¿Que pasaría si Petunia Evans también tuviera magia?
¿Que cosas cambiarían en la historia?
¿Qué destino le deparará a las hermanas Evans?
¿Que verdades saldrán a la luz?
La saga y los personajes de Harry Potter le pertenecen a J.K Rowling.
El lugar donde se encontraban cambio y ahora estaban en la misma habitación en la que recientemente habían entrado.
— Siendo sincera, ese no era el asunto que nos trajo aquí en un inicio... verás, Anne, gracias a la loca de Flora, me enteré de un secreto muy importante que nos concierne a las dos.
— ¿Y yo qué tengo que ver, linda? —La mirada nerviosa que la pelirroja y su padre compartían le daban un indicio de que lo que estaba a punto de escuchar era realmente importante y tal vez no muy bueno. — Me estás asustando, por favor, ya dime qué es lo que sucede.
— Marcus y Flora Evans...no son mis padres biológicos — el tono de voz bajo considerablemente — Mi tío Anthony era amigo de mi padre "real", cuando él me dejó con mi papá Marcus le dijo que... que mi madre ya no podía hacerse cargo de mí nunca más y que él sin importar que iba a volver por mí... mis padres, ambos eran magos Anne.
— Mi hermano, antes de morir, me dijo el nombre de su madre y de la hermana de ella — la atención ahora estaba en el único hombre de la habitación —. También dejo una foto.
Petunia de una de las bolsas de su vestido sacó una fotografía de apariencia antigua que abrazo contra su pecho.
— ¿Cuál... cuál era el nombre de tus padres biológicos? — El corazón de Annabeth Flemont latía cada vez más rápido.
— Stefan Rosier y Adhara Flemont — finalmente su corazón se detuvo así como el tiempo para todos en esa habitación o por lo menos así lo sintió la joven mujer
Lágrimas y más lágrimas salían de los hermosos ojos de la dueña de la librería. Petunia le tendió la fotografía y los sollozos de la mujer solo aumentaron más.
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— Mi sobrina... mi chiquita, eres tú — más que una pregunta era una afirmación —. Todos estos años buscándote y sufriendo por ti y estabas más cerca de lo que nunca pensé.
— Ahora entiendo por qué, cuando nos conocimos, me mirabas de esa forma —agregó la menor acercándose a la mujer para limpiar las lágrimas de esta.
— Me recordabas mucho a ella y a mi madre — confirmó — Por algunos meses creí que tú eras mi sobrina desaparecida, pero al pasar los meses y que la confianza entre nosotras creciera me obligué a dejar de creerlo, aún más cuando me contaste la historia del complicado y milagroso nacimiento de las "mellizas" Evans
Cuando la joven bruja salió de ver los recuerdos de su hermana, comenzó a llorar y a negar con la cabeza.
— No, no, no, no — la pobre niña tenía la mirada perdida —. No, esto no está pasando... tú eres mi hermana... mi melliza... tú eres mi persona.
