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La cena había llegado demasiado rápido, estábamos reunidos a excepción de Aemond, quien había preferido dormir

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La cena había llegado demasiado rápido, estábamos reunidos a excepción de Aemond, quien había preferido dormir.

— Me gustaría hacerles un anuncio. —hablo el rey, haciendo que todos en la mesa guardaran silencio— Debido a los últimos sucesos tan desafortunados, he pensado en una manera para que mi querida familia esté aún más unida.

Todos observan con intriga a mi abuelo, sin saber qué palabras diría el rey.

— Me gustaría informarles de mi decisión de comprometer a mi hijo Aegon con mi querida nieta Naerys.

— ¡No lo aceptó! —exclamó la reina ante el anuncio de mi abuelo.

— Y yo soy el rey, y creo que es una matrimonio que nos traerá grandes beneficios, siempre y cuando los padres de Naerys estén de acuerdo.

Todos los mayores en la mesa parecian estar tenso y confundidos Gracias a la repentina decisión del rey. No era un secreto la tensión entre los rojos y los verdes, aquella tensión que había terminado de estallar después de la muere de mi abuelo Viserys.

— También son mis hijos no puedes decidir las cosas por ti solo. —hablo enfurecida la reina— Es una decisión que yo también tengo que tomar.

— También creo conveniente que Aemond sea pupilo de Rhaenyra, podrá venir a casa seguido ahora que ya tiene su propio dragón.

Mi madre me observaba fijamente tratando de averiguar si tenía algo que ver con la repentina decisión de mi abuelo. Solo le di una sonrisa y mi madre lo comprendió.

— Este matrimonio es muy beneficioso, estoy deacuerdo con su majestad. —hablo mi madre— También aceptaré con gusto al príncipe Aemond como mi pupilo.

La respuesta de mi madre solo hizo enfurecer más a la reina, quien se levantó de golpe y abandonó la habitación hecha una furia. Observe a mi ahora prometido quien me veía con cierto desprecio, seguramente por las cosas malas infundadas por su madre.

— ¿Cuando sucedera el matrimonio? —preguntó mi abuelo Corlys.

— Una vez que Naerys cumpla sus quince días del hombre.

— Bueno, un brindis por este próspera futura unión, nuevamente entre la casa Velaryon y Targaryen. —hablo mi padre Laenor.

Observé el ataúd de mi padre Laenor siendo arrojado al fondo del mar

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Observé el ataúd de mi padre Laenor siendo arrojado al fondo del mar. Mis lagrimas silenciosas se escurrían por mis mejillas.

No había podía salvar de la muerte a mi padre, y lo había perdido por segunda vez. Laenor había sido un excelente padre, a pesar que no llevamos su sangre, pero él nos quería como si fuéramos sus propios hijos.

Una vez que termino el funeral todos nos reunimos en una de las Terrazas de Mercaderiva, recordando al buen hombre que había sido mi padre.

Camine hasta llegar a Aemond quien estaba excluidos de todos en un rincón.

— ¿Como sigues de tu ojo? ¿Aún duele mucho?

— Aveces sigue doliendo demasiado, pero estaré bien.

— Claro que lo estarás.

Sonreí al recordarlo de grande y lo apuesto que lucia con el parche que había decidido usar.

— ¿Tratas de robarte a mi prometida? —preguntó Aegon, llegando a mi lado.

— Solo estamos platicando.

Observé a Aegon de mala manera ante sus palabras.

— A decir verdad estoy muy decepcionado al tener que casarme con una bastarda. —se acercó lo suficientemente para susurrar en mi oído— Al menos esperpento que seas lo suficientemente bella para compensarlo.

Aegon el ursurpador, el causante de todo junto a su despreciable madre y abuelo. Apreté fuertemente la tela de mi vestido azul celeste, quería tomar una daga y matarlo yo misma para así terminar con todo esto de un vez. Pero no podía, tendría que esperar varios años para poder desarme de el.

— No deberías de ser tan grosero con tu prometida.

— Mmm... Prácticamente me perteneces y puedo hablarte como se me de la gana.

Apreté fuertemente mi mandíbula, mínimo quería soltarle un puñetazo directo a la nariz pero en estos momentos solo era una niña de siete años y el era más alto y fuerte que yo.

— Que sea tu prometida no me hace de tu propiedad. —le respondí enojada alejándome de su lado.

Era un completo imbecil, tenía que hacer que Viserys lo enviara lejos de las garras de Alicent, pero sabía que ella no dejaría que le quitaran a su joya tan fácilmente como a Aemond.

Me aleje llegando hasta Helaena, quien estaba alejada de todos jugando con una araña. Arrúfenla nariz al ver a bicho de ocho patas sobre la mano de Hel, yo odiaba a cual insecto de más de dos patas, eran aterradores.

Sonreí al ver a Helaena, en esta vida ella también merecía su final feliz, esta vez ella no se casaría con Aegon y pagaría por pecados que ella no cometió. Ella solo era otra inocente más de la danza de los dragones.

— Hola. –le salude.

— Hola Naerys, ¿no es hermosa?

— Claro es muy hermosa, siempre que no esté cerca de mi.

Ella me dio un calida sonrisa, esperaba que esta vida se casara con un gran hombre y tuviera una buena vida.

— ¿Estas feliz con tu compromiso? —preguntó mientras seguía observando a la araña.

No, no cuando quería matar a mi prometido con mis propias manos.

— un poco, aún falta muchos años para que me case.

Un par de días después todos regresamos a la fortaleza roja, donde la tensión era demasiado palpable gracia a lo ocurrido días atrás. Ahora mismo iba junto con mi madre a conocer a mi escudo juramentado, Sir. Simón Strong; el hermano menor de Harwin Strong, el había sobrevivido al incendio gracias a que se encontraba fuera de Harrenhal. 

Simón, era un buen hombre y había dado la vida por nuestra causa. Me había protegido hasta el último aliento como le había prometido a su hermano mayor que cuidaría de sus hijos. En esta vida tampoco dejaría que muriese, en esta vida haría que fuera la cabeza de la casa Strong y el nuevo señor de Harrenhal.

Cuando llegamos mis ojos se llenan de lagrimas, quisieron correr a abrazarlo pero no puedo perder la compostura. Sonrió al verlo, era demasiado presido a Harwin.

— Es un honor servirle princesa. —habla Simón, y hace un reverencia para mi madre y para mi.

Black, red and green /Aemond Targaryen Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang