¹⁵| 𝕾𝖎𝖓 𝖘𝖔𝖓𝖗𝖎𝖘𝖆𝖘.

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Aquí estoy, tirada boca abajo en mi cama, con la mirada fija en el techo de piedra de mi habitación

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Aquí estoy, tirada boca abajo en mi cama, con la mirada fija en el techo de piedra de mi habitación. Cada piedra parece juzgarme, recordándome la discusión con Draco, la pérdida de Cedric, y la presión que siento aplastándome el pecho. No tengo fuerzas para moverme, ni siquiera para llorar más. Estoy vacía.

Seraphine se mueve por la habitación con una energía que me resulta ajena. Escucho el sonido de sus libros cerrándose, su uniforme acomodándose, su varita deslizándose en su bolsillo. Ella está lista para enfrentar otro día, pero yo no puedo.

—Anneliese, ¿no vienes a clases? —pregunta, su voz llena de preocupación.

No respondo. No puedo. ¿Cómo explicarle que cada parte de mí se siente como si estuviera rota, que el simple acto de respirar me parece una tarea monumental?

—Anneliese, por favor, habla conmigo.—insiste Seraphine, y puedo sentir su mano en mi hombro, un gesto de consuelo que no logra penetrar la niebla de mi desesperación.

—No puedo... —mi voz es un susurro, una confesión de mi derrota. —No puedo enfrentar a nadie hoy.

Seraphine se sienta al borde de mi cama, sus ojos llenos de una preocupación que me resulta familiar. Puedo sentir su mirada sobre mí, incluso cuando evito su contacto visual.

—Si no vas a clases, especialmente a Encantamientos, tus calificaciones van a sufrir. Ya sabes lo importante que es tu promedio este año. —dice, intentando apelar a mi sentido de responsabilidad.

Pero las palabras de Seraphine rebotan en mí como si hubiera una barrera invisible. Las calificaciones, los exámenes, todo parece tan trivial ahora, tan insignificante.

—No me importa. —respondo, mi voz es un murmullo ahogado por la almohada. —Nada de eso importa ahora, Seraphine.

Escucho un suspiro frustrado escapar de sus labios, y puedo imaginarla pasándose una mano por el cabello, una señal de su propia inquietud.

—Anneliese, por favor. No puedes dejar que todo lo demás te afecte de esta manera. Tienes que levantarte, tienes que seguir adelante. —insiste, pero sus palabras son como una canción en un idioma que ya no entiendo.

Cierro los ojos, deseando que pudiera cerrar también mis oídos, mi mente, mi corazón. Deseando que pudiera desaparecer en la oscuridad que me llama.

—Déjame sola. Solo por hoy. —digo finalmente, y aunque mi petición es suave, es firme.

Hay una pausa, un momento de silencio que se extiende entre nosotras como un abismo. Luego, siento la cama moverse cuando Seraphine se levanta.

—Está bien. Pero estaré aquí si me necesitas. No lo olvides. —Su voz es un hilo de calidez en la frialdad de mi desolación.

La puerta se cerró con un clic suave, pero no pasó mucho tiempo antes de que Seraphine volviera a entrar, como si hubiera olvidado algo importante. Se acercó a mi cama y se sentó, su expresión era seria.

𝗦𝗘𝗥𝗘𝗡𝗗𝗜𝗣𝗜𝗧𝗬 | ᴅʀᴀᴄᴏ ᴍᴀʟғᴏʏ's ғᴀɴғɪᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora