Leia una chica común y corriente, humana de gran corazón y nobleza, que la vida le dio un destino despiadado, pues a su edad de 6 años quedó huérfana, desde esa edad vivió con sus tíos quienes maltrataban y humillaban constantemente.
Aldric un espír...
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Me encontraba repartiendo las reservas en el pueblo con Baltazar, mi hijo decidió quedarse a practicar, desde que empezó, dejo los juegos de lado, algo que me sorprendía ya que cualquier niño de esa preferiría invertir su tiempo en jugar y no en entrenar, pero sabía que mi hijo era diferente.
Al llegar al castillo me asombro que mi hijo no saliera a recibirme.
- La reina !? - pregunte a los guardias.
- En el salón de los libros majestad- respondió el guardia, camine directo ahí.
- MI cielo !? - pregunte abriendo la puerta.
- Aquí - respondió desde el segundo piso de la salón.
- Que haces ahí!? - pregunte - nunca subes - hable subiendo los escalones.
- Solo estaba explorando el lugar por completo - la mire, estaba seria, algo había pasado.
- Y Alec !? - pregunto y su mirada cambio.
- En su habitación - fruncí el ceño.
- Que hace ahí !? El nunca está ahí más que para dormir - ella me miro, desde que vi sus ojos supe que estaba furiosa.
- Está castigado.
- Castigado !? - alce una ceja - que ha hecho !?.
- Porque no vas y se lo preguntas - la mire serio - dijo cosas indebidas a Tauriel - mi semblante cambio.
- Cosas indebidas !? - pregunte serio.
- No conocí a nuestro hijo en ese momento, no sé que paso con él, su actuar fue muy diferente al que todos conocemos - hablo decepcionada.
- Hablaré con el si!? - tome su mano y ella me abrazo, salí de la habitación y camine a la de nuestro hijo - Puedo entrar pequeño !? - pregunte.
- Si padre - su voz sonó triste.
- Porque estás aquí 1? - pregunte llegando a su lado, estaba en la ventana mirando a Tauriel y Baltazar sentados sobre la nieve.
- Madre me ha castigo.
- Porque lo ha hecho !? - el suspiro.
- Pues - su voz se corto - dije cosas que no debía - vi caer una lágrima por su mejilla, mi corazón se partio en dos, como padre que tu hijo llore es como un dolor propio, pero es parte de ser hijo y de ser padre.
