Capítulo 7: Lengua de lagartija

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Gala le había dedicado una mirada de auténtico despreció antes de aferrarse a Sophie y de desaparecer dentro de la universidad; Kevin se había sentido como un verdadero capullo

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Gala le había dedicado una mirada de auténtico despreció antes de aferrarse a Sophie y de desaparecer dentro de la universidad; Kevin se había sentido como un verdadero capullo. «¿Qué coño debe pensar de mí?», se preguntó a sí mismo. Estaba claro que la opinión de la morena debía de ser demoledora y de poder conocerla, seguro que le haría polvo. No le había hecho ni pizca de gracia, y a su lado, Wendy, parecía haberlo notado; lo que sugería que una tormenta caótica se acercaba para arrasar con todo.

—¿Quién es esa? —le inquirió en voz baja, pero con un tono acusador.

Kevin se vio tentado a responderle que no era de su incumbencia; de camino a Loowod habían acordado que su farsa iba a durar, como máximo, ese mismo curso. Y aunque Kevin se había mostrado reacio y había intentado rebajar su condena a cuatro meses, había terminado por aceptar. Al menos, sabía que tenía fecha de caducidad; tenía que sobrevivir nueve meses.

Gracias a dios, Mia apareció tras la fingida pareja y los separó con descaro colocándose en medio. Kevin le guiñó un ojo en agradecimiento, sin que Wendy se percatara; aunque no estuviera al tanto de lo que acababa de ocurrir con Gala, su hermana le había ayudado, a al menos, posponer sus preguntas.

—Podrías dejar respirar a mi hermano —le recriminó a Wendy.

Ella, como era de esperar, no tardó en sacar las uñas:

—Para que esto funcione tiene que ser creíble para todos; incluida tú.

Claramente, ella sabía que su reconciliación era falsa; no podía tener secretos con su hermana y menos uno de ese tamaño. Al principio, se había cabreado muchísimo; Kevin no la había visto reaccionar así jamás. Mia parecía tener un carácter mucho más fuerte que antes. Fue su rabia contenida y la manera en la que articulaba las palabras; Kevin se dio cuenta de que, de su hermana, lo único que se mantenía exactamente igual, era la apariencia. Por dentro, había madurado y crecido muchísimo más de lo esperado. Y eso incluía haber desarrollado una lengua viperina sorprendente:

—Siempre me has parecido una falsa —Mia habló con total sinceridad. Kevin disfrutó de ello y aplaudió mentalmente a su hermana.

El rostro de Wendy se enrojeció por la ira. Pero como era de esperar, aquel cambio fue sutilmente notable por un solo segundo; las apariencias eran lo primero y estaban en público.

—No me vas a hacer perder los estribos, pequeña Mía —le sonrió Wendy falsamente.

Su hermana le devolvió la sonrisa con burla.

—¿No quieres acompañarnos hasta nuestras clases? —le suplicó en silencio Kevin.

—Prefiero empezar la universidad con una muda limpia y no manchada de sangre —le sonrió Mia irónica—. Te dejo con la reina Cersei Lannister. Mucha suerte —le susurró antes de besarle la mejilla y desaparecer entre el gentío.

Todas las veces que pudimos ser y no fuimosWhere stories live. Discover now