🌱Capítulo Cuatro.🌱

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Frente al Rey Lyon:

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Frente al Rey Lyon:

Había sido una bomba, una de las doncellas de la luna había abandonado el ritual antes de cuya celebración.

Un fae, habría dicho en una reunión frente a los ancianos y el rey Lyon sobre la llegada de una humana al plano feérico, acompañada de un cazador. Estaba muy hundida.

Me encontraba inclinada con mi katana frente a mí, haciendo reverencia al gran rey de los humanos Lyon.

—Mi preciada hija.-Hablo tan calmado, pero en el fondo se escucha ese tono enojado.—Han informado al ministro mortal que la siguiente doncellas en ascender ha traicionado nuestra honra.

—No estaba enterada, mis verdaderas disculpas señor.-Hablé.

Mentirosa.

—Alguien de la corte ha sido cómplice. —dice viéndome de soslayo, estaba nerviosa demasiado. —¿Sabes tú algo al respecto?

Por Oratual librame de esta, y prometo hacer ofrendas todos los días antes del alba.

Me observó con enojó, ahí estaba la verdadera cara de Lyon II Phoenix. Negué viéndole, mentí viéndole descaradamente, espero que aquel hombre robusto con larga barba, unas arrugas y cuantas canas que anunciaban sus longevos años, no sepa mis verdaderos pensamientos.

—No mi señor. —decidí hablar.. —De haberlo sabido con tiempo hubiera dado las malas nuevas. —mi mente solo me repetía una y mil veces mentiras.

—Lo sé, por eso eres mi hija. —Me incomodaba, era más su títere que su hija. Lo veo levantarse de su lecho y lo imite guardando mi katana. —Quiero que acompañes a Ryar a Fordshire.

Se lo que se hace en Fordshire y esas no eran mis tareas.

—Mi señor, eso es muy peligroso lo sabes. —No deseaba ir a arriesgar mi trasero, el día de mañana, cuando la gran ceremonia feérica iba a celebrarse el día de la polilla. Las grandes cortes estarían allí la gran corte de Glammering estaría allí. —Podrían atraparnos, bueno a. Ryar.

Me miró con enojó y habló con el mismo tono.

—Por eso vas vos hija mía. —sonrió con cinismo. —Ryar es astuto, pero no tanto como vos hija mía has sido entrenada bajo mis dominios.

Tendría que hacer de niñera, además podría no ir.

—¿Qué haré? —hablé molesta. —¿Ser su estúpida niñera, sabe usted mi señor, lo altivos que son los hombres de la corte? Me trataría como una mula de carga.

Deseaba golpearlo ahora mismo.

—Acompañalo a traer suministros para nuestra gente, es una orden.— Lo mire enojada. —Una orden como tu rey.

Lo odiaba, me había entrenado más para su beneficio que para mi protección.

—¡No son mis deberes rey Lyon! —Levante la voz, y la ira cruzar los ojos de Lyon me dieron miedo. —Lo siento mi señor, pero debe entender mi puesto en la corte.

En Luces y Sombras.Where stories live. Discover now