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Actualidad 

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Actualidad 


Como si el destino se estuviera burlando de mí,

Encuentro tu silueta una vez más frente a mí.

Destino



Si hay algo que detesto son los días en los que el calor se hace presente en su máximo esplendor, con ello el sol en su punto exacto y no es que tenga algo personal con el astro rey, de hecho, me gustan las mañanas cuando recién sale y sus rayos quieren abarcar la ciudad.

He pensado también, muchas veces que es relajante ver como los pájaros realizan su canto mañanero, pero en estas circunstancias, rodeada de tantas personas no es uno de mis momentos favoritos del día, pero todo sea por ahorrar para el preciado álbum que quiero comprar.

Sacrificios con una buena justificación, eso diría mi prima.

Suspiro, por lo general me gusta ir en el trasporte público ya que podemos distraer nuestra mente con las zonas que recorre en el bus, pero cuando se llena admito que no es un lugar relajante.

—¿Cómo han estado? les saluda el payasito Tarde feliz.

Ay no... en definitiva no es uno de mis mejores días.

Aún recuerdo cuando la semana pasada me subí al bus con mi mamá para ir a realizar las compras, nos encontramos a un payaso y terminé siendo abucheada entre tantas personas. Lo irónico es que fui yo la de la idea en subirnos al transporte.

—Una rosa para una bella dama.

si no lo miras, no puede notarte.

—¡Amigo! ¿Se considera usted muy guapo para estar sentado al lado de tal hermosa dama? —exclama el payaso.

Y aquí empieza...

—¿Yo? ¿Guapo? —pregunta el chico —¿Acaso no me está viendo? —esa es una mala respuesta.

Trato de moverme lo más sutil para no llamar la atención del payaso, sin embargo, mi objetivo fracasa al intentar abrir el cierre de la mochila para obtener mis auriculares.

Maldición, se enredó con mi paraguas por lo que trato de halar ejerciendo un poco de fuerza y mi codo termina golpeándose con el asiento.

—Pequeña amiga ¿Qué tal la universidad? —pregunta el payaso centrando su atención en mí.

Genial, ahora todos me miran.

—Bien, supongo —respondo, trato de dar una respuesta corta.

—Ya veo por qué carga los pelos de puntas entonces.

Ay no... también tiene el sentido del humor roto.

—Las ideas quieren salir de tu cabeza, pero aquí tenemos la solución para el nido de pájaros que se forman al levantarnos de dormir —exclama —les muestro el cepillo que les dará la solución a todos sus problemas, tienen suerte porque son los primeros en ver este increíble producto que ha desarrollado la nueva empresa de cosmética.

Frunzo el ceño, todo este tiempo trató de llamar la atención para vender ese producto, las acciones de las personas son impredecibles la mayor parte del tiempo.

Minutos después, me encontraba subiendo los escalones para llegar a mi facultad, lo increíble es que llevaba un lindo planchado de cabello debido al producto del payaso del autobús.

Supongo que algo bueno salió de todo ese momento incómodo, además que peculiar estrategia de ventas.

—¿Dónde estás? —pregunta Micaela desde el otro lado de la línea —¡Te quedarás afuera por llegar tarde! —escucho a Liam gritar.

—Subiendo las escaleras ¿por? —decido preguntar —Dile a Liam que se callé.

—Cómo que "por" —inquiere —es el primer día loca, apresúrate que el docente aún no llega.

Me limito a responder rodando los ojos, aunque sé que no puede verme. Además, porque tanto alboroto si cuando baje del bus eran apenas la 1:30 de la tarde. Lo que significa que aún tengo tiempo...

No.

Definitivamente ya no tengo tiempo.

Voy corriendo al salón 22 y respiro cuando veo que todavía no ha llegado la persona que sería nuestro tutor o tutora.

La primera impresión es importante.

—Y hablando de rey en Roma —empieza Liam —¿Qué te paso en el cabello? ¿Quieres conquistar a alguien? —exclama el pelirrojo.

Arrugo la nariz ante su comentario.

—¡Auch! —dice mi amigo tras el golpecito en la cabeza que Micaela le acaba de proporcionar.

—Luces genial —menciona ella con una sonrisa.

El primer día de clases, el inicio de un nuevo semestre.

Como explicar eso cuando eres nuevo en la universidad, la típica rutina de los nombres, de donde somos y nuestras edades. Todos los profesores hacían lo mismo, lo que indica que sería toda una semana introductoria.

Para la hora de salida estipulada, ya no quedan muchos estudiantes ya que depende de lo que decidan los docentes, entonces decido sentarme en la estación frente a la universidad.

Un grupo de estudiantes camina tranquilamente y dejo de respirar por varios segundos. Él se ríe junto a lo que serían sus amigos mientras pasa una de sus manos tirando su rizado cabello hacia atrás.

Un recuerdo llega a mi mente.

—Me está mirando, ¿verdad? —Dice de espaldas.

—Vaya, logró despertar el sentido arácnido en ti —Digo en tono de broma, mientras dirijo mi mirada hacia la infraestructura donde se encuentra un grupo de estudiantes de diferentes instituciones. —¿Quién es? —Pregunto.

—La vieja Inés —Responde tapándose la boca evitando reírse —Es el chico de lentes —Su respuesta no es de gran ayuda porque hay más de un estudiante que usa lentes, lo que me hace rodar los ojos.

—Es el chico de lentes —vuelve a repetir Ana —el de cabello rizado, el que está en la esquina.

—Ya lo vi —respondo —está conversando con otros chicos y está de espaldas —menciono—retira lo del sentido arácnido, estás paranoica —digo riendo retomando el sitio indicado —Bueno, quizás no lo estás porque se acaba de voltear.

—Te lo dije, él está mirándonos.

—Te está mirando —corrijo. 







Avisarles que voy a realizar ciertos ajustes  en los inicios de los capítulos para que tengan un buen estilo de presentación, voy a centrarlos para que se puedan apreciar de una mejor forma. 

Nos vemos el fin de semana!

Sparks FlyWhere stories live. Discover now