11: Nuestro secreto

48 7 0
                                    

Harry se siente de una manera que no puede explicar con palabras, es un sentimiento que nunca antes había experimentado, pero es lo más parecido a la felicidad que conoce. Y todo se debe a él, a Draco y su forma de hacerlo sentir querido.

Ese muchacho vanidoso, caprichoso y celoso se ha vuelto su todo. Él es la razón por la que despierta cada mañana con una amplia sonrisa y por la cual se duerme cada noche, sintiéndose tranquilo. También es por quien se la pasa cada clase distraída por mirarlo, aunque esto último no es nada nuevo. Lo diferente es que ahora, cada vez que voltea a ver a Draco se encuentra con que él ya está mirándolo y eso hace que su corazón se acelere y sus manos tiemblen de los nervios. Cuando sucede esto, Ron no puede evitar mirarlo con confusión y Harry tiene que fingir que nada está sucediendo. Justo como ahora.

—¿Por qué tiemblas? —pregunta el pelirrojo, mirándolo con atención.

—Eh... Yo... —murmura Potter, mirando hacia otro lado—. Tengo frío, eso es.

—¿Frío? —Ronald duda un poco, pero termina por asentir. Busca en su bolso su suéter y se lo tiende a su amigo— Toma, Harry. —dice, mirándolo. El nombrado sonríe ligeramente y le agradece en voz baja.

Mientras se ponía el suéter, sintió una mirada sobre él, así que giró encontrándose esos ojos grises, mirándolo con una ceja alzada. Le fue inevitable no reír un poco. Ron lo miró otra vez, pensando en que quizá su amigo tenía fiebre y le estaba afectando.

Hermione, quien tenía una vista perfecta de lo que estaba pasando, sonreía sin intentar evitarlo. Le encanta ver feliz a su amigo y quiere lo mejor para él, así que le alegra mucho verlo enamorado. Por otro lado, estaba Pansy, quien miraba a su compañero de asiento con una gran sonrisa burlona, mientras este se cruzaba de brazos, fingiendo molestia.

Al terminar la clase, todos los alumnos salieron rápidamente, chocándose entre sí. Exceptuando a ciertos jóvenes, que se quedaron un momento más en el salón, fingiendo tomarse su tiempo para guardar sus cosas. Cuando ya no hubo ninguna otra persona más que ellos dos, Draco se atrevió a caminar hacia Harry, quien sonrió al tenerlo cerca. El rubio lo abrazó inmediatamente y el ojiverde correspondió al abrazo. Desde hace rato necesitaban estar así de juntos, a pesar de que solo habían estado un par de horas separados.

Malfoy se alejó de pronto, recordando algo. El castaño, al comprender, comenzó a reír.

—¿Por qué Weasley te dio su asqueroso suéter? —le preguntó, frunciendo el ceño.

—Ron solo fue buen amigo y me lo dio al ver que tenía frío —respondió, riendo al decir lo último. Malfoy continuó con su ceño fruncido.

—Yo puedo darte el mío —susurró, señalando su propio suéter. A lo que Harry negó, sonriendo con ternura, haciendo que Draco se cruzara de brazos— ¿Por qué no, Potter?

—Porque... —susurró Harry, acariciando la mejilla del rubio con suavidad—. ¿No crees que sería extraño que aparezca en clases luciendo un suéter de Slytherin?

—¿A quién le importa? Además, no es solo un suéter de Slytherin es el que pertenece a tu ... —calló de repente, interrumpiéndose. La palabra que pasó por su mente no era la correcta, ¿pero entonces? ¿Cuál?

El ojiverde observó la duda aparecer en esos ojos que tanta ama ver y rápidamente besó los labios de Malfoy.

—Me encantaría que todos me vean usando el suéter de mi chico —respondió firmemente—. Pero puede traer muchas consecuencias y querrán saber a quién pertenece y tú dijiste que querías mantenerlo entre nosotros.

—Lo sé, bonito —murmuró el rubio, sonriendo esta vez—. Me muero de ganas porque el mundo se entere de que tú y yo estamos juntos, pero quiero un tiempo para nosotros, sin tener que dar explicaciones y sin imbéciles fisgoneando lo que hacemos.

Harry estaba completamente de acuerdo con Draco, pero esperaba que si la relación seguía haciéndose más fuerte, en algún futuro ya no fuera un secreto. Malfoy deseaba lo mismo, aunque una parte de él amaba cómo estaban las cosas, que solo sean ellos dos y nadie más. Un secreto de ambos.

El ojiverde decidió no decir nada más y le dio un suave beso a su chico, quien no tardó en corresponderle y así ambos salieron del salón para caminar hacia el gran comedor, antes de entrar, soltaron sus manos y fingieron indiferencia, o bueno, al menos intentaron, ya que seguían sin despegar los ojos del otro mientras cada uno se sentaba en su mesa. De esto solo se dieron cuenta sus amigos, quienes los saludaron a pesar de estar siendo ignorados por la parejita que seguía mirándose con amor.

—Si el plan era mantenerlo oculto, no funcionará por mucho tiempo —murmuró Hermione, viendo a Harry.

El ojiazul ignoró a su mejor amiga y continuó sonriendo, mientras su mirada seguía fija en aquel chico que lo traía suspirando. Ron, quien estaba a su lado, lo miró con duda. ¿Por qué Harry le sonreía a Malfoy? Y peor aún, ¿por qué el rubio también sonreía?

—Estoy viendo cosas que no son... Mi mejor amigo y el hurón se odian  —murmuró para sí mismo, pero su hermana logró escucharlo y soltó una risa suave—. ¿De qué te ríes, Ginny?

—Nada, Ronie, nada —responde la chica con burla.

Ella cree que su hermano será el último en darse cuenta de aquel romance que comenzaba a florecer entre el Slytherin y el Gryffindor.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 01 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Los chicos que no tenían opción Where stories live. Discover now