Donde Haerin es una linda omega que tiene como novia a Danielle, una alfa que adora a su pareja. Ambas son felices juntas, eso hasta que Hae se entera que está esperando un bebé. Ahora vive con los nervios de que su alfa se entere.
Ese bebé se había...
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Los dolores comenzaron un viernes por la tarde y no se detuvieron hasta que tomó un baño de agua caliente e hizo algunos ejercicios de respiración, aun así todavía sentía incomodidad.
Haerin estaba lista para el parto, el cual, según la doctora, sería en cualquier momento.
Sin embargo, eso no evitaba el pequeño temor, ¿sería una buena madre? ¿Podría brindarle a su hija lo necesario?
En esos momentos Danielle siempre la consolaba y sus miedos se iban, pero al rato volvían, es que en el fondo algo le decía que sería una madre terrible.
Danielle notó cómo su omega estaba sentada en una de las sillas del comedor con rostro abatido, parecía decaída y ella sabía el porqué.
Con un suspiro, se acercó a su lobita.
Se sentó junto a su omega y con una sonrisa tranquilizadora acarició su cabello, de los ojitos de la omega brotaron un par de lágrimas, pero estas no terminaron de caer gracias a que Dani las limpió.
—¿Por qué sigues preocupada por eso, amor mío? —abrazó a su bebé y la confortó con su aroma a miel y canela.
—E-es que tengo miedo —murmuró bajito.
—Lo harás genial, bebé, lo haremos genial y nuestra hija tendrá todo lo que merece y más —afirmó la mayor con seguridad, aun si tuviera que sacrificar otras cosas le daría una buena vida a su cachorrita, también le daría lo mejor a su omega.
Cueste lo que cueste.
—¿Estás segura? —Hae sorbió por la nariz mientras la abrazaba con fuerza, la posición era algo incómoda por la panza de ya nueve meses que tenía, la cual era bastante grandecita.
Marsh asintió, muy segura.
—Todo estará bien,
Danielle en realidad no sabía si todo estaría bien, pero su bebé necesitaba esa afirmación, aunque incluso si todo sale mal, Danielle se esforzará para que todo se vuelva mejor para su familia.
Porque sí, eran su hermosa familia.
Ambas se abrazaron por un rato, Haerin pudo tranquilizarse y Danielle comenzó a conversar con emoción de cómo sería su bebé.
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