, mi espalda tocando el piso.

— Mierda, lo siento. — Reconocí la voz de Fran. Cuando reconoció a la persona que se había estrellado con el, volvió a hablar. — ¿Marti? ¿Qué estás haciendo?

— Solo... Salí a correr. — De mis pensamientos. Lo examiné, ya estaba vestido y tenía un café en mano. A pesar de ser temprano, parecía que tenía toda su vida organizada. Ojalá poder ser así.

— Vení, levantáte. — Rió y me ofreció su mano. Con gusto la tome, y ya parada revise mi ropa a ver si no le quedaban residuos de lodo o un poco de pasto. Cuando me aseguré que no, volví a mirar a Fran, y vi que el ya me estaba mirando a mi, con una expresión de ¿Tristeza? o ¿Preocupación?

— Lo estás haciendo otra vez. — Su sonrisa se desvaneció.

— ¿Hacer que? — Pregunté, inadvertida.

— Salir a correr como si alguien te estuviera persiguiendo.

— No tengo idea de que estás hablando. — Despedí y comencé a caminar para adelante. Fran tomó mi codo y me giro para darme un abrazo.

— Solías hacerlo siempre. Cuando algo te molestaba, agobiaba o estresaba. Siempre te encontraba corriendo antes de que todos los pelotudos se despertáran. — Siguió acariciando mi espalda.

— Todavía es re temprano para irnos al set, faltan como tres horas y media. ¿Qué hacías acá? — Interrogé, separándome de su agarre.

— Salí por mi café. Y también tenía el sentimiento que te encontraría por aquí afuera. — Sonrió — ¿Querés hablar?

— Estoy jodida, Fran. — Expresé, soltando el aire que inhale que ni siquiera me había dado cuenta que tenía ahí.

— ¿Esto es sobre Enzo? — Adivinó levantando una ceja, agradecí que tuviera una idea sobre el tema.

— Deseria que la inmadurez de Enzo fuera mi problema más grande ¿Sabés? — Tomé asiento en el pasto, Fran copió mis acciones. — Es increíble como una simple frase suya me puede afectar tanto.

— ¿Volvió a decir algo como "sos una malcriada" o "nunca trabajás por lo que tenés"? — De nuevo supo exactamente lo que había sucedido, y ahí me di cuenta que este boludo sabe más de mí que yo misma.

— Algo asi.

— Que hijo de puta. — Cerró sus ojos y agitó la cabeza.

— Siempre que la vida va bien, se que algo va a llegar a arruinarlo. Pero Enzo es la peor forma en la que la vida me puede estropear. — Miré al chico a los ojos. — Volvió a mencionar lo de mi papá. Es increíble como siempre quiere quitarme el mérito por todo.

— Mira Marti. Solo porque tu viejo te haya facilitado el camino en unas cuantas situaciones, no significa que no seas una persona talentosa, con una gran personalidad, y ni se hable de tu corazón. — Puso su brazo sobre mis hombros y me acercó a él. — Sos una persona increíble, con un montón de gente que te quiere, solo porque una esté celosa no tenés que dejar que te afecte. Tenés que ser más segura de vos misma.

— Mi seguridad no está ni cerca de cómo era cuando no tenía contacto con Enzo. — Tome un respiro profundo y arranque un poco de pasto que estaba frente a mi. — Dios, creo que nunca he sido tan segura como en ese momento de mi vida.

— Miráme. Si vos pudiste con eso podés con esto también. Hay muchísima gente que te apoya, Marti. Pero recordá que yo soy la primera. — Me sonrió, y pude sentir una sonrisa propia crecer en mi cara.

— Gracias, Franie. Te quiero.

— Yo más, flaca. — Me enredó en un abrazo y en ese momento quería que se parara el tiempo.

Siempre he sido una persona bastante solitaria. Mis padres nunca solían estar en casa, de echo, creo que veían y ven más su avión privado que a mi. Me dejaban a cargo con las mucamas o el chofer, pensando que el dinero llenaría todo el vacío que me dejaban.

Fran es lo más cercano a un hermano que tengo, o incluso a familia en general. Nos queríamos, peleábamos y convivíamos como hermanos. A veces, cuando me sentía excesivamente sola, le pedía a nuestro conductor que me llevara a su casa. Ahí su madre nos cocinaba y veíamos películas, disfrutando la estancia del otro.

La gente va y viene, pero creo que si alguna vez llegara a perder a Fran, me perdería a mi misma. El es como mi compás de vida, el único que me ayuda en situaciones difíciles y en el primero que pienso cuando quiero reír o llorar.

— Vos podes con esto. Y recordá que lo que necesités siempre estoy a una sola llamada. ¿Dale?

— Gracias por todo. — Le di una última sonrisa, cuando él se paró y me jalo del brazo para que me parára también.

— Ahora, dejá de pensar en ese idiota de quinta y vete a bañar y a arreglar que nos tenemos que ir pronto.

— Falta un montón de tiempo, flaco. No jodas. — Deje que mis brazos cayeran a mis costados mientras hacía la cabeza para atrás, quejándome. Fran me iba empujando mientras que yo caminaba sin fuerzas.

— Pero con lo que te tardás... — Me volteé y le pegué un zapé en la cabeza, el rió de inmediato y yo también.

— Dale, te veo acá abajo en dos horas. — Dije entrando a la recepción. El levantó sus cejas. — Para irnos juntos, ¿No?

— ¿Vos crees que me quiero ir con vos? — Hizo cara de disgusto, y yo me quede ahí parada, no sabiendo si era broma o no. Pero de nuevo, el volvió a reír. — Dale flaca, acá te veo.

— Sos un tarado. — Sonreí mientras mientras las puertas de el elevador se cerraban, el no subió conmigo por alguna razón.

Llegando a mi habitación pensé que él realmente es la mejor cosa que me ha pasado en la vida, y espero que se quede conmigo para siempre.














&& NOTA DE LA AUTORA
subí este capítulo chiquito para dar un poco más de fondo a la historia y para que se orienten más

no son los mas lindos? voy a llorar






no se olviden de votar y comentar!

POR VOS ( enzo vogrincic ! )On viuen les histories. Descobreix ara