❝ The Girl On The Screen ━ SAHYO | adaptación & traducción. ❞

29: Picture Of My Heart.

—¿Te quedarás a pasar la noche? — Sana le preguntó a JiHyo. Sus padres ya se habían acostado hacía horas, las dos chicas se habían quedado despiertas un rato más para ver una película.

—Sí, pero tengo que irme temprano mañana—. Respondió la muñeca.

—Está bien, tenemos toda la noche antes de eso—. La chica de ojos azules respondió con una sonrisa, besando el hombro desnudo de la menor.

—Sana, tus padres están aquí. — JiHyo discutió mientras la mujer mayor movía su cabello hacia un lado, colocando besos provocadores a lo largo de su cuello.

—Están durmiendo en la habitación de invitados de abajo, mi habitación está en el piso superior, además las paredes son gruesas en esta casa. No hay manera de que nos escuchen. Lo prometo—. Sana le susurró al oído a la muñeca antes de llevarla escaleras arriba.

JiHyo no discutió más, incapaz de rechazar a la chica de ojos azules de todos modos. Mientras subían las escaleras, se detenían de vez en cuando para besarse brevemente, luchando por mantener sus manos alejadas.

Tan pronto como llegaron a la habitación de Sana, JiHyo fue empujada contra la pared, besos implacables atacaron su cuerpo mientras manos exploradoras viajaban por todas partes de su forma. Sana le hizo una señal a la chica para que saltara, lo que hizo momentos después, riéndose mientras la mujer mayor la llevaba a la cama.

Sana sentó a la chica suavemente en el colchón, desabrochó con cuidado el vestido de la muñeca y dejó besos en su espalda. Tarareó mientras se lo quitaba a la joven, viendo a JiHyo vestida con el conjunto de lencería rosa claro que habían comprado en Saint-Tropez.

—Eres tan hermosa. Honestamente, eres tan hermosa que a veces me pregunto si eres real—. Sana habló en voz baja, acariciando la mejilla de la chica mientras le daba un beso en los labios.

JiHyo se acercó y desabrochó el vestido de Sana, que la chica se quitó momentos después. La joven juró que podría mirar a esa mujer para siempre, aquellos rasgos definidos nunca dejarían de dejar sin aliento a JiHyo.

Cuando Sana se subió encima de la chica más joven, sintieron que algo cambiaba entre ellas. En lugar de perseguir el placer y la realización, se tomaron su tiempo, dejando que el ardiente deseo creciera lentamente. Cada toque electrizante, cada beso los dejaba hambrientos de más, cada respiración entrecortada y desesperada.

Pronto se quitaron todas las prendas y sus pieles quedaron completamente desnudas una contra la otra. Los labios de JiHyo trazaron cada tatuaje en el cuerpo de Sana, ocasionalmente chupando puntos para colorear las líneas negras en tonos de rosa y morado. Los dedos de Sana entraron lentamente en la chica más joven, sus dedos se retorcían y curvaban dentro del núcleo de la muñeca, y pequeños gemidos se le escapaban.

—Mmhm... ah, así de fácil... mierda, te amo... te amo, Sana—. JiHyo gimió, separó más las piernas para que Sana pudiera montar su grueso muslo. La chica de ojos azules gimió cuando comenzó a montar el muslo de la muñeca, amando la idea de correrse juntas.

—Yo también te amo, Hyo... Mierda... A-ah, muchísimo...— dijo Sana, acelerando gradualmente.

Sana no estaba follándose a JiHyo, estaba haciéndole el amor. Incluso cuando empezaron a sentir que sus orgasmos aumentaban, lo único que se centraba era la necesidad de transmitir el amor que se tenían la una a la otra.

Y en ese momento el mundo que los rodeaba pareció desaparecer.

Todo lo que podían oír era una respiración entrecortada, todo lo que podían verse era la una a la otra y todo lo que podían sentir era calidez y amor.

Ese momento se convirtió en una imagen en sus corazones que nunca podría borrarse.

El vínculo del destino que las une y se graba en lo más profundo de sus corazones.

Y sin importar lo que sucediera, sabían que nunca más se sentirían solas.