Capítulo 16

591 87 38
                                    

Narrador

La felicidad en ese día ya había llegado a su fin, así como la luz de la mañana que se esconde llegada la noche, ambos coreanos sin saber lo que le pasaba al otro, cada uno tenía algo con lo que lidiar hoy, mañana y hasta que todo acabará.

No puedes ignorar los problemas y seguir viviendo, porque los problemas vivirán siempre contigo. En la vida de estos dos chicos que recién comenzaban su romance, los problemas estaban desbordándose, simplemente por el hecho de quizás haber tomado una mala decisión o tal vez fue por no saber hasta que punto iban a llegar.

Pero simplemente fue porque ninguno de los dos podía ver el futuro y sin saber se lanzaron al mar aún ignorando si la marea o las olas se pondrían agresivas más tarde, porque no puedes ver el futuro, solo te lanzas y lo haces esperando un buen resultado o siquiera que una parte resulte bien, solo eso, porque ni el abogado ni el agente sabían que tan fuertes serían las consecuencias de sus actos. Pero, ¿Habían pensado en las consecuencias? Sí, lo habían hecho al igual que habían pensado en una relación feliz y tranquila, un sueño iluso que todos en alguna ocasión tendemos a imaginar: "Nosotros dos juntos, si nos amamos todo estará bien, nadie podrá interferir en lo nuestro y puede que para finalizar, podamos pasar el resto de nuestra vida juntos" sí, pero a veces no resulta ser así porque en el camino hubo algo que los separó o porque la fuerza de voluntad no era tanta.

Pero este no era el caso, y cuando la noche se acabará, el sol saldría de nuevo y alumbraría con todo su resplandor a ese par de chicos enamorados...

[...]

El recuerdo borroso de los sucesos anteriores se estaban haciendo presentes en la mente del abogado, este abría los ojos lentamente mientras sentía su cabeza reventar del dolor.

Recuperó la consciencia gradualmente y al estar completamente despierto, observó su entorno; la oscuridad rodeaba el lugar en dónde estaba, al parecer era una habitación ligeramente iluminada por la luz que se filtraba debajo de la puerta.

El olor a humedad junto con otras cosas desagradables le hacían compañía a Lee Won; las manos del pelinegro estaban esposadas a la pared, junto con sus piernas y tobillos que cargaban con lo que parecían ser cadenas bastante pesadas...

—¿Qué es este lugar? ¿Un sótano? —se preguntó.

Durante un buen rato estuvo intentado liberarse de sus ataduras, pero las heridas de bala que aún tenía no lo dejaban tranquilo, le sorprendía no haber muerto pues sus heridas no habían sido tratatas y las balas seguían en su cuerpo...

—No pensé que llegarás a sobrevivir —dijo una voz masculina mientras la puerta se abría y revelaba a un rubio casi tan alto como Caesar con una sonrisa orgullosa.

La luz de afuera encandiló los ojos de Lee Won por lo que tardó un par de segundos en adaptarse para poder ver al hombre.

—¿Te comió la lengua el gato? —encendió la luz mientras cerraba la puerta detrás de sí.

Al hacer esto, Lee Won pudo ver la habitación con más claridad, no tenía casi nada allí, el lugar tenía las paredes llenas de moho y dentro solamente había una camilla de hospital con una mesa al lado y unas cuantas cosas más, por otra parte, en un rincón se encontraba algo bastante peculiar, una sábana cubriendo algo tirado en el suelo; de allí salía un olor bastante desagradable, al enfocar bien la vista, Lee Won pudo ver cómo los gusanos se asomaban debajo de la tela, su pulso de heló al darse cuenta de lo que era eso: el cadáver de alguien.

Condena de Rosas (Taekjoo x Lee Won)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora