Misión 3

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Damian Desmond 20 años, estudiante la prestigiosa universidad Edén, actualmente se encuentra de pie a su compañera de cuarto que lo observa fijamente mientras come cereal. Damian levantó una ceja, Anya levanta su cuchara, él abre la boca para hablar, ella abre la boca para comer el cereal.

— ¿Qué diablos estás haciendo?

— Desayunar — responde levantando su plato.

— Son las doce.

— ¿Y? — por fin Forger se levanta del sillón — mi primera clase es a las dos, que las clases del segundo sean tan temprano no es culpa mía.

Desmond estaba apunto de replicar cuando el teléfono de Forger sonó. Ella respondió, dio una que otra afirmación y tomó camino a la cocina donde dio una rápida lavada de los trastes sucios del desayuno. Damian solo observaba todo demasiado atónito para hacer alguna clase de comentario.

— Becky quiere que vayamos al café antes de clases, me arreglo y salgo — comento encerrandonse en su cuarto.

Se sentó, saco una bolsita de papas de su mochila, encendió la televisión y puso una película que Emile le había recomendado hace poco. Estaba bastante cómodo y su siguiente clase sería hasta las tres por lo tanto contaba con tiempo de sobra para verla y volver a la facultad.

— Regreso a las ocho, nos vemos segundo.

Desmond sintió el calor subiendo en sus mejillas, Anya se veía realmente linda. Su cabello rosado adornado con un moño amarillo que combinaba con su vestido amarillo de lazos (seguramente había sido un regalo de Blackbell). Su rostro tenía un maquillaje ligero, del tipo que solo resaltaba los rasgos que ya tenía o tal vez solo se había hidratado la cara.

— Adiós.

Fue todo lo que atino a decir. Se veía tan malditamente linda que unas cuantas neuronas murieron a causa de ella.

Recordar como llegamos a esto es una de las cosas menos/más interesantes de su vida. Todo había empezado con él mudándose para empezar la universidad, siendo específicos la carrera de derecho. Después de muchos intentos su hermano lo convencio de mudarse cerca de la facultad.

Decidió que lo mejor sería buscar un compañero de piso, de esa manera podría dividir la renta (aunque esta no representaba un verdadero problema) y también encontraría a alguien para hacer amigos (ya contaba con Emile y Ewin pero vivir con ellos ya sería demasiado tiempo juntos).

Muchos se habían presentado pero ninguno pasó las rigurosas pruebas que les planteo. Es decir quien no sabe que responder cuando preguntas "¿El papel higiénico se pone a la derecha o a la izquierda?" Al menos nadie sabía, hasta que una chica de cabellos rosas entró por la puerta.

Forger había respondido cada una de las preguntas sin problema, cuando él la interrogó sobre cómo podía estar tan segura de sus respuestas Anya solo dijo "Mi padre es obsesivo con el orden."

Desde la primera vez que la vio tuvo un ligero flechazo con ella, pero al conocerla más solo pudo enamorarse completamente de ella, sentimientos que ella nunca podría corresponder.

┌───────── ·  ·  ·  · ♡

— ¡Bienvenido!

Desmond se sobresalto, no esperaba ver a la chica sentada esperándolo. Su corazón se aceleró de nuevo, acción que maldijo sin dudarlo.

— ¿No salías a las ocho?

— Mi clase se cancelo.

Asintió. Forger ya no estaba arreglada, llevaba una pijama azul y el cabello algo desarreglado pero esa clase de aspecto solo le daba un aire más casero; Desmond se sentía aún más encantado con su aspecto cotidiano que el arreglado forjado por Blackbell a lo largo de los años.

— Segundo veamos una película, siéntate.

Él ya estaba planeado veinte excusas diferentes para esconderse en su habitación pero después de tales palabras le era simplemente imposible negarse. Bueno si somos honestos siempre le resultaba casi imposible negarse a cualquiera de las peticiones de Forger, solo eran una que otra muy específicas a las cuales era capaz de negarse.

— Bien — sin más que decir tomo asiento al lado de ella, ¿moriría en cualquier instante? Seguramente.

— Segundo...

Damian la volteo a ver mientras ella tomaba un momento para retomar lo que iba a decir, parecía que se estaba preparando, Desmond pensó lo peor, su mente viajo a miles de mundos que iban desde que ella tenía novio hasta gritarle que lo odiaba por decirle que se levantara más temprano.

— ¿Quieres salir conmigo? En una cita — explico Forger al ver la expresión confundida de su compañero.

— ¿Una cita? — denle un segundo, esta cargando.

— Si, el café al que fui con Becky era realmente lindo y creo que es un lugar muy lindo para nuestra primera cita.

— ¿Cita? — denle otro, se está reiniciando.

— Si, si no quieres no pasa na...

— ¡Si quiero! — se los dije, ya volvió a funcionar.

CottonWhere stories live. Discover now