3

1 0 0
                                    

Había perdido la cabeza, mis ojos parecían ya no querer funcionar a la perfección por las noches en vela y poco a poco me estaba consumiendo en un torbellino de emociones. Deseaba que todo volviera a la normalidad, pues desde aquel momento en el que mi rutina diaria había cambiado, incluso sentía que yo ya no era la misma de antes. Era como si algo en mi interior hubiera cambiado de repente o como si me estuviera contenido en un cuerpo que no me pertenecía.

Las pistas eran claras y a la vez tan confusas, que si tan solo hubiera hecho caso a mi intuición probablemente nunca me habría arrepentido de todo aquello que se avecinaba, pero allí estaba al final de cuentas. Si solamente hubiera hecho un poco más de caso a lo que sucedía, no hubiera desperdiciado mi tiempo tratando de encontrar una cura para mi delirio. Pero cada día mi cabeza estaba tan confundida que ni siquiera podía ver más allá de lo que me rodeaba.

En algún punto decidí crear un diario de lo que estaba comenzando a suceder, y si bien parecía un sin fin de locuras sin sentido, todo parecía coincidir entre sí. Parecían raíces de un árbol entrelazándose de a poco y sin un final claro.

Estaba tan concentrada en escribir que no fui capaz de percibir lo que de a poco se creaba sobre mi. Como las noches anteriores y gracias a mi insomnio constante, me encontraba sentada fuera de casa, pues a nadie parecía interesarle, (si es que ya se habían dado cuenta de que vagaba por las noches desoladas en mi propio hogar, como una persona ajena a ella).

Un sonido extraño me alarmó; provenía del cielo, así que rápidamente volteé. Lo que mis ojos miraban no tenía explicación; similar a mi sueño de hace algunas noches, el cielo comenzaba a tornarse de luces giratorias y rayos color morado, todo ello en un extraño remolino que comenzaba a crear un viento arrasador. El sonido que llegaba a mis oídos era un simple y pequeño pitido que hacía que me retorciera. Cerré los ojos con fuerza debido al dolor en mis oídos y deseé que todo terminara rápido o pronto me quedaría sorda.

Esa noche temí como nunca antes lo había hecho y me pregunté si alguna vez había sentido tantas emociones como en ese momento. Temblé cerrando los ojos tan fuerte que comenzaban a doler y el viento a mi alrededor era demasiado que temí salir volando mientras me mantenía de rodillas en el suelo.

《¡¿Qué se supone que es esto?!》- pensé.

¿Por qué era yo la única persona despierta?, nadie a demás de mi se había percatado de lo que sucedía fuera. El sonido, aun siendo tan fuerte como para dejarme en el suelo, no parecía molestar a nadie más. Todos dormían, mientras yo me sentía morir.

– Es solo un sueño- me dije a mi misa para tranquilizarme- es un sueño- repetí frenética una y otra vez, pero no parecía un en absoluto. Todo se sentía tan real.

De un momento a otro todo se calmó; el sonido paró, el viento también, así que decidí abrir de una vez por todas los ojos. Para mi sorpresa, me encontraba en una habitación oscura, iluminada solo por un reflector hacia mí. La luz me fastidiaba y los oídos aún dolían por las fuertes vibraciones de apenas unos minutos atrás. Me preguntaba qué había pasado y en donde me encontraba. Revisé la habitación detalladamente encontrando un par de siluetas un poco familiares, antes no me había percatado de ellas, por lo que me sorprendí.

Los reconocí como los seres que solían vigilarme por las noches; y, me pregunté si ellos tenían que ver con lo que había sucedido hace unos segundos atrás. Poco me tomo para darme cuenta de que era un sí absoluto. Más curiosa que nunca los observé, traté de formar una imagen concreta de ellos pero me resultó imposible teniendo en cuenta de que nunca se mostraron de verdad. La curiosidad me ganó, sabía que no podrían ser humanos comunes y corrientes como yo.

— ¿Quiénes son ustedes? - Pregunté tentando el terreno y levantándome del suelo, pues todo este tiempo había estado de rodillas, caminé un poco hacia ellos, pero su respuesta me detuvo.

Un abismo infinitoWhere stories live. Discover now