Capítulo 35

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Estuviste una semana y media aproximadamente en cama. Era agradable, te subían la comida, te llevaban al lavabo. Increíblemente Merle no tuvo reparo en dejar que Daryl siguiera cuidando de tí, pero esta vez él lo vigilaba un poco más. Por si las moscas.

Pero ya había llegado el momento, te sentías perfectamente y decidiste ponerte de pie después de mucho tiempo. Primero solo te sentaste en la cama y estiraste tus músculos. La habitación estaba desolada, Merle estaría ocupándose de Nora en el piso de abajo, Daryl cazando, parecía su pasión.
Aúnque no sabías que solo se habia enfrascado en eso para no pensar tanto en su atracción, que aún seguía creciendo por tí. Y de Jonh, solo sabías que Merle le había insistido en que ya podía irse, bueno, no se lo dijo con delicadeza. Pero este insistía en quedarse un poco más, "por si acaso" " por la salud de la bebé" Te parecía bien.

Te pusiste de pie lentamente, tu cuerpo estaba algo debilucho por la falta de movilidad y ejercicio.

—Oh, que maravilla es andar sin ese peso y esos dolores— te dijiste.

•••

—Oye, ¿Qué haces de pie?— cuestionó Merle al verte bajar las escaleras. Él estaba leyendo un libro mientras Nora descansaba en su otro brazo.

Daryl estaba montando algo que no pudiste reconocer en el centro del salón.

—Callate, que estoy harta de estar tumbada cómo una inútil y además— Te volviste a estiras, calentando tus músculos.— Ya era hora de comer algo decente en esta casa— Bromeaste aprovechando que Jonh no estaba.

No sabías que volver a cocinar te pondría de tan buen humor, corriste hacia la cocina.

—Ya te digo— Comento Merle dándote toda la razón, desde hace días que se encargaba de cocinar Jonh y aveces Merle prefería ni siquiera probarlo.

—Es verdad...— Daryl también concordaba, él no era caprichoso como Merle pero quería volver a probar tus manjares.

—Por cierto ¿que es eso? ¿Qué estás montando?— Le preguntaste al menor.

—Merle me tiene de esclavo montando una especie de...—Ni el se acordaba bien de que era.

—Es para dejar a Nora jugar a sus anchas, sin preocuparnos, esa parte del suelo está acolchada y rodeada de mayas—Termino de explicar Merle.

—Ah sí, ahora lo ubico— Recordaste verlo en uno de los almacenes que visitaron en tus primeros meses de embarazo.

Sacaste algunas ollas, esto de moverte con agilidad era un privilegio ¿Por qué no lo apreciabas antes?

—¿Tenemos carne?

—Si, en el congelador— Respondió Merle.

— ¿Qué os apetece más, una hamburguesa o...—Pensate— una lasaña?

Lasaña— Respondieron a la vez. La hamburguesa era tentadora también, pero tú lasaña era insuperable.

—¿Pues lasaña será y de postre?

Ambos hombres agudizaron el oído, un postre sería un privilegio, hacia meses que no probaban uno de los tuyos.

—Tarta de queso, si no es molestia— Sugirió Daryl, le había encantado tu tarta de queso.

— Yo prefiero una de manzana, nena, pero como quieras— dejó caer Merle sin despegar la vista de su libro. Apoyaste tus manos en tus caderas, era obvio que usaba el privilegio de ser tú pareja, su opinión tenía que tener más pero. Y si se te ocurrirá hacer la de queso, se pondría a pensar que preferías a su hermano. Maldito chantajista emocional, pensate.

Merle DixonWhere stories live. Discover now