POV de Erica
Me siento en el asiento trasero del coche a un lado de la sillita y Bryce al otro. Raven está arropada en el asiento y duerme profundamente. Tiene las pestañas oscuras pegadas a las mejillas y se agitan ligeramente mientras duerme. Me maravilla lo guapa que es. Es la mezcla perfecta entre los trillizos y yo. Lo único que desentona es su pelo oscuro, casi negro.
He dormido durante la mayor parte de su corta vida, pero aún se acurruca en mí cuando la cojo en brazos. Está igual de contenta con cada uno de los trillizos. No importa quién de los dos la tenga en brazos, está tranquila. A menudo nos mira con sus brillantes ojos azules, que ya parecen tener sabiduría. En el fondo, me pregunto si Alice se equivocó de niño.
El oráculo dijo que uno de los gemelos sería bendecido por la Diosa de la Luna, pero no dijo cuál. Por supuesto, Alice asumiría que el único hombre lobo que podría gobernar las cuatro manadas como una sola sería un macho, pero ¿y si se equivoca?
Ace llega a la casa de la Manada del Este y se me hace un nudo en el estómago. Sé que dije que quería hablar con Amber, pero ahora no estoy tan segura. Ace me abre la puerta y me ayuda a salir.
Todavía me tiemblan las piernas por la cantidad de acónito que me han inyectado.
Amber me espera en el porche de la casa de la manada. Lleva un vestido ajustado azul marino que le sienta como un guante. Lleva el pelo pelirrojo recogido en un moño desordenado y le cuelgan unos mechones sueltos que le enmarcan la cara. Suelto un suspiro frustrado. Amber está tan guapa como siempre.
Rápidamente rozo con las manos la camiseta de Ace que llevo a modo de vestido. Todavía tengo un poco de barriga por llevar a los gemelos y las tetas me aprietan contra la camisa de Ace. Hace semanas que no me lavo el pelo y estoy segura de que huelo fatal.
—¿Estás segura de que quieres hacerlo? me pregunta Ace, y sé que mis inseguridades deben de estar llenando el aire a mi alrededor.
—Lo estoy—, digo en voz baja. —Pero primero quiero ducharme y vestirme—.
Ace levanta las cejas y me sonríe satisfecho. —Nunca será tan guapa como tú—.
Le doy una palmada juguetona en el hombro y suelto una risita. -
Tienes que decir eso. Eres mi pareja—.
—No tengo por qué decirlo—, se ríe Ace. —Pero es más inteligente si lo digo yo. Ahora corre dentro y date una ducha. Nosotros nos ocuparemos de Raven—.
Corro hacia la puerta de la casa de la manada y paso junto a Amber. Abre la boca para hablarme, pero levanto la mano para detenerla. —Ahora vuelvo—, escupo rápidamente. —Qué asco-.
Amber cierra la boca y asiente con la cabeza. En sus ojos hay una expresión de lástima que preferiría no volver a ver.
Subo a la habitación de invitados y veo que todas mis cosas siguen aquí desde hace muchos meses, cuando llegamos. Es como volver al pasado. Todo está exactamente donde lo dejé.
Nada se ha movido. Inmediatamente me acaricio el estómago y desearía haber sabido entonces lo que sé ahora.
—La retrospectiva es siempre veinte-veinte—, me dice la voz de Amber desde detrás de mí.
Me sacudo las lágrimas que se me han formado en los ojos y me alejo un paso de Amber. No confío plenamente en ella. Amber no hace ademán de acercarse a mí. Se queda en la puerta con la mirada fija en el suelo. Es como si no pudiera mirarme.
—Dije que volvería enseguida—, le digo con un poco de dureza.
-Lo sé—, dice Amber avergonzada. —Pero los trillizos se pasean abajo gruñéndome y empezaba a sentirme incómoda—.—Tienen tendencia a hacer eso—, me río.
—Ya sé de qué quieres hablarme—, se apresura a decir Amber.
—Y—, digo con los brazos cruzados sobre el pecho.
—No sé a dónde fueron Alpha Jet y Malinda. Pero sé que Jet le tiene lavado el cerebro—. Empieza Amber. —Cuando Bryce volvió del oráculo con afirmaciones de que el oráculo estaba dando lecturas falsas, Malinda no quiso oírlo. El oráculo le dijo que no tenía una pareja predestinada porque estaba destinada a estar con Jet. Igual que a mí me dijeron que estaba destinada a estar con
Bryce—.
La cara de Amber se pone roja al hablar de Bryce. Sé que se siente avergonzada por cómo sucedieron las cosas.
—¿Sabes dónde está mi hijo?—. Mi voz se quiebra de miedo al hacer mi pregunta.
—No lo sé—, dice Amber mientras me mira a los ojos. Sé que me está diciendo la verdad.
—Gracias—, suspiro mientras me alejo de Amber y me dirijo al baño.
—Lo que sí sé es que Alice no piensa criar al bebé ella sola, escupe Amber desde detrás de mí.Me doy la vuelta y miro a Amber sorprendida. -¿Qué quieres decir?
Amber traga saliva antes de continuar. —Escuché una conversación cuando Alice llegó aquí después de que los trillizos la desterraran de la manada del Norte. Dijo que no quería que el bebé viviera escondido toda su vida. Así que encontró una familia que lo adoptara. Una que nadie esperaría—.
—¿Qué familia?— pregunto desesperada.
Avanzo varios pasos y tomo las manos de Amber entre las mías, pero ella se niega a mirarme a los ojos una vez más. —Eso es todo lo que he oído—, dice con culpabilidad en la voz.
—¡Chicos!— Grito desde la puerta.
El sonido de los hermanos subiendo las escaleras suena como un trueno dentro de la manada. Ace y Chris aparecen en la puerta detrás de Amber y ambos parecen dispuestos a matarla. Con cuidado, me coloco entre Amber y los hermanos. Amber no tenía que decirme nada y me aseguraré de que esté protegida por darme la información que tiene.
—Amber acaba de darme una información muy valiosa—, digo con cuidado. —Tenemos que encontrar a tu madre antes de que adopte a nuestro hijo entre extraños—.

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Maldecida con los trillizos alfa
Werewolf-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce. -Yo le quitaré virginidad -, grita Ace en voz alta. -Ella me amara primero-, responde Chris enfadado. Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos. Erica se encuentra sin h...