Capítulo Cincuenta y Uno

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Emiliano puso el freno de mano en el estacionamiento del Manchester City soltando un suspiro angustioso. Había pasado el fin de semana intentando comunicarse con Paula. Cada mensaje o llamada que había intentado siempre terminaba en nada, estaba claro que la morocha no quería hablar con él después de lo que habían hecho en el libertine, pero Emiliano necesitaba explicarse, quería tener una oportunidad de disculparse por haber actuado de forma tan impulsiva, aunque no se arrepintiera del todo, estaba convencido que le había generado más de un problema.

Las señales mezcladas que se habían estado mandando las últimas semanas lo tenían completamente confundido, su mente y su corazón se debatían constantemente sobre qué hacer y que sentir, por un lado quería perdonar a Paula y volver a sus brazos y al mismo tiempo no se le ocurría como una relación con ella podría llegar a funcionar. Estaba atormentado por sus propios sentimientos pero estaba dispuesto a enfrentar la situación y tratar de resolverlo.

Al entrar al club se llevó varias miradas, seguramente despertando curiosidad entre los trabajadores del City, incluso cruzó miradas con Julian, que negaba en silencio con la cabeza. Emiliano sabía que la araña estaba enojado por el escándalo que él había provocado en el cumpleaños de su novia, pero en ese momento lo único que le importaba era encontrar a Paula y poder aclarar las cosas con ella.

Después de dar un par de vueltas buscándola, la encontró. Paula estaba rellenando unos formularios en el despacho del ala médica, no se percató de la presencia de Emiliano hasta que él se aclaró la garganta y golpeó la puerta abierta con suavidad.

La expresión amistosa en el rostro de Paula se esfumó al ver de quien se trataba. Se notaba a la legua lo enojada que estaba, con Emiliano, con ella y con toda la situación en general. De pronto Emiliano sintió que quizás no había sido la mejor idea irla a buscar a su trabajo, pero el daño ya estaba hecho y tampoco es que tuviese otra alternativa, si quería hablar con ella tenía que buscar la manera.

— Antes que me empieces a ladrar —Se atajó el arquero, poniendo los brazos en alto en señal de rendición— Sólo quiero que hablemos, Paula, me estás evitando.

— No te estoy evitando —Respondió ella, dejando los papeles de lado— no tenemos nada de que hablar vos y yo

— Yo creo que sí —rectificó el marplatense— Lo que pasó el otro día...

Paula se puso de pie de un salto, sobresaltando a Emiliano. La morocha lo enfrentó directamente, mirándolo por primera vez a los ojos.

— No podés venir a mi lugar de trabajo a demandar que escuche las boludeces que tenés para decir —le escupió, sin una pizca de duda en la voz— te dije que no tenemos nada de que hablar y te pediría por favor que te vayas antes de que me traigas más problemas de los que ya me trajiste.

Mientras hablaba se había acercado a la puerta y ahora la sostenía, haciéndole señas para que se marchara, Emiliano supo que aquella no era la oportunidad de conversar con ella y simplemente se marchó, murmurando algo que Paula no logró entender. La morocha cerró la puerta cuando el arquero salió del despacho y recargó todo el peso de su cuerpo contra ella, solando un suspiro cansino.

No se podía permitir otra llamada de atención, si bien el Manchester City no había estado directamente salpicado por los rumores de conflicto entre Emiliano y Mason, la comisión directiva del club le había advertido que no querían ningún tipo de escándalo que pudiera afectar negativamente al club y ella lo entendía perfectamente.

Unos minutos después de que Emiliano se marchara, Julian golpeó la puerta del despacho para chequear que estuviera todo bien.

— ¿Qué quería? —preguntó el morocho, se le notaba en la voz que intentaba estar enojado más de lo que realmente estaba— ¿Qué te dijo?

Dibujando estrellas - Emiliano Dibu MartinezTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang