Capitulo 6 (Libro de Kiki)

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- Antes de entrar hay algo que debes saber Vio – le dije cuando estábamos en la puerta de casa.

- No me vayas a decir que eres una asesina en serie y tienes los cuerpos de tus victimas escondidos en casa que si me arrestan por ser tu cómplice no sé si podría sobrevivir en la cárcel.

- Vio, no seas tonta – le dije riendo – no es eso, es solo que algunas personas dirían que soy algo desordenada

- Va Kiki, que seguro que no es para tanto.
Aún recuerdo ver reflejado en sus ojos el arrepiento por sus palabras en cuanto abrí la puerta del piso. Después de un rato en silencio me dijo

- Bueno Kiki, es solo un pequeñito bache, recogemos todo y luego comemos algo

- Gracias Vio

- ¿Por qué me das las gracias?

- Por no juzgar mi desorden, hay veces que aunque sean cosas muy simples me cuesta hacerlas. Creo que nunca te he contado que tengo TDAH y hay personas que no entienden que mi cerebro funciona diferente.

- Yo nunca te voy a juzgar y siempre intentare entenderte y ahora vamos a recoger.

Estuvimos toda la mañana recogiendo mientras escuchábamos música y bailábamos, estábamos reventadas por no haber dormido nada y el viaje que nos habíamos pegado y aun así nunca había visto tanta luz en su cara.

- Y ahora que hemos terminado voy a prepararte las famosas tortitas de Chiara para merendar.

- ¿Así que son famosas no?

- Claro, tú serás la primera en probarlas pero sí que son famosas.

- Me encanta – dijo riendo – pero no crees que deberíamos comer algo más, que no hemos comido desde ayer

- Es que solo tengo eso porque me olvide de hacer la compra

- Entonces probare las famosas tortitas de Chiara

Violeta se sentó frente a mí mientras me veía cocinar y entonces me invadió una sensación que hasta ese momento desconocía, las ganas de que todos los días del resto de mi vida fueran como este, con ella, porque tenía el poder de convertir en mágico hasta el momento más cotidiano.

- La verdad es que estas tortitas sí que deberían ser famosas, están exquisitas.

- Te lo dije

- Kiki, que no te lo dicho pero gracias, gracias por ser así conmigo, por acogerme en tu casa, por todo

- No tienes que darme las gracias Vivi, le dije acercándome a ella para abrazarla.

- Sí que tengo que hacerlo.

- Lo hago porque me nace hacerlo – lo hago porque te quiero, quería decirle pero las palabras se quedaron atascadas en mi garganta.

Después de que ambas estuvimos duchadas nos dispusimos a dormir la siesta porque realmente necesitábamos descansar.

- Kiki, ¿puedo dormir contigo hoy? No me apetece estar sola
- Claro que si Vivi.

Y esa fue la primera vez que dormimos juntas, aún recuerdo despertarme en mitad de la noche con ella abrazada a mi cintura y pensar que por fin entendía a lo que se refería la gente cuando hablaban de un hogar.

Al otro día cuando me quede sola, escribí las palabras que llevaban esos días recorriendo mi mente.

"Magia en tu mirada. Sonrisas en tu magia. Hay un presagio naciendo en tus ojos inmensos.
Lo único que se cierto es lo que siento. Descubrirte es lo que quiero. Y las ansias de promesas que nacen cuando te veo. Las ansias de pensarte, siempre al norte de mis pensamientos. Y las ansias de verte, esas que siempre están presentes.
Y recuerdo aquel viernes, verte en nuestra playa. Tu sonrisa. Mis nervios. Los tuyos. Tu abrazo.  Poco tarde en darme cuenta en que podría quedarme a vivir en uno de esos. Y es que si, entre tus brazos se ha convertido en uno de mis lugares favoritos para estar. Y es que nunca unos brazos se habían sentido tan casa como los tuyos.

one last timeWhere stories live. Discover now