Capítulo 23

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No la vi durante toda la semana. Aunque si nos mensajeamos frecuentemente, siempre encontró una excusa irrefutable para rechazar cada uno de mis planes. La extrañaba como no había extrañado a nadie en toda mi vida.

Me encontraba en el coche de mi hermano, y nos dirigíamos al hospital. Hoy me quitaban el yeso. Tener en el mismo espacio a mi madre y a Violeta me ponía algo nerviosa, por lo que le pedí a Aaron que me acompañara, a lo que aceptó inmediatamente, tan entusiasmado que lo encontré sospechoso, pero decidí que era mejor preocuparme por eso más tarde.

Nos sentamos en la sala de espera por, al menos, una media hora hasta que mi nombre apareció en una pantalla. Me dirigí a la sala y una enfermera me esperaba en la puerta. Entré con confianza y me quedé petrificada al reconocer el cabello naranja de mi doctora. Pronunció mi nombre con decisión.

-Chiara Oliver.- dijo dando media vuelta. Me dedicó una sonrisa para dirigir la mirada a mi hermano.- Y su hermano, ¿Aaron, cierto?- preguntó con voz suave. Mi hermano asintió.

-En persona.- siguió, con una mano en mi espalda. Espabilé y me acerqué a ella. Me dio un beso en la mejilla.

-¿Cómo estás?- me dijo golpeando la camilla. Aprecié su aroma y el tacto de su mejilla me supo a poco. Deseé privacidad. Me senté en el lugar indicado dando un pequeño salto.

-Bien, ¿y tú?- respondí sin quitar mis ojos de ella. La había extrañado tanto.

-Excelente, gracias.- me dijo guiñándome un ojo. Suspiré. Oí la puerta cerrándose. La enfermera se había marchado. Solo quedaba Aaron.

Lo observé con una ceja en alto. Me sonrió complice al tiempo que se sentaba en una silla cercana.

-Así que Violeta ...- comenzó. La doctora que se encontraba de espaldas, se paralizó.

-No empieces.- le advertí.

-¡Pero si no he dicho nada!- se defendió Aaron. La doctora volteó.

-Ya veo.- comentó sonrojada. Le sonreí con disculpa.- Vale, Aaron.- dijo mientras se apoyaba en la camilla, quedando cara a cara con él. - Estoy bastante segura que no crees que esto sea correcto.- comenzó. Me hice más pequeña observando la seriedad en la cara de ambos.- Ni yo creo que sea correcto.- siguió y se frenó, buscando las palabras.

-¿Y por qué sigues haciéndolo?- le preguntó mi hermano. Iba a quejarme, pero Violeta me interrumpió.

-Porque la quiero tanto que el simple hecho de no haberla visto esta semana, ha hecho mis días más largos de lo que han sido nunca.- confesó dirigiendo su mirada a mi esta vez. Sonreí enamorada.- Entiendo tu preocupación, no quieres que nadie se aproveche de ella, pero te doy mi palabra de que no son esas mis intenciones.- continuó.- Soy una mujer adulta, y si en algún momento siento que esto se va de mi control, seré la primera en ponerla a ella y a su bienestar primero.- dijo volviendo a observar a mi hermano, que ya tenía una sonrisa en la boca.-No haré nada que ella no quiera hacer o que no considere correcto.- finalizó con la última frase mirándome a mi. Hice un puchero.

-Genial entonces.- dijo mi hermano cortando nuestras miradas. Se levantó de la silla y le extendió la mano a Violeta , que se la estrechó. - Si le haces algo, no te quedará espacio en el mundo para esconderte.- dijo con una sonrisa.

-¡Aaron!- lo reté.

-¡Soy tu hermano mayor, he soñado con decir eso desde que tengo diez años! - me respondió y se dirigió a la puerta.- Voy a la cafetería. Llámame cuando estés. Chao.- la doctora y yo saludamos al unísono y oímos la puerta cerrarse.

Permanecimos en silencio, cada una en sus pensamientos.

-Ha sido la semana más larga de mi vida también.- dije y se sonrojó. Se acercó a mi con unas tijeras.- Te adoro.- le susurré cuando la tuve cerca.

Tras tus ojos (kivi)Where stories live. Discover now