Cap 45 Estaremos esperando

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POV de Chris

—No me sigas—, grita Erica mientras me cierra la puerta de mi habitación en las narices.
Oigo el clic de la cerradura y la furia me recorre el cuerpo. ¿Cómo se atreve a alejarse de mí sin intentar hablar?
Trato de empujar el picaporte para abrir la puerta, pero la tiene cerrada. —Erica—, grito a través de la puerta, —déjame entrar—.
-¡No!— Me grita.
—Si crees que una tonta cerradura puede impedirme entrar en mi propia habitación, estás muy equivocada—, le grito a través de la puerta, pero no hay respuesta.
Apoyando el hombro en la puerta, agarro el picaporte y lo giro con tanta fuerza que se me rompe en la mano. La puerta se abre y Erica me mira con cara de asombro.
—Acabas de romper la puerta—. Dice asombrada.

—Te he dicho que me dejes entrar—, le gruño. —No he terminado de hablar contigo—.
Erica gruñe en mi dirección y sus ojos azules se tornan negros. -
No me queda nada que decirte—.
—Entonces, ¿qué estás tratando de decir?— Gruño en su dirección. —¿Vas a rechazarme si no te sales con la tuya? Eso es muy infantil por tu parte—.
Erica se burla enfadada. —¡Infantil! Eres tú la que acaba de romper una puerta en vez de darme un momento para calmarme—.
Agarro a Erica por los hombros y la obligo a mirarme a los ojos. —
Tenemos que hablar de esto—.
—No hay nada que discutir—, me espeta.
Intento mantener a mi lobo, Cyan, bajo control, pero quiere que la marque antes de que tenga la oportunidad de hacer algo estúpido como rechazarnos.
—Ponte en mi lugar—, intento que me escuche pero está demasiado enfadada para atender a razones. —Si fuera yo quien acusara a tus padres de algo horrible, ¿cómo te sentirías?—.
Erica se encoge de hombros y me mira con lágrimas en los, ojos.
Cierra los ojos, respira hondo y, cuando los vuelve a abrir, son de un azul chispeante que me encanta ver.

—Supongo que tienes razón—: Aprieta los dientes mientras me habla. —Pero eso no significa que piense diferente de tu madre—.
Me paso las manos por el pelo, frustrada, y miro a mi compañera.
Está muy enfadada conmigo, pero nunca ha estado tan guapa.
Tiene las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes de vida, aunque están un poco hinchados de llorar. El vestido azul que lleva le queda perfecto. Aunque estamos en medio de una acalorada discusión, nada me apetece más que atraerla hacia mí y besarla.
—No quiero pelear contigo—, le digo mientras sigue mirándome.
—Quiero estar de tu lado, pero no puedes pedirme que elija entre tú y mi madre. No lo haré-.
—Entonces ya has elegido—, dice Erica mientras sus ojos se llenan de más lágrimas. —Habría hecho cualquier cosa por ti y tú no puedes abrir tu mente lo suficiente como para tal vez pensar que tu madre es culpable—.
—Y tú no puedes abrir tu mente lo suficiente como para pensar que quizá tus padres son culpables de lo que se les acusa—, le respondo con un siseo.
En cuanto las palabras salieron de mi boca supe que había ido demasiado lejos. Ninguno de nosotros creía realmente que sus padres fueran capaces de hacer aquello de lo que se les acusaba.
¿Por qué iba a robar el Beta de la manada en el colegio de la manada? No tenía sentido.

—Creo que hemos terminado aquí—, dice Erica mientras se rodea el cuerpo con los brazos. —Volveré a los aposentos de los Omega.
Puedes recuperar tu habitación—.
—Erica, no seas tonta. Esta es tu habitación ahora—. Intento suplicarle. —Quiero que te quedes aquí—.
—No quiero estar cerca de ti ni de tu olor—, gruñe frustrada.
Sale de mi habitación dando un portazo, pero como está rota, se abre de golpe. Asomo la cabeza por la puerta y la veo avanzar por el pasillo hacia las escaleras. Ace y Bryce se cruzan con ella en las escaleras y ella les gruñe enfadada antes de continuar su camino.
—¿Qué has hecho?— dice Ace mientras mira el estado de mi puerta.
—Intenté tener una conversación civilizada con ella—, me encojo de hombros.
—¿Qué coño le has dicho?—. Bryce se frota la nuca con torpeza.
—Nunca nos había gruñido así.
—Sólo le pedí que se pusiera en mi lugar. No quiero investigar a mamá, les digo a los dos con sinceridad.
—La verdad es que yo tampoco quiero investigar a mamá, dice Ace con el ceño fruncido. —Pero tienes que admitir que mamá se la tiene jurada desde que llegó aquí-.

—Todos sabemos cómo es mama—, digo, saliendo en su defensa.
—No sé vosotros dos—, empieza Bryce, —pero mamá me dijo que le hiciera la vida imposible mientras estuviera aquí para que se
fuera—
—A mí me dijo lo mismo—, gime Ace.
Tanto Ace como Bryce se giran y me miran y yo suspiro. —Ella me dijo un poco más—. admito. —Ella no la quería aquí porque tenía miedo de que encontrara a su pareja dentro de nuestra manada—.
—¿Por qué le importaría a mamá que Erica encontrara a su pareja entre nuestra manada?—. Bryce se ríe incómodo.
—A menos que ella supiera que nosotros seríamos sus compañeros—, dice Ace.
No puedo creer lo que estoy oyendo. Mis hermanos han perdido la cabeza. —No hay forma de que mamá intente alejarnos de nuestra
pareja predestinada—.
—¿Por qué no?— Bryce pregunta. -Ella ha dictado cada momento de nuestras vidas hasta ahora. ¿Por qué no iba a querer elegir a nuestros compañeros para nosotros también?—
—Los dos habéis perdido la maldita cabeza—, les gruño.
—Tú eres el favorito—, dice Ace con una risita. —¿Por qué no se lo pides tú?—.
—¿Qué coño se supone que tengo que decir?—. Les gruño. —Oye mamá, ¿ya tenías compañeros elegidos para nosotros?—.
—Eso es exactamente lo que deberías decir—, se rie Bryce. —Ella te diría la verdad—.
—Bien—, digo con una sonrisa burlona en la cara. —ré a preguntarle a mamá cuáles eran sus planes para nuestros compañeros y cuando tenga razón ustedes dos pueden besarme
el trasero—.
—Estaremos esperando aquí—, dicen Ace y Bryce al mismo tiempo.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora