9. Memorias

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Se recomienda discreción ya que el siguiente contenido toca temas fuertes de abuso físico y psicológico, tortura, homicidio, suicidio y mención de conflictos bélicos.

Espero haber logrado plasmar como se debe los sentimientos de los personajes.

Disfruten su lectura.




Ha vivido más de 150 años pero no puede recordar mucho de su pasado, ya ha olvidado a su familia incluso como era físicamente antes de convertirse en un mero objeto de experimentación.

Su nombre, no lo recuerda pero si recuerda un pequeño pueblo pesquero, una maraña de risos rojizos y unos bellos ojos verdes, el sonido de una risa y la brisa del mar, esa paz y felicidad.

Recuerda vagamente una noche de luna llena, a si misma huyendo con desesperación en el denso bosque, recuerda una máscara aterradora y después tres paredes sólidas con barrotes privándola de su libertad, paso días, quizás semanas, no lo sabía.

Un día llegaron tres hombres con mascaras de cuero y partes metálicas, por sus cuerpos sabía que eran humanos o al menos eso parecían, deseo que el día en que se fijaron en ella nunca llegara. Fue sometida a diversos experimentos, recibía descargas eléctricas, abrían su abdomen con ella consciente, le rompían lo huesos, la quemaban, la sometan a mil pruebas posterior a sus dolorosas cirugías, fue hasta que sus ojos cambiaron del ámbar a un rojo carmesí que la dejaron descansar un poco.

¿Cuánto tiempo pasó sometida a esos experimentos? No sabe, pero si que paso más tiempo del que podía asimilar y dejó de pensar en ello, decidió dejar de pensar en el mundo que la había abandonado, dejó de pensar y se dejó llevar por el dolor y la desesperación.

Hasta que su voluntad fue doblegada, el dolor comenzó a ser tolerable pero el aislamiento, la oscuridad, vivir en esa prisión se estaba llevando su cordura. La rabia la consumió atacando a sus captores, no pudo escapar pero se complació de causar daño físico a esos monstruos.

Estaba perdiendo la batalla, incluso pensó en quitarse la vida, no era cobarde, tomaría todo su valor hacerlo ya que no deseaba morir pero la idea era atractiva comparada al infierno en el que vivía, sin embargo todo cambió cuando él llegó a su vida, por primera vez siento un verdadero propósito, le dio valor a su vida.

Como era costumbre esos tres monstruos se acercaron a su celda, en una situación normal experimentarían con ella pero se sorprendió al ver un pequeño bulto de mantas blancas en una de las asquerosas manos de esas cosas que se hacían llamar doctores.

– Hazlo crecer, así es inútil y lo inútil debe ser eliminado – La muchacha no entendía hasta que el pequeño bulto llego a sus manos, era un bebé recién nacido – Pero no tengo leche para alimentarlo – No pensó sus palabras, se arrepintió de inmediato temiendo por la vida del bebé.

– Dale esto – Uno de los monstruos le entrego una mamila con lo que parecía leche normal, nunca confiaría en ellos pero si de ello dependía la vida del pequeño, no tuvo otra opción – Se la daré cuando despierte – Los doctores se retiraron sin decir más.

– Pequeña criatura ¿Cómo terminaste en manos de esos monstruos? – Le pregunto al pequeño bebé que dormía tranquilo entre las mantas calentitas, era tan pequeño que temía por su bienestar pero el bebé no era común, nunca lloraba, cuando tenía hambre solo abría los ojos y hacía un quejido de disgusto, nunca causó problemas, era tan tranquilo que la inquietaba.

Paso meses cuidando del pequeño niño, nunca le dijeron su nombre y no le permitían nombrarlo, ella no tenía nombre solo era EXP B3, la llamaban B3 solo cuando la necesitaban para otra sección de tortura o preguntar si el niño había crecido lo suficiente, pero no entendía, los niños no crecen tan rápido, en realidad le preocupaba qué este niño no creciera tan rápido como debía, aun parecía un bebé de 3 meses cuando estaba por cumplir un año.

Para B3 cuidar del niño era lo único que la hacía feliz dentro de ese pequeño infierno, solo de pensar que ese niño pasaría por lo mismo intento buscar cada método posible para escapar o dejar que el niño se escape por lo que le enseñó a leer, escribir, matemáticas, herbolaria y la poca ciencia que conocía, aunque no era de ciudad o tenía estudios formales le gustaba leer y le enseñó todo lo que sabía, todo lo que podía salvarle la vida allá afuera en el mundo.
Antes de darse cuenta pasaron 50 años, el pequeño niño ahora era un preadolescente de quizás 12 años, no sabía, la forma en que se desarrollará era incierta, pero fue feliz por ello, los doctores aún no intentaron experimentar con él.

Fue feliz antes de tiempo, un día arrastraron al niño fuera de la celda para el pánico de B3, desde que se lo llevaron ella no dejo de rugir, de arañar el metal, solo empeoró cuando escucho los gritos del niño en la sala de operaciones, se dijo que protegería al niño y ahora estaba en una mesa quirúrgica sufriendo igual que ella, se odio hasta el punto de desear morir.

Horas más tarde regresaron al niño a la celda – La primera intervención fue exitosa, el avance del experimento D4 es prometedor – Dijo el doctor antes de lanzarlo dentro de la celda – Mantenlo vivo – B3 abrazo al niño cubierto de la sangre residual a los dolorosos procedimientos.

– Perdóname niño – La mujer sollozo – Dije que te protegería – Lloro en lugar del niño qué solo se mantenía en silencio, absorbió el dolor en el niño hasta que se quedo dormido, con un trapo húmedo lavo los rastros de sangre y con ello quizás los malos recuerdos recién vividos.

Las cosas nunca mejoraron, solo fue peor, se detuvieron hasta que su experimento fue exitoso – D4 ha sido un éxito, la primera quimera artificial – Lo regresaron a su celda junto a la que consideraba su madre.

El niño no entendía porque ella lloraba cada vez que regresaba, desde que tiene memoria ha vivido en ese lugar, su hogar era junto a ella en entre esas cuatro paredes, no le parece raro el olor a desinfectante, ya se ha acostumbrado a sus nuevos dones, el olor a sangre e incluso el dolor le parecen común, pero no le gusta vela llorar.

– ¿Por qué lloras? – Un día no pudo evitar preguntar – Estoy bien, pero tu hueles a tristeza y eso me duele – La mujer se quedo atónita, no sabía bien que decir, pensó durante un momento antes de responder – Porque no quiero que sientas dolor, no quiero que sigan haciéndote daño, de poder, te sacaría de aquí, te enseñaría el mundo real, el cielo, las nubes, la luna, incluso el mar –

– Me haz contado de ello – El niño reflexiono – Si eso es lo que quieres, huyamos y veamos el mundo – La propuesta le pareció inocente a la mujer y acepto el trato, aunque eran fuertes esos tres tenían formas de incapacitarlos antes de intentar atacarlos, la idea de huir era solo un sueño, un dulce sueño.

Para D4 no era una ilusión, podía parecer un niño de 12 años pero ya había vivido 50 años, era listo, las enseñanzas de su madre y la experiencia con los doctores le hicieron tener una visión más amplia de lo que podía hacer.

Le tomo un mes pero el plan salió tal cual lo planeo, robo poco a poco cosas del laboratorio cuando estaba ahí, hizo algunas bombas caceras de gas venenoso, cambio algunos químicos de sus frascos y daño las radios de frecuencia que los aturdía cuando se ponían agresivos, creo una llave tallando una piedra con su garras, todo estaba listo.

Detonó las bombas y con la distracción abrió la celda, su madre no entendía y fue arrastrada por ese pequeño niño, los doctores intentaron detenerlos pero sin sus ondas no podían frenar la furia de una alfa, el reto fue salir de los túneles subterráneos, salieron hasta unos canales y de ahí se guiaron por el instinto hasta salir por un callejón hasta un gran puente.

Ambos corrieron hasta el puente y observaron el gran rio, el niño estaba maravillado por lo que veía, nunca había visto tanta agua en un solo lugar, B3 estaba por llorar cuando vio el cielo y con una sonrisa triste y melancólica le señalo el cielo a su hijo.

– Esa es la luna – El niño observo el enorme círculo brillante en el cielo rodeado de puntos brillantes, la luna estaba llena como su corazón al ver la cara sonriente de ese niño que vivió décadas en la oscuridad, que creía que el dolor era normal, ahora su misión era enseñarle lo que era una verdadera vida, sin miedo y sin dolor.

Lobos de Guerra Where stories live. Discover now