Día 5: Beso apasionado.

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San Valentín, un día con aroma a rosas y chocolate por doquier. Las parejas en aquel día tienden a preparar citas en compañía uno del otro, y a disfrutar lo más posible de aquel mágico día. Sin embargo, para Damián y Anya que llevaban oficialmente cuatro meses juntos, y aquel sería su primer San Valentín en pareja; no había mucho que pudieran hacer.

Edén les estaba sobre exigiendo demasiado. Además, que debido a la severidad de sus horarios y como debían tomar clases separadas debido a sus distintas ramas técnicas, les sería imposible verse ese día. O al menos, poder tener una salida romántica como el resto de parejas normales.

Aun así, Damián Desmond no se rendía, y tenía la esperanza de ver a su novia, aunque fuese sólo un par de minutos entre horas de clase. Así que allí estaba, de pie, entre los casilleros a final del pasillo y la puerta de almacén para utensilios de limpieza, ansioso. Había citado a Anya sutilmente y había escapado de su clase de política sólo con la esperanza de que ella huyera de su clase de pedagogía también.

Sus manos sudaban, y en el bolsillo de su pantalón la pequeña caja de terciopelo se sentía pesada. No estaba seguro de si haber preparado un regalo para Anya sería algo que le gustaría, ya que ni siquiera habían tenido oportunidad de hablar de eso. Pero esperaba fervientemente a que fuese de su agrado.

—Dam... -ella llamó tan pronto lo visualizó allí escondido, pero él fue más rápido, tomándola del brazo y arrastrándolos a ambos dentro del pequeño almacén, sorprendiéndola. Tan pronto como estuvieron dentro, se escucharon un par de pasos rondar cerca.

El corazón de ambos latía desenfrenado. Damián soltó a Anya y la miró sintiéndose avergonzado, llevando su mano a su nuca. — Lo siento. Vi al profesor de lejos y no quería que te metieras en problemas por mi culpa -suspiró.

En respuesta, ella le sonrió negando con la cabeza. — Lo entiendo, no te preocupes -, recobró el sentido recordando el por qué estaba allí. Jugó con sus dedos nerviosamente antes de preguntar —. Dami, ¿por qué me citaste aquí?

Recordando el delicado relicario entre las bolsas de su pantalón, Damián se sobresaltó y rebusco hasta encontrarlo. La pequeña caja de color negro salió entonces a la luz, y los ojos de Anya se abrieron con sorpresa al notar ésta.

—Preparé un regalo para ti -él murmuró abochornado y sus dedos temblaron mientras abría la caja, revelando su contenido. Un relicario de oro en forma de estrella con sus iniciales grabadas conmovió el corazón de Anya. Cuando Damián lo abrió dejando ver una foto de ambos, ella no pudo evitar saltar a sus brazos y esconder la cara en su cuello. Damián aspiró su aroma llevando una de sus manos hacia su cintura, sosteniéndola firmemente, pero procurando ser delicado.

—No... no tenías por qué hacerlo -ella murmuró, alejándose de él. Su rostro estaba caliente y sus ojos brillaban conmovidos. Él suspiró esbozando una sonrisa y negó, tomando el relicario y asegurándose de colocárselo él mismo.

—Quería hacerlo. Eres mi novia y es San Valentín. Incluso si hoy no podemos hacer algo especial juntos... quería que de alguna forma recuerdes lo mucho que importas para mí.

En aquel pequeño espacio con sólo la compañía de un par de escobas y recogedores, eran dos corazones latiendo al unísono. Con el amor que sentían por el otro emergiendo hasta de entre sus poros. Estaban lo suficientemente cerca como para sentir el aliento del otro. Sus dedos cosquilleaban y sus ojos repasaban el rostro ajeno con adoración.

Rozaron sus narices y se sumergieron en un beso que hablaba más por ellos de lo que haría cualquier oración. Anya cerró los ojos y enroscó sus brazos alrededor del cuello ajeno. El agarre de Damián en la cintura de su novia se afianzó mientras sentía como su corazón podía explotar en cualquier momento debido a aquella intensa emoción. Dieron un par de pasos y la recargó sobre la pared de la habitación. Damián no pudo evitar abrir los ojos y observar lo hermosa que lucía para ella incluso cuando se besaban.

Damián acunó su mejilla con ternura, sintiendo la sensación de su piel caliente al tacto y un sinfín de terminaciones nerviosas en su sistema alterándose por ello. Atesoró la calidez de su boca y la forma en que sus labios se amoldaban a los contrarios. El beso escaló hasta que la falta de aliento fue notoria en ambos y tuvieron que separarse, advirtiendo un hilo de saliva que los conectaba vergonzosamente. Aun con las mejillas acaloradas ambos rieron suavemente, y las palabras que Damián no creía escuchar aun por parte de ella, lo sorprendieron.

—Damián, te quiero.

Había creído haber escuchado mal en un principio, pero tan pronto advirtió la sinceridad en sus ojos verdes y la forma en que su cuerpo temblaba bajo el suyo, una sonrisa de genuina felicidad se plasmó en su rostro. Damián hundió sus labios en el cuello de Anya causándole cosquillas y suspiró, incluso su voz temblaba de la emoción que experimentaba.

—Yo también te quiero. Anya, me has dado el mejor regalo de San Valentín. Te quiero, en verdad te quiero.

Temblorosos ante las emociones gratificantes que exploraban juntos, ambos se sonrieron una vez que Damián dejó de dar besos en su cuello y la observó con tal devoción, que Anya tuvo que preguntarse si todo aquello era real.

De esa forma, la pareja se sumió entonces en otro apasionado beso. Ya verían más tarde la forma de justificar su ausencia en sus respectivas clases. 

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27-04-24

Ocho besos y un final. | Damianya one shots.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin