Capítulo 26

1K 191 93
                                    

20 Junio 2023

Dan

Desde que entramos en la habitación supe que no seríamos capaces de dar marcha atrás. Nos hacíamos falta, nos necesitábamos con una desesperación absurda como si nos hubiéramos separado durante otros seis años.

En el paseo con los niños, apenas si pudimos tocarnos, no hubo nada más allá de roces accidentales y unas enormes ganas de unir mi boca a la de él.

La habitación nos ofrecía esa oportunidad, aquella intimidad que nos permitió arrancarnos la ropa entre el silencio y las respiraciones forzadas que servían para contener nuestros suspiros.

Jaekyung me abrazó tan fuerte que le rodeé el cuello para no caer. Sentí su aliento cálido en mi piel mientras murmuraba, aunque el pulso me latía tan rápido que apenas escuchaba lo que decía, pero sé que eran palabras cargadas de emoción y promesas susurradas sobre lo que estaba por llegar. Y quise aferrarme a todo eso cuando lo sentí dentro de mí moviéndose con cuidado de no lastimarme.

Contemplé esa sonrisa suya y deseé que me acompañara durante el resto de mi vida, era casi juguetona, pero cargada de intenciones. Peligrosa y al mismo tiempo reconfortante, tanto que cuando quise darme cuenta me quedé embobado observándolo, observé su expresión de placer y lo sentí derramándose en mi interior.

El calor fue agobiante y un placer intenso nos hizo estremecer y buscarnos a través del tacto.

No éramos mucho de las charlas en la cama y menos si estábamos desnudos, pero una vez me abrazó, me acercó a él y sentí su pecho en la espalda, sus besos en mis hombros y sus brazos acariciando los míos, no quise nada más.

Me bastó un instante para darme cuenta que tenía cosas que decir. Me di la vuelta y besé sus labios, Jaekyung parecía tan aliviado que me conmovió verlo cerrar los ojos y dejar que besara por encima de sus cejas y después sus parpados.

Acaricié su rostro, clave mi mirada en él y dejé que fluyeran todos mis sentimientos.

Había sido el mejor día, o al menos uno de los mejores días de mí vida.

¿Pensaría él algo similar? Después de todo las personas tenemos visiones únicas de los momentos.

—Te amo.

—Te echaba de menos— dijo él y tocó mi mejilla.

—Hay algo que debo decirte Jaekyung.

—Igual yo.

—Yo primero— tomé aire, no era el momento de acobardarme—. Tu eres lo mejor que me ha pasado en la vida, el antes y el después que lo iluminó todo y aun así me di cuenta que no confiaba en ti— se me hizo un nudo en la garganta—. Todos estos días no hice otra cosa que pensar que no querías hablar conmigo, que habías decidido quedarte en Seúl y no volver. Tuve miedo, un miedo intenso de que te hubieras dado cuenta que esta vida no era lo que buscabas. Tu voz al teléfono, más que tranquilizarme me dejaba peor. Daba por hecho que no volverías.

—Kim Dan...

—Déjame hablar— si me detenía, olvidaría lo demás—. El problema es que no puedes llenar todos mis vacíos. Tengo que empezar a descubrir por mi cuenta quién soy. Porque si estamos juntos todo es perfecto, no necesito nada más. Pero cuando me quedo solo, siento que me falta algo. Es un agujero que cada vez se hace más profundo, como si cavara sin parar y no consigo llenarlo ni taparlo o fingir que no lo siento aquí— me llevé una mano al pecho—, quizá hay algo mal en mí.

Jaekyung inspiró hondo, acortó la distancia, me dio un beso y yo sentí que el aire a nuestro alrededor se cargaba de electricidad. Juré que nadie pronunciaría mi nombre como él lo hacía, con delicadeza y fuerza a la vez.

A 452 kilómetros de ti (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora