Vigésimo tercer acierto

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**~Golpe bajo~**

No progresamos en lo físico. Después de las pesadillas de Sarada, siguió un pequeño viaje de Sasuke a Japón, no negaré que temí cuando me lo dijo, por un momento pensé que sería una oportunidad perfecta para que huyera, pero debía de confiar en que no. Debía de.

- No quisiera aprovecharme de la hospitalidad de tus padres, pero, ¿hasta cuándo estarán por aquí ?-me preguntó mientras buscaba su pasaporte.

Encogí mis hombros - me parece que les ha gustado mucho el lugar. Siento que no querrán irse tan fácilmente.

Sorprendentemente Sasuke sonrió - Volveré en cinco días, pero, tengo un evento al sur de Francia, me preguntaba si quisieras acompañarme, ya sabes es de etiqueta y ....

-Por supuesto - respondí radiando energía.

- Te veré allá entonces-se acercó a mí y me besó. Respondí el beso con tranquilidad y asegurarme de saborear cada una de sus caricias.

Sonrió antes de irse y tomó su maleta. Tanto los niños como yo vimos con aflicción como se alejaba el taxi que la llevaba. Todos temíamos lo mismo.



Me calmé hasta que me llamó cuando estuvo por fin en casa de sus padres, sentí como mi alma regresó a mi cuerpo. Le pasé también la llamada a los niños, ellos también se notaron más tranquilos al oír a su madre, les prometió que volviera al cabo de una semana, pero que antes ella y yo teníamos que ir a otro compromiso.

-Veo a Sasuke más relajada, ¿las cosas entre ustedes están mejorando?-me preguntó mi padre, después de que les contará sobre los planes de mi esposa y como íbamos a necesitar su apoyo unos días más.

-Yo no tengo problema en seguir cuidando a mi nietos-dijo mi madre- Sarada es un amor y Kawaki un diablillo, pero me divierte bastante. Y estoy de acuerdo con tu padre, los veo un poco más relajados.

-Una buena revolcada es lo que necesitan ustedes dos.

-¡Abuelo!

Mi Abuelo ya no estaba muy lúcido y a veces decía cosas incongruentes, o más bien las decía de forma muy directa.

-Padre-le reclamó también mi papá, mi madre solo se río y mi abuelo pareció ignorar su advertencia.

-Creo que en esta ocasión concuerdo con tu abuelo-dijo mi madre-Ya sé que no quisieras hablar con nosotros de esto, pero ustedes dos tienen problemas...

-Mamá!-dije sintiéndome avergonzado-no son asuntos suyos.

Mi padre y ella se miraron con complicidad, asintieron y suspiraron.

-¿No les ha ayudado en eso el terapeuta?-cuestionó mi padre y deseé que me tragara la tierra en ese momento.

- Sasuke quiere vengarse de mí, ese es el problema. Quiere hacerlo pero a la vez no.

-No la culpa-sentenció mi madre y mi padre le dio un codazo- te lo mereces por tonto.

Nadie estaba de mi lado y seguramente todos estaban en lo correcto en que el que merecía un castigo era yo, pero en mi interior me sentía castigado todo el tiempo.





Por fin llegó el día en que me encontraría en Provenza con ella. Mi madre estaba más emocionada que yo, incluso me ayudó a hacer mi maleta. Y ahí llegó mi nuevo momento vergonzoso, mi mamá comenzó a esculcar todos los cajones de la habitación y entonces encontró la diversión de Sasuke y mía.

Me di cuenta porque se quedó callada, así que volteé hacia ella y me puse completamente rojo al notar lo que tenía en la mano.

-Mamá, yo ...

Mi séptimo errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora