18: Reencuentro(+18)

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La suave esponja resbala por todo el esculpido cuerpo de Gian, desde sus hombros pasa a su firme y duro pecho, luego a su plano y tonificado abdomen hasta llegar a su miembro...

Allí Ámbar no se pudo contener y lo tomó en sus manos, Gian no pudo evitar soltar un jadeo.

-Maldición Ámbar-se giró para quedar de frente a la chica-. Juro que te voy a follar hasta que lo único que recuerdes sea mi nombre en tus labios mientras te penetro una y otra, y otra vez...

Ámbar se estremeció cuando Gian la levantó por las piernas y la dejó de espaldas a la pared, luego la besó mientras su pene se deslizaba entre las piernas y el abdomen de de la castaña. El agua había quitado toda la espuma de ambos cuerpos, la sensación de la piel humedecida haciendo fricción entre ambos cuerpos los llenaba de descargas lujuriosas y encendía cada vez más ese deseo.

Gian se posicionó entre las piernas de Ámbar y ubicó su pene en la entrada de la castaña, de una sola estocada la penetró, llenando con su verga la exagerada humedad de la chica. Juntó su frente con la de Ámbar, quien había perdido el aliento, sus respiraciones entre cortadas por el inmenso placer y solo con eso estuvo a punto de correrse otra vez.

La chica no sintió dolor, solo placer. Estaba disfrutando cada segundo de estar con Gian, detallando cada palabra que le decía... Sintió cuando la verga de Gian se enterró aún más en ella, haciendo que un pequeño chillido saliera al tocar lo más profundo de su intimidad.

Ámbar enredó sus piernas en la cintura de Gian y éste empezó a moverse con furia dentro y fuera del cuerpo de la chica, robándole el aliento y haciendo que soltara ligera maldiciones entre gemidos. Las manos de Gian tomaron las pechos de Ámbar y él atacó los labios húmedos de la chica. El agua corría por sus cuerpos, dando un nuevo sonido a sus embestidas cada vez que impactan el uno con el otro; el espacio reducido de la ducha le permitía a Ámbar sostenerse de las paredes para no caerse. Gian le estaba dando duro, sin piedad ni contención, la rudeza del chico la hacía emitir chillidos, mientras rasgaba los hombros de Gian con sus uñas y rogaba por más.

-Gian...-pronunció entre gemidos.

-¿Hum?-jadeó.

No sabía si era el momento oportuno para decírselo, pero en verdad se lo quería confesar.

-Te extrañé mucho-chilló-¡Ah, así, así... Por las Diosas no pares.

-Mentiría si dijera que yo no lo hice-dijo Gian mientras sus movimientos perdían la cordura-¡Ahhhg!.

Ámbar sintió lo caliente de la descarga de Gian dentro de ella, jamás había sentido algo igual. Para ella fue increíble. Y que él le dijera todo eso, era algo que no tenía precio, Ámbar en verdad necesitaba oír eso.

-Te extrañé mucho, joder-expresó Gian al recuperar el aliento.

Gian se detuvo, miró fijamente ese brillo en los ojos de Ámbar, era una de las pocas cosas que le gustaban de ésta vida... Y pensó que tenía que ver ese brillo y esa sonrisa en Ámbar todos los días del mundo, pero tomaría su tiempo. No se iba a precipitar. Encontraría la manera de conseguirlo.

Ámbar lo besó y hundió su lengua dentro de la boca del chico, enredó sus dedos en el corto cabello del moreno y la otra mano la usó para agarrarle el trasero. Gian sonrió ante el gesto, tomó la mano de Ámbar y la apartó de ahí.

-Date la vuelta-le ordenó y Ámbar soltó sus piernas de la cintura del chico.

El miembro venoso de Gian estaba lleno de fluidos vaginales y semen, cuando salió hilos rodaron por los muslos de Ámbar y otros colgaron del pene.

El Celo de Una LunaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt