CAPITULO 12

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Atento a su clase, reía ante una pequeña mueca de su amigo y comenzaba a tomar notas cuando

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Atento a su clase, reía ante una pequeña mueca de su amigo y comenzaba a tomar notas cuando.

— Oye, voy a contestar, ¿puedes tomar notas? — reacio, intentó contener su disgusto, pues un número desconocido no dejaba de marcarle por los próximos 30 segundos. — Ya vuelvo — al salir por la gran puerta del salón, atendió su celular. — ¡Hola!? ¿Sí, diga? — aquel rostro alegre quedó en la nada, el brillo en sus ojos se disipó, y aquel pasillo se quedó en silencio. Solo pudo reaccionar por unos breves segundos. — ¿Dónde? — gritó al teléfono nervioso.

Los próximos segundos fueron una tortura para Daniel, entró a tomar sus cosas de prisa, ignorando las preguntas y rostros preocupados de sus compañeros que le veían tan mal. Corrió de prisa a su auto y apretó con fuerza el acelerador.

Mientras conducía por la autopista en estado de shock, aquellas duras y frías palabras cursaban su mente.

— ¡Hola! ¿Es usted el señor Daniel?

El semáforo en rojo le indicó parar, pero no quería hacerlo hasta que la alarma de una patrulla le hicieron volver en sí. Pisó el freno y se quedó inmóvil, esperando la señal de poder continuar, pero otra vez aquellas palabras cruzaron su mente.

— ¿Es usted familia de Orión Javier Alexander? Le hablamos del hospital Crestview......
El automóvil en que viajaba el señor Alexander tuvo un desperfecto técnico.

con aquellas palabras, Daniel comenzó a hiperventilar. Posó su cabeza sobre el volante y trató de aguantar las ganas de vomitar.

— lamentablemente, queríamos informarle que el señor Alexander está siendo trasladado de urgencia a nuestra unidad — aquellas palabras se clavaron como un cuchillo en su corazón, sus manos comenzaron a temblar y la ansiedad poco a poco comenzaba a hacerse presente. El sonar de una bocina reactivó su mente y, con la poca fuerza que le quedaba, tomó la palanca de cambio, apretó el acelerador y antes de llegar, tomó su teléfono lleno de temor.

— Papá — soltó como si fuera a comenzar a llorar.

— Hijo, ¿qué pasa?, ¿estás bien?

En ese momento, las lágrimas brotaron de sus ojos — papá, ¿qué hago?, Alex — se detuvo frente a la señal de alto nuevamente y comenzó a derrumbarse — Alex está en el hospital.

— ¿Qué?

— No sé, no me siento bien.

— Hijo!, reacciona, respira — clamó desesperado — escucha — comenzó a escucharse la respiración profunda de aquel hombre — respira, todo estará bien, hijo, cuéntame.

— Voy al hospital, dijeron que el auto tuvo un fallo y que, no quiero, papá, tengo miedo — comenzó a llorar.

— Está bien, todo está bien — soltó con una voz más aguda aquel hombre desde el celular para tratar de calmar a su hijo, aunque por dentro se desgarraba del dolor. Sabía que su hijo estaba conduciendo con temor — escucha, voy para allá, tú dame la dirección y nos vemos allí. Recuerda respirar hijo — tomo aire y tembloroso expreso— y que todo estará bien.

Con aquellas palabras, logró apenas seguir adelante y antes de llegar a donde se encontraba su hermano, envió la dirección a su padre. Vio el hospital frente a él y, de prisa, bajó ansioso, preguntó en recepción el nombre de su hermano y le indicaron por dónde ingresar. El gran pasillo del hospital era silencioso pero, al mismo tiempo, tan ruidoso que le hacía sucumbir al pánico. Con la mano en su pecho, comenzó a respirar con dificultad. Aun parado en el centro, las paredes comenzaron un bucle a su alrededor.

— Hijo, ¡estoy aquí, mírame, respira!

— Papá, mamá — de rodillas, cayó al suelo y comenzó a llorar — estoy asustado.

— Está bien, tu hermano estará bien, está bien — tragó saliva y miró a su esposa en estado de shock — Marlen, mírame, está bien.

Con la mirada perdida, la mujer observó a su hijo, a su preciado hijo, derrumbarse ante sus ojos — está bien, cariño, mira a mamá, está bien — soltó fría, aguantando las ganas de llorar.

Cuando llegó el doctor, les informó la situación. Los tres aguardaron noticias hasta que llegó la noche.

— Papá, gracias, creí...

— Está bien — Tomó su mano y observó la puerta del quirófano donde se hallaba su hijo.

Daniel, quien sostenía su mano, intentó calmar su angustia ante el temblor de la mano de su padre y respiró profundamente. Los siguientes días fueron un infierno para él y su familia. Aun así, intentó todo lo que pudo por seguir adelante.

— Hola, Daniel, ¿cómo estás?

— Bien, yo rendí un examen la semana pasada y ah...

— Tranquilo, ten...

— ¿Qué es esto? — soltó una pequeña sonrisa.

— Es bueno verte reír.

Aquella sonrisa se apagó de un momento a otro — Samuel, gracias por la cerveza, por cierto, ¿por qué?

— Bueno, deberías relajarte más — hurgó el bolsillo de su pantalón — ten, la policía dijo que esto se halló en la escena del accidente.

— Un anillo — molesto, soltó una pequeña risa y lo apretó con fuerza — él estaba tan feliz, me dijo que se casaría, pero no entiendo cómo, cómo no puede siquiera llamar o — se levantó del suelo dispuesto a lanzarlo — ja, ¿crees que estoy mal?

— De hecho, yo también opino lo mismo.

— Ya veo, voy a conservar esto y cuando la vea, claro, si es que se digna a aparecer, juro que la haré pagar por cada lágrima que derramó mi familia y me aseguraré de que sienta lo mismo que mi hermano.

Pasaron meses y años, los cuales fueron una tortura para Daniel. Decidió dejar la universidad ya al cumplirse el año de aquel acontecimiento y comenzar a visitar bares para calmar su pena, hasta que casi dos años después del accidente, su querido hermano mayor, que había caído en coma, despertó sin poder observar nuevamente la luz. Luego de comprender su nueva realidad, se volvió más inmaduro, comenzó a salir con mujeres en sus viajes y tener pequeñas fiestas que le ayudaron a olvidarlo todo. Pero un día decidió volver para enfrentar su pasado; además, también tenía un gran rencor que guardaba en su corazón.

Lo que Daniel no sabía en ese momento era que no todo era lo que parecía, pues aquel en quien confió en sus momentos tristes y de desesperación solo le deseaba el mal. Tampoco imaginó que luego de algún regreso conocería a una mujer tan hermosa ante sus ojos que lo dejó anonadado; además, también esa mujer sería su nueva perdición.

 Tampoco imaginó que luego de algún regreso conocería a una mujer tan hermosa ante sus ojos que lo dejó anonadado; además, también esa mujer sería su nueva perdición

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🥺💙 Nota de autora 💙 ...

Yo les habían , les dije que el capítulo era muy triste 😭😭😭 en sima la música no me ayuda....
Ustedes dirán la autora es cruel y lo hace a propósito pero les juro que no , además vuelvo a leerlo antes de publicarlo y es orrible , me duele más.... En fin dejen sus comentarios y votos gracias.

Posdata : cambie el nombre del jefe de Ava por tomas , ya que dos Samuel me confunde jeje

CARESS THE  HEARTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora