Madrastra

8.6K 42 12
                                    

Anna sonríe con falsedad detrás de su copa de vino. Su padre le da un beso a su nueva pareja. No es como si ella no estuviera acostumbrada a que cada tanto, su padre apareciera con una nueva conquista. Ni siquiera le molestaba. Pero ahora...resulta que su futura madrastra (o actual?) había sido la mujer con la que se había enredado un par de meses atrás.

La había conocido en una fiesta en año nuevo. Había música, demasiadas bebidas y una piscina. Anna había quedado embelesada con la vista de aquella peli-negro en un diminuto bikini color celeste. Sus pechos sorbos eran cubiertos, enormes y llamativos, moviéndose con cada movimiento que hacía. Tenía un bonito pircing en su ombligo y, la parte inferior del bikini...maldita mierda. La había dejado sin aliento. Claramente era un poco mayor que ella, pero no le importaba.

No había creído tener suerte. Había visto a la peli-negra coquetear toda la noche con un par de hombres aquí y allá. Cuando Anna había estado lo suficientemente ebria como para perder la vergüenza y bailar descaradamente con su amiga, de manera bastante obsena, fue cuando logró captar la atención de aquella mujer.

Y así, habían terminado teniendo sexo en el auto de la oji-marrón.

Pero lo que no esperaba era verla allí, en el restorán, del brazo de su padre.

-Disculpen. Regreso en un momento.-Anna había dicho antes de retirarse hacía los baños.

Penn había ingresado al baño casi segundos después que ella, luciendo preocupado. Claro que la había seguido.

-Tranquila, no le diré nada.-Anna dice, cerrando momentáneamente sus ojos. Moja un poco su rostro, sintiéndose un poco acalorada. No le había ayudado la vista de aquel profundo escote en su futura madrastra.

-Se que no diras nada.-Penn se acerca lentamente hasta que queda parada detrás de la chica. Sus manos se deslizan por las caderas de Anna. La rubia se estremece un poco.

-Entonces, ¿qué haces aquí?.-Pregunta un poco irritada. Quiere terminar aquella cena e ir a su casa a masturbarse pensando en Penn. O viendo porno. Lo que funcione mejor.

-Tengo algo de apetito.-Menciona la peli-negra, su rostro acercándose hacia el cuello desnudo de la rubia. Desliza lentamente su lengua por el cuello de la chica.

-¿Es que acaso no te ha gustado la cena? Puedes pedir otra cosa. No creo que mí padre.-La interrumpe.

-Tengo apetito de tu delicioso coño.-Murmura contra su oído, su lengua deslizandose por detrás de la concha de su oreja. Luego, succiona un poco el lóbulo.

Anna jadea, sus manos presionando contra el lavamanos.

-Creo que estás equivocada.

-¿Equivocada?.-Penn dice, sonriendo divertida. Su mano se desliza desde la cadera hacia el top color verde que lleva puesto la rubia.-Me equivoque al recordar como gemias mí nombre cuando comía tu delicioso coño?.

Anna la observa a través del espejo, luego niega.

-Y tampoco me equivocaría si, ahora, dijera que estás empapada.-Se muerde el labio, observando su reflejo. Su mano se desliza un poco por debajo del top verde.-Y tienes tus bonitos pezones tan duros, cariño. ¿Es que estás necesitando un poco de atención?.-Pregunta, sonriendo de manera muy sugerente. Sus labios color rojo son demasiado apetitosos.

-Tal vez.-Anna dice, en tono dubitativo.-Solo...estoy esperando a irme para poder masturbarme.-Menciona. Los dedos de Penn se deslizan un poco más arriba, debajo del top, y alcanzan el duro pezón de la rubia. Presiona con delicadeza.

-¿Por qué esperar tanto, Anna?.-Dice en un susurro.-¿Por que esperar cuando puedo comerte tu coñito ahora mismo?.

-No creo que sea el lugar indicado.-Anna envía una mirada hacia la puerta de entrada del baño. Han tenido demasiada suerte, nadie ha venido aún.

Relatos lésbicos +18Onde histórias criam vida. Descubra agora