neighbour |alioli, smut.

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—Oli...—murmuró el pelirrojo. 

Acarició el torso desnudo de Oliver. Paseó sus dedos entre aquellos leves abdominales, e internó su mano en la ropa interior. Atrapó el miembro del castaño. Aún permanecía dormido. Era cómico, y excitante. Comenzó un movimiento constante. Ascendía. Descendía.

Depositó un beso sobre el cuello de Oliver. Inició un recorrido hasta el lóbulo de su oreja. Mordió levemente.

El castaño se removió. Ascendió sus párpados. Confuso. Liberó un gemido. Notificó los tatuajes de Alan. Su memoria los recordaba a la perfección. Aquel puma en su mano. Su dibujo preferido.

Notificó besos descendiendo por su mandíbula. Trazando una ruta distorsionada. 

Su erección era aumentativa.

—Buenos días —declaró Alan. Soltó una amplia carcajada. Rodeó las caderas de Oliver con sus piernas. Su mano ascendió su agilidad—. Estabas muy lindo durmiendo —lamió un pezón. Perfiló la circunferencia. Sus dientes presionaron levemente. Lograron una respuesta afirmativa: Oliver soltó una maldición.

—Espero que esto no sea un ¡sueño!

Dirigió sus ojos hacia Alan. Realizó una expresión propia de las caricaturas infantiles. Admiró los labios de Alan rodeando su glande. Deslizando su lengua por la extensión. Sujetando sus testículos en un masaje placentero. Ascendió levemente sus caderas. El pelirrojo sonrió. Internó la erección en su boca.

—¡Me cago en la puta! —golpeó la pared. Alan rió levemente—. No te rías de mí, joder. ¿Acaso quieres que te de una lección?

Alan bloqueó sus sensores. Cerró sus ojos. Ocultó su dentadura tras sus labios. Succionó levemente. Su lengua acarició la erección. Se aferró a ella.

Notificó un tirón entre sus cabellos. El rostro de Oliver era serio, pero el pelirrojo no logró evadir una pícara sonrisa.

—¿De qué coño te ríes? —cuestionó. Obligó a que se acercase. Atrajo sus mechones hacia él. Alan sintió la respiración de Oliver. Establecieron contacto visual—. Tengo una idea —Oliver relamió sus labios—. Vamos a hacer mucho ruido. Así la vecina de arriba bajará. ¿Recuerdas cuántas veces ha bajado a quejarse?

—¿Y qué más?

—Abres la puerta, y tratas con ella. Discutid un poco. El tiempo suficiente para que folle tu culo.

Sentenciada la explicación, Alan permitió ser azotado. Fueron veinte golpes. Su vecina acudió agitada. El ascensor estaba siendo revisado. Descendió los escalones. Su leve sobrepeso dificultó sus pasos.

Finalmente, golpeó la puerta.

Conocía la relación sentimental. No era homófoba. Quizás le resultaba extraño. Pero nunca perdió el respeto.

Alan dirigió sus ojos hacia Oliver. Permaneció oculto tras su camiseta. Apartó su ropa interior. Adoptó una posición sencilla. Impulsó el pomo. Realizó una apertura mínima.

—Buenos días —saludó la mujer. Alan notificó el miembro de Oliver. Una penetración rápida. La puerta se balanceó levemente—. ¿Os importaría hacer menos ruido? Es muy temprano y, bueno, mi hija me dejó a cargo de sus hijas.

—Perdone, pero...no estábamos haciendo ruido.

La erección de Oliver ardía. Su interior comenzaba a adaptarse. El dolor golpeaba sus rodillas. Percibía la mueca de la mujer.

Su actitud era incorrecta. Alan conocía sus condiciones actuales. Oliver realizó otro movimiento de caderas. Sus manos separaron las nalgas del pelirrojo, accediendo con mayor facilidad.

—Si tenéis algún problema grave, podéis contármelo —habló nuevamente la mujer—. Pero nunca me mientas. No tienes porqué.

—Yo...no la miento —presionó sus párpados.

—¿Algo va mal ahí adentro?

Un paso adelante. Alan negó su entrada.

Oliver ahogó una carcajada. Era una situación divertida.

Presionó piel contra piel. Hundió su erección hasta el límite. Alan liberó un leve gemido. La puerta se balanceó nuevamente.

—No...No pasa nada. Estamos haciendo tortitas.

—¿Y no me invitas a un café?

—Es que no tenemos café.

—Pues a un té.

—No tenemos té.

—Queno me mientas, Alan. Tu noviecito es británico. ¿cómo no vais a tener té?

Era verdad.

Las penetraciones aumentaron su ritmo. Alan colocó una mano sobre la pared. Evitó movimientos bruscos. Bloqueó sus palabras y sonrió. Dolorido. Víctima de la presión en su trasero. Oliver mordió su labio interior. Masturbó al pelirrojo, acelerando el orgasmo.

—Vamos, déjame pasar —retomó la palabra. El pelirrojo soltó una carcajada.

Giró su cabeza. Oliver mostró su dedo índice. Indicó que, en breves instantes, finalizarían su actuación. Movió levemente sus caderas. Acompañó los movimientos de Oliver.

La respiración del castaño comenzó a dificultarse. Alan apartó su trasero y abrió la puerta. La vecina accedió al hogar agradecida. Para su sorpresa, sintió un líquido espeso golpear su rostro.

—Bienvenida, señora Roberts.



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Wolas /u\ Os dejo un shot de alioli muy bonito. Mis niños...Puto Oliver. Yo amo a Alan porque es como "Pero, Oli, yo querida marmártela". Y OLI NO LE DEJA. Pero bueno.

QUERÍA COMUNICAR QUE ESTE JULIO SUBO UN NUEVO FIC DE JALEX (todos los veranos subo uno lmao). Para las que preguntéis: Sí, hay alioli

homosexual imagine ☹ españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora