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Casándome con Aegon, se disminuiría la tensión entre los verdes y nosotros

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Casándome con Aegon, se disminuiría la tensión entre los verdes y nosotros. Después de todo la sangre de Otto Hightower estaría en el trono una vez que mi heredero con Aegon tomara el trono.

Sabía que la primera persona en oponerse sería Alicent, ella jamás dejaría su oportunidad de poner a su primogénito en el trono casándolo conmigo. Mi única opción para llegar a cabo mi plan y que nadie se opusiera a ello era hablarlo con el rey. Viserys, siempre había sido un abuelo amoroso con todos nosotros, y no era secreto que sus nietos eran más queridos que sus propios hijos con su segunda esposa, sabía que jugando bien las cartas, haría que el rey anunciara mi compromiso con su primogénito.

Salí de mi habitación y fui hasta donde se estaba quedando mi abuelo; el rey. Los guardias me dejaron entrar, una vez dentro de la habitación camine hasta estar frente a mi abuelo quien lucía algo cansado.

— Buenas tardes su majestad, quería sabes cómo se encontraba.

— Mi dulce Nae, es un placer recibirte aquí. –respondió desde su asiento— Lamentó no haberte visitado pero no me he sentido del todo bien.

— No es un problema abuelo, espero que pronto estés mejor.

— Gracias mi querida niña. Dime cuál es el motivo de tu visita.

— Estoy muy preocupada por lo qué pasó hace dos dias. Este problema ha distanciado más a nuestra familia. —le dije tratando de usar mi inocencia de niña — tal vez un matrimonio con alguno de mis tíos sería una buena relación, uniría más a nuestra familia. —le dije despreocupadamente.

Algo que Viserys I, había soñado toda su vida era que toda su familia fuera muy unida, y jamás lo había logrado, y en esta vida era algo que usaría a mi favor para convencerlo de este matrimonio.

— Sería una buena idea cariño, pero Alicent no lo aceptaría.

— ¿A ti te gustaría que me casara con Aegon? —pregunte usando mi inocencia infantil.

— Sería una gran unión, claro que me gustaría.

— Eres el rey, se hará lo que tú digas. —respondi dándole una gran sonrisa y batiendo mis pestañas— También sería Perfecto que mi madre tomara como su pupilo a Aemond, la relación entre mis hermanos y mi tío se uniría más, después de la noche anterior.

— Eres una niña muy persuasiva e inteligente, ¿como has pensado en esto?

— Solo quiero que nuestra familia esté unida.

Sonreí mostrando mis dientes blancos ante su respuesta. Y quería que mi familia viviera una gran vida feliz y tranquila. Que todos mis hermanos se comviertieran en grandes hombres, se casaran y tuvieran más de un par de niños. Que mi madre tuviera un reinado pacifico junto a su amado Daemond, y que Visenya llegara a este mundo para que se convertirá en una hermosa princesa con un futuro prometedor.

— Será una unión perfecta, y un matrimonio próspero. Y Aemond será un gran pupilo.

— Claro mi pequeña, ahora ve a alistarte y nos vemos en la cena.

Le di un rápido abrazo a mi abuelo y salí de la habitación, con una gran sonrisa. El rey tenía demasiado cariño por mi, solía decir que le recordaba a mi abuela Aemma. Y en esta vida usaría su cariño para conseguir lo que fuera para el bien de todos.

Camine por los pasillos de Marcaderiva, nos habiamos quedando unos días más después del accidente, todos partiríamos por la mañana. Observe a Ser Criston Cole, custodiar la puerta de los aposentos del príncipe Aemond.

— Hola, Ser Criston, ¿podría ver a Aemond? —le pregunte con dulzura.

— El principe no está recibiendo visitas.

— Porfavor, quiero ver que cómo está con mis propios ojos. —hablé con los ojos llenos de lágrimas.

Aemond en la vida pasada había sido mi gran amor. Después de este incidente habíamos comenzado a intercambiar cartas por cerca de ocho años, cada vez con mayor frecuencia. Hasta que se atrevió a pedir mi mano y nos casamos en una pequeña ceremonia Justo seis meses antes de que todo se volviera un caos y la danza de dragones comenzara.

— Puede pasar pero solo un momento princesa. —hablo el hombre.

Le di una gran sonrisa, siempre me habían dicho que era una niña muy dulce y tenía una cara muy angelical, y gracias a eso siempre que me lo propusiera conseguía que las personas hicieran mi voluntad. Había enredado el título de mi madre, de la delicia del reino.

— Gracias Ser Criston.

Sin pensarlo más entre a la habitación donde estaba Aemond sentado sobre la cama, observando con su único ojo el fuego de la chimenea.

— Mi príncipe. —hablé captando su atención.

Sentí mi corazón estrujarse al notar la gran herida en la cara de Aemond. Ese acontecimiento había traído cosas buenas pero también horribles, desde el odio inmensurable de Aemond por mi hermano Luke hasta nuestra unión. podía ver dolor en su cara, después de todo seguía siendo solo un niño.

— Por los dioses Aemond, ¿como te sientes? —hablé preocupada mientras me acercaba y me sentaba sobre el borde de la cama.

Aemond y yo siempre habíamos compartido momentos en la biblioteca gracias a que a manos nos gustaba mucho la lectura pero no solíamos hablar más de lo necesario.

— ¿Has venido a burlarte? —preguntó con ostilidad nada propia de un niño.

Sabía que Alicent había comenzado a envenenar mas a su hijo, gracias a el incidente. Pero no permitiría que la reina volviera a criar hijos inestables y con poco amor.

— Solo quiero saber cómo estabas. —le dije— Aún que tú también me has golpeado muy fuerte.

Había una herida suturada por encima de mi ceja, habían dado tres puntadas, me acerce a Aemond lo suficiente para que viera la herida que había causado la roca.

— Lo siento, no era mi intension golpearte a ti. —hablo apenado— Igual no importa ahora tengo un dragón.

Un dragón, lo que siempre había anhelado, el motivo por el cual siempre había sido modo de burla de Aegon y de Jace y Luke; Los cuales seguían a su tío en todo lo que les decía.

— Al parecer las cosas no había salido bien para nadie.

Mis hermanos y mis primas se habían llevado varios golpes y un gran castigo gracias a lo ocurrido. Después de todo alguien había perdido un ojo.

— Para mi salieron Perfecto. —hablo Aemond con una pequeña sonrisa.

— Ahora podremos volar juntos.

— ¿Te gustaría? —preguntó incrédulo.

— Si, una vez que te recuperes y aprendas a manejar correctamente a Vhagar.

Después de una charla corta, salí de la habitación despidiéndome de Aemond con la promesa que tendríamos una carrera

Black, red and green /Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora