8

439 59 2
                                    

Eliot me observó mientras me analizaba.—¿Eli, te  enamoraste de Liam.?

Tragué saliva y desvié la vista.—como si eso importara... Además, no creo que sea posible enamorarse de alguien que te lastima una y otra vez.—dije con la voz cortada.

—De acuerdo, perdón por preguntar. Voy a volver al trabajo ahora.

Está bien, debo ir a casa. Rene vendrá por mí para ir a un partido de hockey. Nos vemos después, Eliot.

Después de cambiarme, subí a mi auto y empecé a conducir rápidamente. Al llegar, fui directo a mi habitación y comencé a arreglarme para el juego. Me cambié de ropa unas cinco veces porque no me gustaba nada de lo que probaba, lo cual empezó a frustrarme. Finalmente, elegí un vestido estilo camiseta de color azul.

Mientras terminaba de maquillarme, mi celular empezó a vibrar. Lo revisé y vi un mensaje de Rene diciendo que estaba afuera. Rápidamente, tomé mis cosas y bajé. Él estaba parado recargado en su auto y me dio una pequeña sonrisa al verme.

—¡Buenas tardes, señorita Scott!—dijo con amabilidad mientras me abría la puerta del carro.

—Hola—dije con una sonrisa. Él cerró la puerta y subió por la puerta del piloto.

René me observa intensamente—Te ves muy linda—dice mientras se pasa una mano por el pelo.—Siempre te ves linda.

Sonreí.—Gracias, tú también te ves muy bien—   respondí.—Pero creo que eso es lo que pasa cuando te duchas—agregué bromeando.

—En serio, si tan solo alguien me hubiera hablado de las 'duchas de élite', seguro habría tomado una antes para evitar que las chicas me rechazaran— dijo jugando

Mis ojos se abrieron completamente.—¿Así que te rechazaron muchas veces?—dije con curiosidad.

René me dio una sonrisa traviesa.—Dejamos esa pregunta para después. Vamos al juego antes de que mi encanto se pierda.

— ¿Tienes miedo de volverte calabaza?

René me observa fijamente mientras se acerca a mí. Sus labios quedan a escasos centímetros de los míos mientras toma mi cinturón y lo abrocha, sin apartar la mirada.—No, antes de besar a la princesa—murmura.

Mientras el motor ronronea, él giró la llave en el encendido y comenzó a conducir hacia la pista de hielo.Yo rápidamente conecto mi teléfono al sistema de audio del auto y el sonido vibrante de la música llena el espacio. Al ritmo de la melodía, no puedo evitar comenzar a moverme en mi asiento, dejándome llevar por la música. De vez en cuando, noto cómo él aparta la vista de la calle para observarme con una pequeña sonrisa cómplice, lo que me hace sonreír aún más.

Después de unos minutos, llegamos a la pista de patinaje. El aire frío y nítido nos recibió mientras nos dirigíamos hacia la entrada. Dentro, la emoción y la energía del juego de hockey capturaron nuestra atención de inmediato. El sonido de los patines deslizándose sobre el hielo y el clamor de la multitud crearon un ambiente vibrante y electrizante.

Nos encontramos un lugar desde donde pudiéramos disfrutar del partido. Mientras observábamos el juego con interés, nuestras conversaciones se entremezclaban con comentarios sobre las jugadas emocionantes y los movimientos hábiles de los jugadores. En esos momentos, compartíamos risas y comentarios cómplices, sumergidos en la atmósfera emocionante del hockey sobre hielo.

Antes de que terminara el partido, la mano de René se fue acercando lentamente hacia la mía. Sus dedos encontraron los míos y su mano se entrelazó suavemente con la mía. Nuestras manos permanecieron unidas hasta el final del partido de hockey. A pesar de que el equipo de René perdió, la noche había sido realmente especial y llena de diversión para ambos.

El desastre que fuiWhere stories live. Discover now