Capitulo #23

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La mañana siguiente se filtró suavemente a través de las cortinas entreabiertas, llenando mi alcoba con una luz dorada y reconfortante. Me desperté envuelta en la suave calidez de las sábanas, sintiendo una sensación de paz y serenidad que me envolvía por completo.

Con un suspiro de satisfacción, me estiré perezosamente, dejando que mis músculos se relajaran después de una noche de sueño reparador. La emoción del baile de la noche anterior aún reverberaba en mi interior, llenándome de una sensación de alegría y anticipación por lo que el nuevo día traería consigo.

Me levanté de la cama con renovada energía, dejando que mis pies tocaran el suelo fresco de madera mientras me dirigía hacia el ventanal para admirar la vista del jardín que se extendía más allá. Las flores brillaban bajo el suave resplandor del sol matutino, sus colores vivos y fragancias embriagadoras llenaban el aire con una sensación de frescura y vitalidad.

Mientras observaba el paisaje con admiración, mi mente divagaba sobre los eventos que se avecinaban, las conversaciones pendientes que tenía con Ian y las emociones que seguían latiendo en lo más profundo de mi corazón. Aunque había pasado la noche sola en mi alcoba, sentía su presencia aún palpable en el aire, como si nuestras almas estuvieran entrelazadas de alguna manera que aún no comprendía del todo.

La suave voz de Alice me sacó de mis pensamientos mientras me ayudaba a prepararme para el día que se avecinaba. Su presencia era reconfortante, y su habilidad para hacer que cada detalle estuviera en su lugar me llenaba de confianza mientras me preparaba para enfrentar lo que fuera que el día tuviera reservado para mí.

Con manos hábiles y delicadas, Alice ajustaba los pliegues de mi vestido y cepillaba mi cabello con suavidad, asegurándose de que cada hebra estuviera en su lugar. Su rostro estaba impregnado de una sonrisa cálida y amable, y su presencia tranquila y apacible me llenaba de tranquilidad mientras me preparaba para enfrentar lo que el día tenía reservado para mí.

Mientras me arreglaba con cuidado, no pude evitar preguntarme qué habría llevado al príncipe Ian a solicitarme en su alcoba. ¿Habría alguna novedad sobre el plan que estábamos llevando a cabo? ¿O tal vez quería discutir los eventos de la noche anterior y las emociones que seguían resonando en el aire entre nosotros?

La mañana irrumpió con una calma serena, y el suave murmullo de Alice llenó la habitación mientras ella me ayudaba a prepararme para el día que se avecinaba. Sus manos hábiles y delicadas parecían danzar sobre mi piel mientras ajustaba cada detalle de mi vestido, asegurándose de que cada pliegue estuviera en su lugar y que cada hebra de mi cabello cayera con gracia sobre mis hombros.

—Estás lista, señorita Amelia —preguntó Alice con una sonrisa cálida y amable mientras daba los últimos toques a mi atuendo.

Asentí con gratitud, sintiendo una mezcla de emoción y curiosidad burbujeando en mi interior mientras me preparaba para enfrentar lo que el día tenía reservado para mí. La presencia tranquilizadora de Alice me llenaba de confianza mientras me preparaba para encontrarme con el príncipe Ian, cuya solicitud de mi presencia en su alcoba había despertado mi curiosidad.

—Gracias, Alice. —Mi voz resonó con gratitud mientras me ponía de pie, lista para enfrentar el día que se extendía ante mí como un lienzo en blanco.

Con un gesto de despedida, Alice se retiró con una reverencia suave, dejándome a solas con mis pensamientos mientras me encaminaba hacia la alcoba del príncipe Ian, lista para descubrir qué sorpresas me deparaba el nuevo día.

En cuanto llegué a la alcoba del príncipe, toqué suavemente la puerta y esperé, con el corazón latiendo con anticipación, para ser recibida en su presencia.

Guerra de Corazones y EspadasWhere stories live. Discover now