Treize

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❝La Luz antes de La Tempestad❞

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La Luz antes de La Tempestad

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'Año desconocido. Dos años después de la gran batalla; Cair Paravel, Narnia.

En el corazón del castillo de Cair Paravel, los primeros rayos del sol despuntaban sobre el horizonte, iluminando suavemente la habitación del rey Peter. Entre las sábanas de seda, Peter y Aldara se despertaban lentamente, disfrutando de los últimos momentos de calma antes de enfrentar un día lleno de responsabilidades reales.

La morena despertó con su pelo enredado, y con una sonrisa juguetona, se giró hacia Peter. —Por Aslan. Dormí increíble. —dijo, para levantar sus brazos y estirarse.

Peter rió, acomodándose mejor en la almohada, con un cansancio impalpable. —Buen día linda. Es muy temprano, hay que volver a dormir.— carcajeo, para tirar a Aldara hacia él, y besar su cuello con suavidad.

Sin embargo, su tranquilidad se vio abruptamente interrumpida por el sonido inconfundible del golpe en la puerta. Los ojos de ambos se abrieron de par en par cuando escucharon la inconfundible voz de miss Umbrige.

Ambos habían crecido y madurado, si, pero habían cosas que aún estaban prohibidas para el Rey y la General. No podían verlos juntos.

—¡Rey Peter! Espero no estar interrumpiendo nada importante, pero necesito discutir ciertos asuntos de suma urgencia. —la anciana articuló con ansias.

Aldara, con el corazón en la garganta, se levantó rápidamente enredándose entre las sábanas, haciendo que el rubio quedara al aire, que empezó a vestirse con rapidez. Mientras que ella buscó desesperadamente un lugar donde esconderse. Encontró su salvación en el balcón, justo a tiempo antes de que cierta persona también tocara la puerta.

—¡¿Pet?! Soy Susan, ¿Podemos pasar?— la hermana del chico también tocaba la pieza de madera con ansias. ¿Porqué mejor no convocamos a todo el reino esa mañana a la habitación de Peter?

La ojimarron ya escondida en el balcón, quiso que la tierra la tragase, y literalmente, estaba tomando en cuenta aquella idea.
Peter, tratando de parecer lo más natural posible, se sentó en su gran escritorio y sonrió nerviosamente. —¡Sí, pasen! — y así ambas mujeres entraron en los aposentos del joven. —Buenos días, profesora Umbrige, hermana, Reina Susan, La Benevola ¿no? —el ojiazul se enredó entre sus palabras por el nerviosismo, y la General se golpeó la frente en frustración al escuchar lo evidente que era. —¿Qué puedo hacer por ustedes tan temprano?

Susan miró con sospecha y confusión al rubio, y la jefa de la Corte Narniana, lo miró con suspicacia, sus ojos escudriñando cada rincón de la habitación. —No es común que venga tan temprano, lo sé su alteza, me disculpo, pero hay ciertos documentos que requieren su atención inmediata, desde ya. Y es por eso que aquí vengo junto a su Majestad, Susan; más sin embargo no encontré a la Suprema General en sus aposentos, así que iniciaremos los 3 con estos documentos—.

The Last She |Peter Pevensie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora