sieben

82 6 3
                                    

"Querido diario, soy yo, otra vez

Shuichi me ha regalado unas acuarelas y un sketchbook.

¿Por qué de pronto tengo tantas ganas de llorar?

Mi pecho duele muchísimo, es abrumador, nadie jamás se había interesado en mí antes, todo lo que había experimentado era rechazo, dolor, miradas de odio, de asco. Hope's peak realmente es marvilloso, un lugar como lo prometen.

Tengo miedo. Tengo miedo de encariñarme con Keebo o Shuichi. ¿Y si es falso? ¿Quieren algo de mí? ¿Soy su bicho raro? ¿Qué ven en mí? Tal vez solo quieran utilizarme, no tengo mucho que dar, nada, realmente, pero no lo entiendo.

Shuichi es lindo.

Agh, olvida eso.

— recordar tarea de química."

Sus dedos jugaban con las amarillentas hojas de su diario, aún no atreviendose a abrir el paquete de acuarelas envuelto en ese apretado plástico, o el skeetchbook, que aún mantenía sus hojas intactas. No podía evitarlo, estaba asustado. Mordió el lápiz en su mano, no pudiendo acomodar todos los pensamientos que estaban llegando tan de pronto a su mente. Todo es tan confuso.

Decidió ir a dar una vuelta en un pobre intento de acomodar sus pensamientos, sin antes esconder su diario debajo de su cama, casi tan inseguro como su actuar de siempre. ¿Qué pensaría Shuichi si supiera que un chico de su edad escribia un diario? Quizá pensaría que es absurdo, o tonto, o infantil.

Kokichi no quería que Shuichi pensase mal de él.

Caminaba con un cigarro acercandose y alejandose casi muy ansiosamente de sus labios, tener tantos pensamientos y no poder dejar salir nada era frustrante, agotador incluso. Abría su boca de vez en cuando, intentado dejar salir algo, lo que fuese; un grito de ayuda, un quejido, un sollozo. Nada.

Una vez más, sentía ese decaer. Nada se escuchaba.

Nada.

Nada.

Sus dedos se enredaron entre sus cabellos, apoyado contra una pared, lentamente se encogió en el suelo y comenzó a sollozar, una y otra vez. Su visión ya se encontraba borrosa, su respiración entrecortada, una vez más ese punzante dolor en su pecho, mas, nada salía de su pobre garganta.

Casi parecía un show, un acto, como si de un mimo se tratase. Tan solo sentía la frustración y tristeza recorrer su cuerpo, su soledad.

— ¿Q-qué le ocurre a esa chica..? —

Escuchó una tímida voz a lo lejos. Sus manos pronto abandonaron su cabello, cubriendo en su lugar sus labios, como queriendo mantener silencio.

Sabiendo que ya lo hacía.

Todo este tiempo.

Toda su vida.

Una chica rubia y una peli-morada se acercaron a él, Kokichi no conocía a ninguna, solo sabía que eran de la clase al lado de su salón. Apenas notó que las chicas miraron en su dirección, intentó esconderse entre sus rodillas y sus brazos. Fué en vano.

❝ Mute ❞ ¦ Saiouma Where stories live. Discover now