« Duelo »

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—No sé en qué condiciones está el apartamento. Sólo espero no te sorprendas si encontramos todo fuera de lugar. 

—No te preocupes MinHo, si te incomoda el desorden puedo ayudarte a ordenar. 

—¿Cómo podría hacerte eso? eres mi invitado de honor Lee TaeMin. 

Giro la llave en el cerrojo y en ese instante siento una presión en el estómago. La ansiedad comienza a hacerse presente y no me dejará las cosas fáciles, no esta noche, y al parecer comenzará a acecharme de ahora en más. 

Me detengo antes de llevar mi mano hacia el picaporte y al parecer TaeMin se percata de esto. Bendito sea mi amigo y el destino, si es que éste intervino entre nosotros para que podamos conocernos, pues el castaño toma mi mano antes de que pudiera siquiera coger la empuñadura de la puerta al darse cuenta que mis dedos comenzaron a temblar. 

Observo a mi amigo de soslayo y él me recibe con una sonrisa suave en el rostro, su mirada demuestra una confianza digna de un premio, o incluso de perderse en ella puesto que no hay nada más honesto que aquello que veo en esos ojos que me observan con atención. 

Desvío la vista hacia abajo y trago saliva algo nervioso, como si algo extraño me pasara por la mente y mi instinto quisiera correr de aquello que sucede en mi interior. Sin embargo no puedo evitar querer capturar ese pensamiento. Porque sé de que se trata, y aunque esté perturbado por todo lo acontecido en el día, no puedo correr de la naturaleza y sé que tarde o temprano ésta me atrapará. 

—MinHo, podemos dar una vuelta por la ciudad si no quieres entrar a tu apartamento.

La suave voz de TaeMin interrumpe el curso de mis pensamientos. Y vaya que tengo suerte, de veras se lo agradezco, de no ser por eso aún me estaría perdiendo entre esa incógnita de palabras y oraciones que no sé a dónde me iban a llevar. 

—Estoy bien TaeMin —suspiro con algo de pesar—. Solo que se siente raro no poder entrar a tu propia casa, ¿sabes? 

—Sí, entiendo. Tómate tu tiempo, no tienes que apresurarte tampoco. 

La luz del pasillo se apaga de golpe y lo único que se puede distinguir en aquella oscuridad sepulcral son las pequeñas luces rojas que resaltan en las extensas paredes del corredor del edificio. TaeMin estira su mano un poco y hace ruido con la bolsa plástica que cuelga de su muñeca, de esta manera enciende las luces, luego, yo observo su rostro nuevamente cuando la luz vuelve a encenderse y con una sonrisa, asiento decidido a ingresar a mi morada. 

—Estoy listo. 

Digo aún sosteniendo la mano que tenemos entrelazadas con TaeMin y giro el picaporte para luego ingresar a mi propia casa; pero no estoy solo, esta vez me encuentro con él, quién una vez estuvo presente en el momento en que casi no cuento lo acontecido en Divas.

« More Than Friends »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora