Mía, la hija única de J.A Bayona, tiene la oportunidad de trabajar en el último proyecto de su padre, eso sí, como nutricionista. Ella lo acepta sin pensarlo y sin esperarse que una vez en esa película, conocería a los que serían sus amigos y tal ve...
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XXVII | estudiante de derecho| Conan Gray - Yo estaré para volver a levantarte, ¿vale? @devv . . . . . . . . . . . . . .
Mía's pov
Estábamos a 10 de febrero, mi abuela llevaba muerta 8 días y aunque sabía que debía de superarlo, no era capaz, al igual que mi madre. Ambas estábamos pasando el duelo, ella comprando cosas y haciendo postres y yo encerrándome en mi habitación sin salir y sin querer hablar con nadie.
Mantuve un poco el contacto con los chicos, pero luego de su muerte, no me molesté ni en cargar de nuevo el móvil, así que estaba incomunicada, solo me dedicaba a ver la tele, comer, ir al baño y dormir.
Mi madre y su marido estaban preocupados, y me quisieron llevar al psicólogo, pero ante mi negativa decidieron dejarlo estar, pues no me podían llevar en contra de mi voluntad por ser mayor de edad.
En la última semana de vida de mi abuela, me había cortado el pelo, pues a ella le gustaba como me quedaba, así que decidí donarlo y ahora pasé de tenerlo por las caderas a tener media melena.
Para no estar tanto tiempo viendo la tele, comencé a hacer crochet o a componer canciones que nunca saldrían a la luz. Así que ahora estaba haciendo lo segundo, cuando llamaron a mi puerta.
- Mía, ¿puedo pasar? – escuché la voz de Devin
- Pasa – accedí
Mi hermanastro entró y se sentó a mi lado, cogiendo un taburete que había por mi cuarto.
- ¿Estás mejor? – preguntó
Me encogí de hombros.
Él siempre venía para ver cómo estaba. Desde que lo conocí, nos hicimos muy íntimos, aunque no fuéramos familia de sangre, yo decía abiertamente que era mi hermano mayor.
- Gracie hizo pasta – avisó y me dejó el plato cerca de mí – Ella ya está mejor, le duele haber perdido a su madre, pero poco a poco lo supera
- Me alegra – dije sin apartar mi vista del papel – A mí me va a costar más
- Lo sé – me apartó un mechón de la cara – Pero yo te voy a ayudar
Lo miré y sonreí.
- Vale – accedí – pero dudo que lo hagas de un día a otro
- Lo sé – suspiró – pero yo soy un experto en estas cosas, así que después de comer te vienes a mi habitación y jugamos a la play
- No se jugar
- Yo te enseño... hay que empezar a salir de tu zona de confort – dijo antes de coger una de las canciones, la leyó por encima y la volvió a dejar en su sitio - ¿Las grabarás? Cantas muy bien como para no demostrarlo
