—Te extrañé tanto en todo este tiempo — decía repetidamente Charlie, aún aferrada al cuerpo de su padre — ¿Dónde estuviste? — dijo separándose un poco para ver el rostro de su progenitor.
El pelirrojo la miró y después volteó con el ceño fruncido a dónde estaba la de pelo gris, era evidente la desconfianza en ella.
—Es... complicado — contestó Alastor. —porque no mejor me dices que es este lugar — agregó mientras observaba el lugar.
—Oh claro, bienvenido al "Hotel Feliz", bueno lo será pronto, compré el edificio para construir un lugar donde los pecadores puedan redimirse y si funciona podré evitar el exterminio anual-...
—¿Exterminio anual? — interrumpió el hombre.
—El cielo realiza una purga una vez al año, mandan ángeles a matar a los pecadores para que no puedan sublevarse — comentó Vaggie.
—¿En serio? Y yo que pensaba que ellos eran los buenos — ironizó el demonio.
Charlie notó aquella acción y se acercó a su novia tomándola de la mano para presentarla.
—Y ella es Vaggie, mi novia — expresó la rubia mirando con ternura a su amada.
¿Novia dijo? ¿Cómo era posible que su pequeña princesa tuviera por novia a un ángel? Se pensaba Alastor. Claro Lucifer también fue uno, pero eso era distinto, las cosas cambiaron desde que decidieron matarlo.
Al sentir la fuerte tensión en la habitación la princesa procedió a presentar a su padre con su novia.
—Amor, quiero presentarte a Alastor... mi padre — concluyó con una sonrisa.
—¿T-Tú padre? — titubeó la otra joven, las piernas le temblaron al escuchar a Charlie decir esas palabras, ¿El demonio radio era papá de su novia? ¿Cómo era eso posible? Pensaba ella.
—Lo sé, lamento no haberte dicho que soy hija del demonio radio — explicaba Charlie con serenidad — pero ser hija de Lucifer ya es bastante sorpresa. Además, es complicado explicar como sucedió.
El demonio ciervo se aproximó a donde la grisácea con una sonrisa en su rostro, no era precisamente de felicidad, ni de alguna emoción positiva.
—Es un placer— Alastor estiró su mano para estrecharla con la de Vaggie, cuando fue correspondido la apretó sutilmente.
—Sígueme papá, te daré el recorrido por el hotel— la rubia salió de la habitación emocionada, dejando solos a su padre y su novia por unos breves segundos.
—¿Ella no lo sabe? —inquirió el demonio de la radio.
—No...— fue la respuesta de la joven con su mirada fija en el piso, entendía a lo que el hombre se refería con esa pregunta. Charlie no sabía sobre su naturaleza.
—Será mejor que se lo digas pronto o podría enterarse por alguien más — el hombre salió de la habitación yendo detrás de su hija.
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