Sophie Voight hija menor del teniente Hank Voight, la vida de la menor de los "Voight" desde que volvió de Nueva York donde estuvo un tiempo en UVE, su vida dio un giro 360°
(🚓) Anne sale del baño quedando frente al gran espejo en su habitación viendo la marca morada en su cuello, verla y recordar lo que había pasado la noche anterior se le formaba un nudo en su estomago.
Arrepentimiento
vergüenza
Soltando un suspiro va hacia su armario de donde saca ropa para poder vestirse antes de que Leah llegue o que Hope despierte.
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Sentándose frente al tocador comienza a maquillar aquellas moradas marcas para evitar alguna pregunta que la volviera a llevar a esa noche que debía olvidar quisiera o no.
Flashback
La mano de Jay presiona su trasero animándola a moverse sobre su regazo mientras que el baja sus labios al cuello de la castaña haciéndola gemir.
—Dios.— Jadea Anne moviéndose contra la dureza del detective. —Jay.—
El suave tono de voz de Anne diciendo su nombre hizo que algo dentro de el saltara, se detiene alejando su rostro del cuello de la castaña viéndola fijamente.
—Anne.— Susurra cerrando los ojos.
Estaba besando y deseando aquella mujer que juro que jamás ocuparía el lugar de Sophie, el deseo y excitación que estaba sintiendo por la castaña lo hacia sentir culpa por estar engañando a Sophie, su Sophie.
—Lo siento.— Se disculpa quitando sus manos de las caderas de la castaña. —Esto no esta bien, no debió pasar esto.—
Anne a pesar de sentir que sus palabras fueron como un golpe en su vientre entendía su frustración así que decide levantarse y tomar distancia.
—Tranquilo entiendo.— Dice tragando saliva. —Yo tuve que detenerte y no lo hice.—
—No te culpes, fui yo.— Se pone de pie viéndola girarse. —Anne yo...—
—Abajo.—
Jay baja su mirada soltando una maldición por lo bajo, con incomodidad ya que dolía se acomoda su miembro.
—Yo no debí pasar la barrera de compañeros, fue mi culpa.— Continua Jay apretando sus labios. —Lo que paso aquí, ese beso no debió suceder.—
—Jay ya basta.— Lo calla Anne. —No somos unos adolescentes, entiendo que fue un impulso y que tu realmente no sientes nada por mi.—
—No, si bueno.— Suspira rascando su nuca. —Aunque no este, Sophie siempre estará presente y nada ni nadie puede cambiar eso.—
Con un nudo en la garganta y la vergüenza recorriendo su cuerpo asiente inclinándose para recoger los guantes escuchando la puerta del Gimnasio ser abierta.
