Capítulo 02

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Capítulo dos. Domingo 9 de Junio.

—Necesito el kit de sutura

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—Necesito el kit de sutura.

Noto como los centímetros de piel cicatrizados del abdomen que ocultan mi camiseta o el cerezo de tinta que tapa una cicatriz parecida en mi espalda empiezan a picarme como nunca. Saber que es pura sugestión no calma la necesidad que tengo de llevarme la mano allí y rascarme, o hacerlas desaparecer. Sí, quiero hacerlas desaparecer. A ellas y a los recuerdos. O a mí misma. La sensación es desagradable y se adhiere a mí con mucha fuerza.

—¿Vas a coserla? —me pregunta con cierta dificultad, refiriéndose a la herida.

Advierto que a ella también la ha afectado verla, aunque no sea por la misma razón que a mí. Tantos cortes en el torso intimidan, pero llevamos más de 2 años acudiendo a estos eventos y moviéndonos por estos ambientes: no es la primera ni la última vez que vemos las consecuencias de la violencia. Sin embargo, la herida que sigo tapando con mi mano izquierda es una historia totalmente diferente, no se trata de un esguince, unos rasguños, unos cortes superficiales o unos moretones. Entiendo perfectamente que la haya impacto lo suficiente como para coger una postura defensiva: presionar la herida sin verla como hizo antes y ver la incisión son dos cosas distintas. Yo siento que podría estar igual o peor en cualquier momento, aunque para mi sorpresa parece que estoy manteniendo la calma. ¿Quién lo diría? Siento que la tensión ha ido en aumento a lo largo de toda la tarde y se ha disparado en cuanto he puesto un pie en esta habitación. Teniendo en cuenta cómo me he bloqueado al principio, en este punto debería estar en una esquinita abrazándome las piernas, con la cabeza escondida entre ellas. Eso es lo que hubiese esperado la Taylor que ha vivido con miedo estos años, la misma que se ha dejado dominar esta tarde por la ansiedad. No obstante, aquí estoy, soportando el picor de antiguas heridas y siendo capaz de manejar la situación. Es como si mi instinto de supervivencia, que parecía haberse dormido durante 3 largos años, hubiese despertado para gritarme a la cara en veinte idiomas distintos que he sido una tonta de pies a cabezas. Puedo escucharle perfectamente "Stupid, silly girl, ¿cómo pudiste creer que olvidarías todo lo que has sufrido y no serías capaz de enfrentarlo? Pudiste una vez, puedes dos".

Una vez más la vida me demuestra que desde hace un tiempo mi mayor enemiga he sido yo misma.

—No es un corte superficial, no ha llegado a ningún órgano, pero es lo suficientemente profundo como para que los laterales se hayan abierto mucho, tengo que juntarlos para que la herida pueda cicatrizar —explico en voz alta. Ali parece, en cierta manera, algo consternada—. Necesito tu ayuda, Ali.

Ella mantiene el ceño fruncido y consigo distinguir cierto rechazo en la mueca que la adorna la cara, pero escucha mis palabras y responde mi petición. Sale corriendo hacia la cocina, tira los hielos restantes y deja el trapo. Observo como a la vuelta se seca las manos en una de las toallas que están encima del sillón.

—¿Qué tengo que hacer?

—Tráeme todo lo que sacamos del baño por favor.

—¿Estás segura de esto? —me pregunta ella cuando trae lo que la pido. Veo como deja el botiquín de primeros auxilios, el kit de sutura, las gasas y las toallas a mi lado. Es cuando me muevo y mi mano roza el interior de la herida de Thaniel notando de nuevo la viscosidad de la sangre, que me doy cuenta de que necesito lavarme las manos y ponerme guantes.

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⏰ Last updated: May 11 ⏰

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