Interrupción

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~Hay poquito Chuuaku~

(...)

Atsushi iba caminando por la calle, tomando la mano de su atractivo novio. A veces le gustaba regalarle sonrisas adorables y amorosas.

Esta vez quiso hacer algo más, aún estando a media calle, pero tampoco quería que medio mundo se les quedara viendo.

—Ah...Dazai-san —llamó con un suave tono de voz, los ojos marrones fueron hacia su dirección, tan brillantes que Atsushi quedó aturdido unos segundos.

—Dime, cariño.

Su corazón saltó feliz en su sitio, Atsushi acarició suavemente la mano contraria y relamió un poco sus labios. Quería hacerlo. Deseaba hacerlo.

Quería ser el primero en tomar la iniciativa al besar a su pareja.

De puntitas, Nakajima se estiró hacia el rostro del castaño, este entendiendo y sonriendo divertido se agachó un poco. Cuando la mano enguantada se apoyó en el hombro ajeno y sus labios estaban cerca, Atsushi suspiró, estaba tan cerca de la boca de Dazai, pero su corazón latía tan desbocado que no sabía si era el suyo propio o el de Osamu.

Estaban tan cerca, que casi podían saborearse.

Tan cerca que...¿Esos eran gritos de fondo?

—¡QUITENSE! —Corriendo y exclamando a todo volumen, una cabellera anaranjada se abrió paso entre ellos, casi chocando, pero apenas flotando sobre la pareja que, aturdida, se tuvo que separar por el escándalo.

—Tsk, la babosa vino a molestar.

Chuuya claramente escuchó eso y se detuvo mientras se daba la vuelta con ojos fieros y la boca en línea recta.

—Estoy haciendo mi trabajo, idiota.

—Ah, y justo pasas por dónde estábamos nosotros —Dazai achicó la mirada y frunció la boca con asco. —Admite que nos viste y sentiste celos. Por eso no me dejaste besar a mi amado novio.

Chuuya sintió un tic en el ojo, el aura roja rodeó su cuerpo y casi lo aplastaba, de no ser porque recordó que: 1. No puede usar su habilidad en él. 2. Atsushi estaba ahí.

—Chuuya-san buenas tardes.

Nakahara se calmó al escuchar a su mejor amigo, porque si, ellos llevaban una buena relación amistosa, aunque a Dazai no le agradara del todo.

Chuuya movió un poco su sombrero en respuesta y volvió su mirada fría hacia él más alto.

—Por cierto, ¿y tu noviecito?—Claro que Dazai no perdería ninguna oportunidad para hacer rabiar a Nakahara.

—Que te importa.

Dazai apenas iba a volver a comentar algo venenoso cuando otra voz se escuchó de fondo.

—Chuuya-san, discúlpeme, me fue complicado seguirle el paso.

Chuuya abrió mucho los ojos y su mirada se volvió más suave. Al darse la vuelta se encontró con la mirada gris más bonita del mundo, e ignorando a los otros dos, prestó toda su atención a Ryunnosuke.

—Ryu, te he dicho que me llames sin honorífico.

Las mejillas pálidas se tiñeron de rosa y asintió simplemente.

Al ver esto, Dazai jaló la mano de Atsushi, le hizo una señal de que era su momento de escapar y, sin pensarlo mucho, se llevó a Nakajima con él.

—¿Era necesario cargarme como costal de papas, Dazai-san?

—Ese es el chiste, Atsushi-kun.

Atsushi solamente suspiró, más estaba divertido. Finalmente estarían solos.

O eso esperaba.

Cuando estuvieron nuevamente a solas, y cerciorarse de que realmente no iba a llegar nadie, Dazai hizo que los brazos de Atsushi rodearan su cuello. Una sonrisa divertida y mejillas teñidas de carmín salieron sin reparo.

Atsushi estaba ya a centímetros de la boca del mayor, casi podía saborear esos labios que le encantaban.

Estaban tan cerca, pero algo ocurrió de repente.

—Ah, con que aquí estaban ustedes dos ¡Vuelvan al trabajo! Luego pueden continuar con lo que estaban haciendo.

Kunikida había hecho acto de presencia sobresaltando a ambos. Dazai no pudo evitar verlo con disgusto, Atsushi se acomodó su camisa y carraspeó.

—Disculpe Kunikida-san. No pensamos que estaría por aquí.

—Claro que no, pero venía de hacer compras. Y ya que justamente me los acabo de encontrar, los llevaré conmigo a la agencia de vuelta. Tienen trabajo pendiente.

Dazai se estaba aguantando las ganas de decirle algo sumamente venenoso al rubio, pero se tranquilizó cuando sintió la mano de Nakajima envolver la suya.

—¿Vamos, Dazai-san?—No podía negarse a esa mirada de ángel, suspirando fue con ellos.

—Eres malo, Kunikida-kun ¿Cuándo podré tener tiempo a solas con mi Atsushi-kun?—Dazai se lamentaba, mientras Atsushi acariciaba su mano. Kunikida lo ignoró.

—Viven juntos, ¿no? hagan lo que deseen, a solas.

Y entonces una idea magnífica cruzó por la cabeza del castaño. Era verdad, compartían departamento...

"Atsushi-kun será completamente mío por lo que reste del día"

Y todo el ánimo perdido que tenía Osamu Dazai, fue sustituido por la felicidad infinita.

—¿Dazai-san?—Atsushi lo llamó al verlo tan disperso y con sonrisa de tonto.

—¿Qué haces ahí parado y con cara de idiota? ¡Muévete!

Kunikida los empujó a ambos, pues Dazai y Atsushi seguían tomados de las manos. Este último lo jaló viendo como Kunikida parecía ladrarle a su novio.

Al final Nakajima terminó suspirando, se colocó de puntillas y besó la barbilla del castaño quien salió de sus pensamientos de inmediato.

—Terminemos el trabajo y luego vamos a casa, ¿si?

Fueron segundos en los que sus miradas se intercambiaron, seguidamente de una sonrisa robada. Dazai acarició los cabellos blancos con su corazón saltando de felicidad en su sitio.

—Como tú digas, Atsushi-kun.

Un beso te pido-Kisspril [Dazatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora