[2] Como una rata.

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Los pasos se hacían más cercanos, así que mi única opción era salir de aquí por donde vine y poner veinte macetas encima de la puerta tapando la salida.

Empecé a subir las escaleras y cerré la puerta en silencio, empecé a arrastrar las macetas colocándolas encima, agarré mi mochila y corrí hacia la salida del jardín.

Abrí la puerta y ahora sí, corrí lo más que pude, no sé cómo no me caía o me resbalaba porque andaba sin zapatos, mis pies estaban hechos un asco.

Llegué a la puerta de servicio, coloqué el código a la velocidad de la luz y entré a la casa.

Ufff... Primera parte del plan... Perfecta.

Como mis pies estaban sucios iba a dejar huellas en la baldosa blanca de la casa, así que busqué la cocina e ingresé allí con sumo silencio.

Se que sería buena idea llamar a la policía, pero si vienen con sus sirenas a todo volumen es de lo más posible que los ladrones asesinen a mi padre y a nuestras manos derechas.

Cogí un trapo de cocina y limpié mis pies con rápidez.

—Oye, tengo tanta hambre. Esto es tan complicado y el jefe ni nos alimenta— escuché como hablaban desde afuera de la cocina.

Ay, mamita santa.

¡¿Dónde carajos me meto?!

¿Y esta mochila gigante?

Tenía unos milisegundos para esconderme y lo más rápido que se me ocurrió fue agacharme e ir rotando todo el mesón para que no me vieran.

La puerta se abrió y la sangre se me bajó a los pies.

—Ese Seokjin se la paso recorriendo toda la casa y no encuentra a la hija del presidente, ni con refuerzos, creo que se escapó— escuché un golpe y empecé a moverme en dirección contraria a ellos, es decir; ellos iban por el lado izquierdo del mesón y yo iba por el derecho, solo nos separaban dos metros de ancho de puro concreto.

Los secuestradores y la que debería ser la secuestrada.

—No digas eso, Hoseok. Sabes que Jungkook nos matará si no le llevamos a la hija del presidente— los vasos fueron movidos mientras se escuchaba como los anaqueles eran abiertos y acababan con la comida en paquetes.

Dejé de moverme puesto a que sus paso se detuvieron en un lado de la cocina, así que decidí quedarme quieta y en alerta ante cualquier movimiento.

—¿Conoces a la chica?

—No, no he visto ni una foto de ella si la veo ahora se escapa porque ni se quién es— soltaban risas y risas hasta que otro hombre empezó a hablar por un Woki Toki.

—Hoseok, ¿Has visto algo?— se escuchó un poco entrecortado.

—No, Jungkook. Estamos en la cocina, ¿Quieres comer?— le preguntó con un tonito feliz.

—¡Deja de tragar y ven rápido!— la voz enojada hizo que me temblaran hasta los pensamientos.

Solo está comiendo, ¿Por qué le grita así?

Es común tener hambre...

Ahora que lo pienso, no estarían mal unas empanadas de pollo con una salsa picante encima, y un vasito de jugo con harto hielo... ¡Oh, oh! Y para postre, una torta de chocolate, con chocolate líquido en medio, y cuando se parte sale todo chorre...

Estoy en medio de un secuestro y yo pensando en comida.

Concéntrate, estúpida.

—Ay, hombre. Ya voy, ya voy— su tono cansado hizo que se relajara y sus pasos empezaron a acercarse a la puerta.

—Ven rápido, hay que dividirnos, las cámaras no están por toda la casa y menos en la cocina de servicio— el hombre através del Woki Toki soltó un suspiro. Pude reconocer que era la voz del hombre que me habló por el celular, bien se llama Jungkook. El jefe, tengo que llegar hasta él.

—Sí, sí. Cambio y fuera— abrieron la puerta y salieron.

Por fin...

Me coloqué bien la mochila y terminé de limpiarme los pies.

Caminé en silencio hasta la puerta pero antes de abrirla me puse a pensar.

Si salgo por este pasillo las cámaras me captarán. En cambio, si me subo al conducto de ventilación que queda en el baño tengo más posibilidades de llegar de golpe a la sala principal.

Tendría que escabullirme, como una rata.

Si hacia eso, adiós a la mochila con municiones, haría mucha bulla y no podría avanzar en ese espacio tan estrecho.

Pero, en caso de me lleguen a gastar las balas...

¡Ash!

No lo pienses mucho, Ami. Solo tengo que ir por el conducto de ventilación, no tengo opción.

Guardé unas cuantas balas más y dejé la ametralladora en el baño, junto a la mochila en uno de los anaqueles, si por casualidades de la vida debo regresar, aquí tengo de vuelta mi mochila y el arma, por ahora vamos con dos pistolas.

Respiré profundo y me paré en la tapa del váter abrí la tapa del conducto pero me era muy díficil subir.

¡Mierda!

Mi cabeza se llenó de pensamientos de:

¿Qué hago?

Piensa, piensa...

El tacho de basura.

Cogí el tacho, lo volteé y lo puse sobre el váter.

Bien, aquí voy.

Puse un pie tanteando que este no se moviera y finalmente brinqué lo más que pude haciendo un poquito de ruido, y rezando que no se hubiera escuchado.

Empecé a arrastrarme por todo el conducto, pero con lo nerviosa que estaba olvidé sacar las armas de mis bolsillos y estás chocaban con el fierro haciendo ruido, más las balas, tenía que deshacerme de ellas, todo lo que conseguí no me sirve un culo.

Dejé las balas botadas y seguí arrastrándome con armas en manos.

Giré a la derecha y seguí por el conducto oscuro, hasta que veo una rejilla que daba la facilidad de mirar abajo.

Me arrastré hasta llegar allí y mis ojos visualizaron la situación.

Habían cinco hombres en la puerta de la sala principal, lugar donde estaba el Juan ese y mi padre. Sí seguía por el conducto podría llegar a la sala principal y dispararle al Juan en sus brazos y piernas, para que no se pudiera mover, no quería matarlo.

Pero en caso de que hayan muchos más hombres en la parte de adentro estaría complicada la cosa, si lograba dejar inmóvil al Juan podía activar el cerramiento total de la casa poniendo paredes de fierro entré cada habitación así las personas de afuera no entrarían y tampoco podrían salir, ahora, si hay hombres adentro me podrían disparar con tan solo abrir el conducto.

¿Me arriesgo y voy directo donde el Juan, o trato de distraer a los hombres de afuera?

No sé un culo.

You don't own me [Jungkook] [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora