XV

161 23 3
                                    

La luz del día hizo que el castaño abriera un ojo dándose cuenta que no se encontraba en su casa. Frunció el ceño al observar alrededor y percatarse que estaba en el departamento de Hanbin. Ni siquiera se acordaba como llegó ahí no tampoco como estaba tan cerca de él.

Hao se acomodó haciendo presión sobre su codo notando al pelinegro aún dormido boca arriba, su cuerpo le dolía como si 50 caballos hubiera pasado encima suyo.

Se acercó más al contrario con sus pocas fuerza y le empezó a dar besos en la mejilla, su intención no era despertarlo, sólo quería sentir por un rato que eran novios, no esperaba que este abiera los ojos tan rápido.

—Muévete —lo empujó —no me gustan las personas pegajosas

—Si no te gusta entonces, ¿porqué me trajiste aquí? —desafío, pero observó que Hanbin lo observaba con una leve sonrisa ladina

—¿Dices que yo te traje? —rió de forma sarcástica —si te dijera como llegaste hubieras preferido no recordar —tu viniste solito arrastrándote hacia mí y yo sólo abrí las puertas así como tu abriste las piernas para todo el salón de clases

—¿D-de q-qué hablas? —preguntó con nerviosismo

—¿Quieres que te recuerde todo lo que hiciste? —tomó su celular y le mostró el video en el cuál él salía muy feliz

—Yo... no recuerdo eso...

—Sí, claro

—Te juro, Hanbin —suplicó —no recuerdo nada de eso... yo... yo... —un pequeño flashback se le vino a la cabeza —lo único que me acuerdo es que me habían atado...

—En este video no parece que estés atado, es más, te ves muy feliz

—Me debieron haber drogado, por eso no me acuerdo de nada, yo...

—Y así te atreves a decir que yo te importo cuando te acostaste con todos... —Hanbin sabía que Hao estaba diciendo la verdad, pero lo estaba molestando a propósito para que este le siga suplicando

—Hanbin... tu en verdad me importas pero yo no me acuerdo de nada... en serio... ¿qué tengo que hacer para que me creas? —hizo un puchero. El pelinegro lo observó de reojo, quiso reírse ante su adorabilidad pero no quiso ceder tan fácilmente

—Mhm... debes darme un beso en la mejilla —mencionó y el castaño de inmediato le hizo caso dándole un beso en el lugar mencionado —dame más y quizás te crea —este hizo caso dándole besos en las dos mejillas pasando sus labios en toda su cara

—¿Ya me crees?

—No lo sé... aún sigo triste...

—¿T-triste?

—Me mentiste... cuando me prometiste que no lo harías...

—Quise explicarte... pero no sé si quieras escuchar

—Incluso si me explicas tampoco te voy a creer

—¿Y cómo piensas que te explique? —suspiró —en verdad te lo quería contar pero no lo hice porque tuve miedo...

—¿Miedo de mí?

—Miedo de que nuestra relación cambie... tu te había abierto conmigo y me contaste todo lo que pasó, así que me dio vergüenza que pienses que yo también quería algo tuyo...

—Si me lo contabas en ese momento no iba a pensar eso, ¿lo sabes, no?

—No lo sabía... yo... fui un idiota

—Lo eres

—Tu también lo eres... —ambos se miraron y soltaron un par de risas —de todas formas sigo molesto, aún siento que no te conozco nada...

Tough Love | HaobinWhere stories live. Discover now