21

75 8 0
                                    

¿Débil...?

—¿No me odian?— Musitó no muy seguro. Estaba sentado en medio de todos, recibiendo diferentes tipos de miradas, desde pena hasta angustia.
No sabía bien cómo interpretar cada una de ellas, todas siendo interceptadas por más y más emociones confunsas.

No, Takemicchi, ninguno aquí te odia— Respondió tranquilamente Mitsuya, él fue uno de los que había tomado asiento a un costado del antes rubio teñido. Hanagaki asintió ante esa respuesta y se enfrascaron en un pequeño silencio, parecía ser necesario en ese momento para procesar muchas cosas.
Manjiro lo estaba tomando así, utilizando ese silencio para tratar de entender lo que sentía en ese momento, las emociones y sentimientos que se revolvían, se creaba una gran mariposa dentro de su estómago, aleteando para salir. Los nervios, la ansiedad, el amor, habían muchas razones para que él se sintiese como se estaba sintiendo, pero la más cuerda y la que mayor sentido le daba a esa sensación era el miedo, el miedo que Takemichi había sentido antes de adentrarse en esa casa.

¿Qué pasaba si eso no era así?, confiaba en sus amigos, pero sus actitudes antes de hablar con ellos de manera seria jugaban en su contra. Trató de tomarlo con calma, respiró hondo y decidió acabar con eso silencio que comenzaba a tornarse incómodo y abrumador para algunos ahí.

Ahora que estamos mejor, ¿deberíamos jugar algo?— Cuestionó con interés, tomando asiento en uno de los sofás ahí, Hanagaki lo miró con una sonrisa y asintió entendiendo la razón de sus palabras. Quitar aquellas miradas de él y dirigir la atención hacia otra cosa.
Todos estuvieron de acuerdo con la idea, acercaron una consola y videojuegos, junto a tres controles y se dividieron en tres equipos.

Fue una tarde cómoda, después de todo, un mal inicio fue borrado con un desenlace soñado, lindo y divertido.

Moretones y marcas, algunas costillas rotas y grandes cortes decoraban su pálido cuerpo, sollozos y quejidos llenaban la habitación vacía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Moretones y marcas, algunas costillas rotas y grandes cortes decoraban su pálido cuerpo, sollozos y quejidos llenaban la habitación vacía. Sus ojos azules, oscuros, sin brillo alguno de esperanza o deseo, estos mismos miraban con pánico y terror la única salida en el lugar, viendo como la cerradura de la misma se movía lenta y cuidadosamente.
Su corazón latía a un ritmo constante, sus manos temblaban mientras se arrastraba hacía un rincón, se trataba de abrazar a sí mismo haciéndose bolita ahí mismo.
No debía llorar, se repetía cada que podía, no debía expresar emociones.
No hay miedo, continuaba.

no hay nada que sentir— Murmuró cuando la puerta estaba siendo abierta. Mordió su labio inferior, se hizo más pequeño en su lugar y sus brazos rodearon más su propio cuerpo.

Finalmente la puerta fue abierta, la única luz fue una artificial que entraba desde ahí. Su cuerpo reaccionó ante el sonido de unos zapatos bajar las escaleras.

Sabía que dejarte pasar tanto tiempo con Takemichi te iba a convertir en un maldito sentimental— Exclamó, la voz de aquel hombre resonó en toda la habitación, era firme y eso ponía los pelos de punta al moreno.

Padre, y-yo...— Habló con miedo de lo que fuera a pasar. Alzó su cabeza y conectó miradas con el hombre que le provocaba pesadillas. Unas lágrimas salieron involuntariamente de sus ojos, inmediatamente levantó sus manos e intento secarlas, pero los restos eran rápidamente reemplazados por más y más lágrimas.

Tetta— Dijo con asco, como si pronunciarlo fuese algo repugnante —. Te has vuelto débil.

"Débil" repitió, ignoró que había sido sacado de ese rincón de un tirón y fue puesto en el frío suelo mientras su cuerpo era cruelmente golpeado. No sabía, ni entendía lo que sucedía, pero algo dentro de él buscaba un culpable.
¿Quién había sido el causante?, recordó aquella mirada azul, tan brillante como si estuviera viendo el mismo cielo soleado.
Soltó un quejido tras otro, cerró con fuerza sus ojos y volvió a recordar, una sonrisa radiante que parecía ser perfecta, como si purificara todo lo malo en su camino.

Te contaminaste, por eso es que te estoy castigando, Tetta— Volvió a escuchar esa voz, pero no le tomó importancia, no cuando a su mente regresó esa imagen de ese chico, golpeado y llorando, sonriendo y bromeando, riendo mientras curaba sus heridas. Era débil... Débil.

Abrió los ojos lentamente, su cuerpo estaba siendo llevado al límite, recibiendo más daño del que, creía, podía soportar. Nuevos cortes fueron dejado sobre su escuálida espalda, y eso solo lo hizo recordar más.
Finalmente sentía ese dolor que tanto había estado viendo a través de ese chico.

Manchado de sangre, sin saber cómo era que seguía vivo, observó de reojo a su padre alejarse de él arreglando su ropa.
Estiró su mano sin saber qué era lo que quería tomar, viendo como ese hombre se alejaba más y más.

Espero hayas aprendido la lección.

"Eras perfecto"

Una mueca se presentó en su rostro, sabía que lloraba, que su corazón latía con pánico a lo que sucedería si era visto de ese modo. Ahogó más de un sollozo de ese terrible llanto que estaba por aparecer, mordió su labio y se quejó ligeramente.
No quería recordar más, no quería sentirse más culpable. ¿Por qué pensaba en él?

"Eres débil"

¡Gracias por leer y votar!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Gracias por leer y votar!

Estoy cargando con un dolor muy fuerte de cabeza, ya no puedo. 😭

¿Qué les pareció?

Acepto críticas constructivas.

¡Bye, bye!

Mírame solo a mí  | Mitake [Pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora