¿QUÉ QUIERES DECIR CON QUE MIS LINDOS DISCÍPULOS SON YANDERES?

Capítulo 26 - Degradación y ascenso

la novel no es mía yo solo la traje a wattpad

(Joven maestro Xi POV)

Tragué la saliva que tenía en la boca, apretando los dientes con fuerza para mantener la bilis en la garganta.

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Estaba parada rígidamente dentro de mi propia habitación, ¿una joven vestida de sirvienta estaba sentada en la silla con una pierna? Cruzó al otro frente a mí.

Desde ese día... Ese día maldito que intenté ir en contra de Dios... Mi vida había sido un infierno.

Era un resultado obvio: si uno evita la gracia de Dios, estará condenado al infierno.

La chica frente a mí descruzó y cruzó sus largas piernas. Si fuera mi pasado, estaría salivando ante la idea de acariciar esos suaves muslos y devastar a la chica en mi cama.

Ahora, sin embargo, esos pensamientos eran lo más lejano que podía estar en mi mente.

La chica frente a mí es alguien contra quien nunca debería oponerme. No, a menos que quiera volver a experimentar ese infierno.

"Ese es mi lado de las cosas, ¿algo más que deba saber?" La chica habló.

Mantuve la boca cerrada, ella no me hablaba, por supuesto. Por lo que había aprendido, era una técnica de cultivo de telepatía que les enseñó a ese apóstol zorro usando quarks espaciales. Algo que le fue transmitido por Dios mismo.

"Ah, ya veo... La suma sacerdotisa Lian Li debe estar planeando seguir adelante con ese plan antes de lo discutido. Yo también impulsaré las cosas por mi parte. Sí, lo entiendo. Todo por la Maestra".

La chica se levantó de la silla y yo me enderecé un poco.

"Escucha, insecto. Necesito una lista de todas las casas mercantiles que tienen tratos con la ciudad de Jin y en qué productos se especializan. La quiero para finales de esta semana".

Tragué saliva, "A... ¿Todas? Ee-¿incluso las casas menores? Bb-pero hay más de hh-cientos..."

La chica me miró fijamente, incitándome a callarme.

"¿Y? ¿Será eso un problema?"

"Nn-no... Sólo que... Necesito tiempo para hacerlo... Ya que yo... No tengo subordinados..."

Tragué de nuevo, obligando a la bilis a bajar.

"Entonces busca más subordinados si es necesario, insecto. ¿Necesito decirte este tipo de cosas? ¿O deberíamos concertar otra sesión?"

Tragué con más fuerza, los recuerdos de lo que me hicieron resurgieron desde las profundidades más oscuras de mi mente. Los gritos eran cada vez más fuertes.

Fui tan estúpido.

Esa segunda bolsa de oro que Dios me dio había sido su prueba final y la fallé, gastándolo todo en complacerme en los burdeles y pubs locales mientras me reía tontamente de mi "suerte".

Estaba bastante seguro de que el hecho de haber hablado mal de él y haber conspirado con mis subordinados para extorsionarlo nuevamente contribuyó a mi sufrimiento.

En un momento me reía de mis aviones de enviar a los guardias de mi familia para acosarlo y al siguiente encontré el mundo dando vueltas ante mis ojos.

Me desmayé y me desperté en una habitación con poca luz, con mis subordinados atados a mi alrededor y arrodillados en el suelo.

Era obvio que habían pasado por algún tipo de tortura ya a juzgar por las heridas y los ojos sin vida.