DIECISIETE | Si desapareces, asegúrate de no tener pareja - Parte Uno

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Dedicado a Karmakiller1212


Esa fue una noche como cualquiera, bueno, no tanto porque era el cumpleaños de Gintoki. Aunque este creyó que nadie se acordaba, la noche cayó y con engaños de Kagura y Shinpachi, fueron a un restaurante de barbacoa.

Le habían realizado una fiesta sorpresa, y él no podía ser más feliz.

Ya eran altas horas de la noche y al parecer, la fiesta no veía un final. Como el ambiente ya no era apto para niños, Tama, por pedido de Otose, se llevó a Kagura y Shinpachi de vuelta a casa.

Por alguna razón, los altos mandos de Shinsengumi se encontraban en la fiesta también. Debido a esto, no faltaron las discusiones entre unos borrachos Gintoki y Toshirou, y a Otae madreando a Kondo por el constante acoso. A pesar de ello, la camaradería se encontraba presente.

Alrededor de las cuatro de la mañana, varios invitados ya habían caído por el alcohol. La sala era un completo desastre, gente por aquí y por allá, dormida o vomitando lo consumido.

Hasta el momento, solo unos pocos estaban dentro de lo que se consideraba consciente, entre ellos Toshirou y Gintoki, por su ridícula competencia sobre quién bebía más.

Al ver que el otro no cedía, decidieron, malamente, tener una batalla, por lo que salieron del establecimiento. Al estar fuera, no dudaron en apuntar sus espadas para dar comienzo a su duelo.

Pero al encontrarse tan borrachos, el mismo movimiento de sus katanas los traicionó y los hizo caer. Gintoki se levantó a duras penas y esperó a que Toshirou lo hiciera, pero no pasó.

Estaba completamente rendido en el suelo, se sentía muy mal.

—¿Qué pasó, desgraciado? —preguntó Gintoki, arrastrando las palabras—. Sé un hombre y levántate.

—Cállate, mierda —contestó Toshirou, molesto.

Con dificultad, el vicecomandante se levantó, apoyándose en la vaina de su katana.

Ambos tomaron una postura deplorable y se lanzaron al otro. Una vez más, el impulso les falló y los desbalanceó, pero cayeron sobre el otro esta vez.

—Oye, quítate maldito ladrón de impuestos —habló Gintoki, molesto.

—Quítate tú, bueno para nada —respondió Toshirou.

Y así, empezaron a forcejear toscamente, mientras se insultaban. De un momento a otro, se lanzaron a los golpes de forma mediocre.

Sus puños golpeaban al otro, pero no dejaban daño, el alcohol los había hecho inútiles.

—¡Órale verga, ya muérete! —exclamó Gintoki, harto.

—Muérete tú, perra —contestó Toshirou.

—¡Golpeas de la chingada, princesita! —señaló Gintoki, en mofa, lanzando un puñetazo al rostro del oficial.

—¡Tú también, pinche perro! —refutó Toshirou, golpeando el estómago del yorozuya.

—¡¿Apoco si muy verga, cabrón?! —gritó el albino.

—¡Ay, ya cállate, pareces una perra chillona! —exclamó el oficial, harto.

—¡Pues cállame, mierda! —retó el yorozuya, con sonrisa altanera.

Toshirou relajó su rostro y tomó a Gintoki del cuello de su camisa y alzó su puño. Al ver que este iba a golpearlo, Gintoki cerró sus ojos instintivamente, pero en su lugar, sintió la mano en su nuca para después, sentir unos labios secos y con sabor a licor sobre los suyos.

Lo que es crecer | Gintama - GinHiji/OkiKaguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora