CAPITULO 18

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Artem

Casi no me moví en toda la noche para no incomodarla pero, ella dormida parece un remolino

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Casi no me moví en toda la noche para no incomodarla pero, ella dormida parece un remolino.

Ahora que abrí los ojos siento su cuerpo pegado al mío y su aliento acariciando mi pecho, no quiero ni respirar para no asustarla y que salga con alguna de las suyas, me grite o me golpee. Pero me sorprende cuando se acurruca más a mi y su mano toca mi pecho. No puedo moverme un centímetro más porque su cuerpo rozará esa parte mía que por naturaleza a esta hora está "grande" y dura. Su actitud en la noche, cuando me vio acostarme desnudo fue solo un juego.

No debiste hacerlo, Artem — me repito, pero quería ver su reacción y no me lo esperé lo que pasó, pensé que corría lejos de mi y saldría de la habitación, pero no lo hizo.

No sé si es valiente o solo quiere jugar mi juego.

Y ¿a qué juegas Artem? Se supone que esto no debería pasar. — pienso. Pero con Tori todo lo que no debería pasar, siempre tiene algo nuevo que me sorprende, como ahora y la manera en que su mano baja de mi pecho a mi estómago y tengo que aguantar la respiración. No sé si aún duerme o está jugando. Su mano sigue bajando hasta llegar casi a rozar mi abultada entrepierna.

— No deberías de hacer eso — le susurro pero ella me ignora y su mano baja hasta tocarme, moldeando la dureza matutina que tengo ahora.

¡Carajo!

No puedo aguantar ya la respiración porque mi sangre comienza a circular como loca por mi cuerpo, y siento que está parte mía palpita mientras ella lo aprieta. Acaricio su cabello enredado y pego mi boca de su cabeza.

— ¿Sabes lo que pasará si sigues? — le digo y ella se pega más de mi y la escucho ronronear y eso me excita aún más.

Mis caricias bajan de su cabeza a su espalda y moldean sus caderas. Gruño al sentir que ella mete su mano dentro de mi boxer encontrándome lo suficientemente sensible y duro. Mientras me toca sus labios dejan besos húmedos en mi pecho, yo aprieto su trasero haciéndola gemir. Sus besos bajaron hasta hacer algo que no me esperaba y que me hizo gruñir.

Uso su boca para darme placer.

— ¡Joder pequeña! — jadeo al sentir lo húmedo y tibio que era el interior de su boca.

Su lengua acaricia de una manera única mi tronco y su mano ahorita su base haciendo que reaccione apretando mi mano a su carne. Mientras ella me satisfacía yo tomé sus cabellos y miré su rostro. Sus ojos estaban llenos de fuego hambriento y sus mejillas de una rosa que la hacía ver más seductora de lo que es.

Eso era Tori, fuego.

Esto no debía de pasar — una pequeña voz la escuché en lo más profundo de mi cabeza, pero en ese momento no razonaba, no podía escuchar porque solo podía sentir lo delicioso que esa mujer me hacía sentir, y solo deseaba que aquella sensación me llevará al éxtasis.

— ¡Oh...carajo! — digo cuando su lengua se enrolla en mi dureza y sus gemidos hacen vibrar su garganta.

Era una sensación que me erizaba la piel.

— Tori...— digo porque creo que me correría y de repente siento que ella solo se aparta y la miro.

Estoy con la respiración entrecortada, sudor recorriendo mi frente y solo veo burla en ella.

¡Oh no!, ella no jugará conmigo. ¡No, así! — pensó y al ver que se levanta de la cama, pero la sostengo por el brazo.

— No, pequeña — la jalo y se golpea con mi pecho.

Grita sorprendida.

— Yo no juego de esa manera — le digo y la tomo por el rostro y la beso, callando sus quejidos.

Se resiste al comienzo y me empuja pero luego su boca se abre y su lengua se adueña de mi boca también. Ella es fuego y yo deseo que me queme.

Nos deshacemos de la poca ropa con mucha rapidez y sin que se lo pida ella rodeó mis caderas con sus piernas haciéndome una invitación para poseerla y lo hago, me hundo en su interior y la escucho gritar ahogada entre gemidos que me saboree con mis besos. Está húmeda, tanto, que mientras sigo deslizándome dentro siento que su interior me recibe sin problemas.

Encierra las uñas en mi espalda y al apartarme para tomar aire, Tori me mira.

— Más... — me pide con desesperación mientras mis caderas golpean su centro sin control.

— Todo lo que pidas — le susurro y ella baja su rostro para morder mi cuello.

Mis movimientos se vuelven frenéticos mientras ella me pide que siga, moviendo también sus caderas. Sus dientes se vuelven a enterrar en mi cuello y sostengo su cadera para seguir embistiendo con todas mis fuerzas.

Aunque no quiero ser rudo, ella sí lo es conmigo, me jala el cabello y me mira con ese fuego que no sabía que tenía y que ahora me muestra. Tori me parecía una chica inocente que creyó en un idiota que solo la engaño, pero ahora veo que es más, que tiene mucha pasión y lujuria que esconde, y me gustó, aunque no estaba en mis planes, me gusta mucho.

Cuando ambos hemos llegado al éxtasis y estamos recuperando nuestros alientos, hace otra cosa que tampoco espere.

Se levanta de la cama sin mírame y la veo buscar su ropa.

— ¿Qué haces? — le pregunto pero me ignora, no me mira, se cubre con la bata y el resto de sus cosas la recoge y sale de la habitación.

Me quedo mirando la puerta cerrada, luego que me dejara con la incógnita de por qué se fue así. Apoyo mi cabeza en la almohada y mirando hacia el techo, me doy cuenta lo mal que estaba todo.

Eso no debía pasar. Entonces ¿Por qué la invitaste a tu cama? — Me pregunté sabiendo que era lo que deseaba, porque quería que ella diera ese primer paso y luego no sentirme tan culpable.

Y ¿por qué mierdas, si me siento culpable ahora?

Y ¿por qué mierdas, si me siento culpable ahora?

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Me robe a la noviaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن