Robado

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~Dazai fem (Umiko Dazai)~

~Atsushi fem (Atsuko Nakajima)~

(...)

En la agencia a veces la paz parecía una caricia al alma para Kunikida. Estar escribiendo reportes en el escritorio sin ruido de por medio era lo mejor que le podía pasar. Hasta que, llegada la tarde, el caos comenzaba a presentarse.

Ese caos tenía nombre y apellido, para algunos serían las misiones complejas, pero para otro como Doppo, sería Umiko Dazai.

Aquella castaña de largos cabellos y sonrisa burlona, aquella tan lista pero tan idiota al mismo tiempo. Kunikida tenía que tomar un respiro de vez en cuando cada que aquel torbellino de feromonas aparecía.

Por fortuna, Umiko tenía siempre su lugar favorito para distraerse, lo cual Kunikida a veces agradecía. Aunque pobre de la persona que tuviera que soportar a Dazai.

—¡Atsuko-chaaaaan!

Su voz, hecha coro, había resonado por las paredes de la oficina, algunos rieron divertidos, otros no tanto. Rampo se acomodó en su silla favorita mientras veía el show mientras Kunikida observaba como la castaña se abalanzaba hacia Nakajima enredando sus brazos alrededor de su cuello.

—Buenas tardes, Dazai-san, ¿dónde había estado? Tenemos trabajo pendiente. —decía una Atsuko mientras acomodaba unos papeles y los apilaba con cuidado sobre su escritorio. Dazai, por el contrario, jugaba con el cabello blanco, enredándolo en su índice para después soltarlo.

—Qué aburrido.

—A usted le aburre todo, Dazai-san.

—No es cierto, por ejemplo nunca me aburre besarte.

Atsuko se quedó de piedra al terminar de escuchar eso, procediendo a sentir su piel caliente como un volcán. Escondió su cara detrás de los papeles, que con gusto Dazai se encargó de quitárselos. La mayor le sonrió pícaramente mientras Atsuko tapaba su rostro con ambas manos.

Cuando Atsuko se calmó, se levantó de su asiento y fue por agua un momento, en el cual Dazai ocupó su asiento. Pegó notas en forma de corazón en el escritorio ajeno mientras esperaba a su linda novia.

Nakajima había aprovechado a comprar unos pastelillos de la cafetería y cuando subió no pudo evitar sonreír como boba al ver a su novia sentada en su silla. Al llegar con ella, dejó la bandeja en el escritorio y acarició los cabellos castaños de la mayor, quien parecía querer ronronear por las atenciones de Atsuko.

—Es hora de la merienda, Dazai-san. Traje postres.

Nakajima tomó la silla de Umiko para acercarse más a ella mientras tomaba un panqueque de chocolate. El trabajo había disminuido, así que no había que preocuparse por el día de hoy de todo lo demás. Vio también las notitas que dejó la castaña en su escritorio, así que Atsuko decidió hacer lo mismo con el de la mayor.

Al terminar, tapó la pluma y la dejó donde estaba, Umiko solo se dedicó a contemplarla, tan concentrada que la albina no se dio cuenta cuando la castaña se había levantado y fue a ponerse frente a ella.

Nakajima dio un saltito del susto encontrándose con la amorosa mirada de Umiko. Su pecho sintió cosquillas cuando ambas conectaron sus orbes.

Y todo pasó tan rápido que ni dio a Nakajima el tiempo de procesar que fue lo que sucedió después.

El suave dulce de los labios de Umiko había dejado una declaración sobre los de la albina, tan fugaz, que apenas dio tiempo a reaccionar.

Fue un beso rápido, con sabor a fresas con chocolate.

Dazai solo se dedicó a volver a su asiento como si nada hubiera pasado. Como si no acabara de besar a su novia inesperadamente y en frente de medio mundo.

—¡Dazai, vuelve al trabajo! ¡No seas distracción!

—Pero Kunikida-kuuun ¿Es delito demostrar mi afecto a mi novia?

—Es un delito que no termines tu trabajo a tiempo.

—Que dramático.

Dazai hizo un leve puchero, haciendo reír a Atsuko quien solamente decidió darle ánimos en silencio tomando su mano y entrelazándola debajo de la mesa.

Bueno, al menos tendría una increíble compañía en la oficina. No iba a quejarse más...

Por ahora.

Un beso te pido-Kisspril [Dazatsu]Where stories live. Discover now